Ya hemos tenido debate parlamentario pero seguimos sin tener respuestas a las grandes preguntas del caso Bárcenas. El Presidente ha contestado sólo a lo que ha querido contestar y lo ha hecho con contundencia y con convicción ante los suyos. Sin embargo, para los grupos de la oposición todas sus grandes cuestiones han quedado en el aire:
- El PSOE ha preguntado: ¿Cómo explica la antigüedad de una contabilidad que se ha redactado durante 19 años? ¿Cabe imaginar al señor Bárcenas inventándose una contabilidad falsa por lo que pudiera pasar veinte años después? Rajoy ha ignorado la pregunta.
- IU ha preguntado directamente al Presidente: “¿Llamó usted al Presidente de la Audiencia Nacional para evitar que la esposa de Bárcenas hiciera el paseíllo? Rajoy ha ignorado la pregunta.
- UPyD ha planteado por qué se mantuvo a Bárcenas en su cargo y se recurrió a ese “despido en diferido”. Rajoy ha ignorado la pregunta.
El debate parlamentario de hoy parece, pues, haber servido sobre todo para convencer a los ya convencidos: en el PP la palabra que algunos de los barones utilizaban para definir a Rajoy era “espléndido, como el brandy” y en el PSOE, Rubalcaba se ha ganado el tan disputado aplauso de los suyos en ocasiones.
Quizá ese sea el objetivo final de este debate: reforzar opiniones porque en ningún momento se han aclarado los hechos.
Quizá es que los hechos no se pueden aclarar en sede parlamentaria. Eso malician los socialistas. Uno de los responsables de la estrategia del PSOE explica por qué: “Si Rajoy dice la verdad ante Rubalcaba, tiene que decirla después ante Ruz”.
Al margen de los quizás, hay una certeza: las preguntas siguen sin respuesta.