«El presidente Obama habló duramente de nuevo el lunes, advirtiendo que Occidente está considerando todas las opciones, incluida la intervención militar. Sólo un día antes, su jefe de gabinete, William Daley, se quejó de que «muchas personas hablan alegremente de la zona de exclusión aérea; hablan de ello como si fuera un videojuego» Unos días antes, el secretario de Defensa, Robert Gates, dijo que una zona de exclusión aérea podría requerir una enorme y prolongada operación, un argumento cuestionado por algunos estrategas militares.»
No estamos ansiosos or ver a Estados Unidos involucrado en otro conflicto en el mundo musulmán. El envío de tropas estadounidenses sería un desastre. Pero alguna manera hay que encontrar para apoyar el levantamiento de Libia y detener la matanza del coronel Muammar el-Gaddafi contra su pueblo. A pesar de nuestra superioridad aérea aplastante, la prohibición a la aviación militar libia de volar supondría un riesgo para los pilotos estadounidenses y de la OTAN. ¿Y qué pasa si el coronel Gadafi da la orden de seguir? ¿Estados Unidos y sus aliados continuarían patrullando los cielos? (THE NEW YORK TIMES) DIARIO DEL PUEBLO.- Según una encuesta mundial de 2010, realizada por el centro de investigaciones Pew, "Sólo en China existe una porción aplastante de la población (87 por ciento) que están satisfechos con las condiciones nacionales. Por lo tanto," China es país con mayor grado de aceptación del estatus político imperante." La revista "Time" de EEUU informó el 7 de marzo: "Hay una diferencia crucial, de ahí que las expectativas de la llamada “Primavera de Pekín” sean prematuras”. En el Oriente Medio y Norte de África, incluso en países con un crecimiento económico decente, los gobiernos son vistos como el problema. En China el "régimen" es considerado como el ingeniero de la expansión económica más espectacular del mundo. Incluso cuando el resto del mundo sufría bajo la crisis, China se mantuvo a flote. EEUU. The New York Times Las opciones de Washington en Libia La administración Obama está lanzando tantos mensajes contradictorios a Libia que está embotando cualquier posible presión sobre el régimen libio y debilitando la credibilidad de Estados Unidos. Es peligroso hacer amenazas si no estás preparado para seguir adelante. Retorcerse las manos en público es aún peor. El presidente Obama habló duramente de nuevo el lunes, advirtiendo que Occidente está considerando todas las opciones, incluida la intervención militar. Sólo un día antes, su jefe de gabinete, William Daley, se quejó de que "muchas personas hablan alegremente de la zona de exclusión aérea; hablan de ello como si fuera un videojuego" Unos días antes, el secretario de Defensa, Robert Gates, dijo que una zona de exclusión aérea podría requerir una enorme y prolongada operación, un argumento cuestionado por algunos estrategas militares. No estamos ansiosos por ver a Estados Unidos involucrado en otro conflicto en el mundo musulmán. El envío de tropas estadounidenses sería un desastre. Pero alguna manera hay que encontrar para apoyar el levantamiento de Libia y detener la matanza del coronel Muammar el-Gaddafi contra su pueblo. El martes, sus fuerzas parecían estar ganando impulso, ya que de nuevo se volvieron a lanzar aviones de combate contra la oposición. A pesar de nuestra superioridad aérea aplastante, la prohibición a la aviación militar libia de volar supondría un riesgo para los pilotos estadounidenses y de la OTAN. ¿Y qué pasa si el coronel Gadafi da la orden de seguir? ¿Estados Unidos y sus aliados continuarían patrullando los cielos? Cuando Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia impusieron una zona de limitación aérea en Irak tras la guerra del Golfo de 1991, inmovilizaron en tierra los aviones y helicópteros y se detuvieron las matanzas de kurdos en el norte y chiítas en el sur. Se prolongó durante 12 años. Estados Unidos no debe actuar por su cuenta. Mientras el Sr. Obama y su equipo sopesan las opciones militares, también deben trabajar concienzudamente los canales diplomáticos para ver si pueden reunir un poderoso apoyo internacional. Gran Bretaña y Francia están redactando una resolución que pide a Naciones Unidas una zona de exclusión aérea. No está claro que pueda ser aprobada. Rusia dijo que se opone a la acción militar, China reaccionó fríamente a la propuesta. La OTAN está de consultas sobre Libia toda la semana, con los ministros de planificación de la defensa reuniéndose en Bruselas el jueves. Turquía y algunos otros aliados están poniendo obstáculos a una zona de exclusión aérea. Un respaldo confiable del mundo árabe parece absolutamente esencial. Durante mucho tiempo, los líderes árabes instaron en privado a Estados Unidos actuar –en contra de Saddam Hussein, en contra de Irán– al tiempo que en público denunciaban las acciones estadounidenses. El lunes, el Consejo de Cooperación del Golfo exigió que el Consejo de Seguridad imponga una zona de exclusión aérea. Los ministros de Relaciones Exteriores de la Liga árabe deberían hacer lo mismo cuando se reúnan en una sesión de emergencia el sábado. Egipto y algunos otros Estados miembros disponen de los recursos militares para participar. No es mucho más lo que los Estados Unidos y sus aliados pueden hacer en este momento. La OTAN ha ampliado la vigilancia aérea sobre Libia desde 10 hasta las 24 horas del día para reunir información sobre movimientos de tropas libias. Se debe encontrar una manera pertinente de compartir información con los rebeldes. Sin disparar un solo tiro, se puede sembrar la confusión entre las fuerzas libias interfiriendo sus comunicaciones. Todos los grandes Estados deben ponerse de acuerdo sobre la forma de aplicar el embargo de armas que Naciones Unidas ha impuesto. Los Estados Unidos y sus aliados han dado pasos importantes en la presión al coronel Gadafi y sus compinches a ceder el poder, incluyendo la congelación de activos y la prohibición de viajar. Dudamos que el coronel Gadafi nunca dé por recibido el mensaje. Pero con la presión suficiente, sus compinches y sus jefes militar podrían abandonarlo – para salvar su propio pellejo. Los manifestantes valientes que derrocaron a Hosni Mubarak en Egipto y a Zine el-Abidine Ben Alí en Túnez han inspirado al mundo e infundido miedo a los autócratas de izquierda – basta tan sólo mirar a China. Sería un desastre si el coronel Gadafi lograra aferrarse al poder descuartizando a su propio pueblo. THE NEW YORK TIMES. 8-3-2011 China. Diario del Pueblo China y Oriente Medio: dos geografías distintas Jiang Shangyu Hasta el pasado 26 de febrero, los disturbios en Libia habían dejado más de un millar de muertos, 600 de ellos sólo en Trípoli, la capital, de acuerdo con cálculos conservadores de Naciones Unidas. Además, un millón de personas han escapado al conflicto en que hoy hierve la nación norafricana, necesitada ahora mismo de ayuda humanitaria, al decir de Valerie Amos, Secretaria General Adjunta de Naciones Unidas para Asuntos Humanitarios y Coordinadora de Ayuda de Emergencia. Las imágenes de televisión muestran una ola de refugiados que huyen de Libia para llevar una vida errante, sin saber "lo que les espera" y cuando podrán regresar a casa. Esto nos entristece, al hacernos partícipes de la amarga verdad de que la crisis nacional se ha cebado con especial saña en los ciudadanos comunes. Desde finales de 2010, los disturbios se habían extendido por una franja del norte de África y el Oriente Medio, promoviendo el caos. El mismo caos que algunas personas en el extranjero y dentro de China, quisieran promover acá, mediante aviesos llamados por Internet a intentar sublevaciones en las algunas arterias principales del país, en lo que se ha dado en llamar “política callejera”. Pero China, que conste, no es el Medio Oriente. El pueblo chino, como tantos otros, anhela la paz y estabilidad duraderas. Mejor alimentados y vestidos hoy, los chinos se esfuerzan por alcanzar aún mejores condiciones de vida, plenamente conscientes de que la premisa para el progreso es la estabilidad nacional y una sociedad armoniosa. En los últimos 60 años después del nacimiento de la nueva China, y especialmente en los últimos 30 años de reforma y apertura, la nación china ha conocido la prosperidad y un repunte notable del poderío nacional general. Los chinos temen a las turbulencias y desean de corazón la paz, la estabilidad y la armonía. Así, se esfuerzan en buscar el desarrollo y mejores medios de vida, concentrándose mayoritariamente en este empeño. Por lo tanto, los contados fabricantes de problemas se quedarán con las ganas de sembrar cizaña. La dirección del Partido Comunista de China (PCCh) ha colocado sólidas bases en años recientes, gracias a lo cual Beijing acogió los Juegos Olímpicos de 2008, Shanghai la Expo Mundial de 2010 y Guangzhou los Juegos Asiáticos de 2010. No menos relevancia tuvieron las labores de socorro tras el terremoto de Wenchuan, en 2008, y más tarde en Yushu, así como los esfuerzos para hacer frente al impacto de la crisis financiera mundial, y la reciente evacuación de 30.000 ciudadanos chinos en Libia. Todos coronados con éxito. Otrora nación subdesarrollada y paupérrima, China es hoy la segunda economía mundial en términos de producto interno bruto. Todas estas hazañas se deben a la sabia dirección y orientación científica del PCCh. Los progresos constantes logrados con la reforma del régimen político se han inspirado en la normalización e institucionalización de la dirección del Partido, la supresión de los mandatos vitalicios entre la dirigencia política y la creación de una administración pública nacional. Según una encuesta mundial de 2010, realizada por el centro de investigaciones Pew, "Sólo en China existe una porción aplastante de la población (87 por ciento) que están satisfechos con las condiciones nacionales. Por lo tanto," China es país con mayor grado de aceptación del estatus político imperante." La revista "Time" de EEUU informó el 7 de marzo: "Hay una diferencia crucial, de ahí que las expectativas de la llamada “Primavera de Pekín” sean prematuras”. En el Oriente Medio y Norte de África, incluso en países con un crecimiento económico decente, los gobiernos son vistos como el problema. En China el "régimen" es considerado como el ingeniero de la expansión económica más espectacular del mundo. Incluso cuando el resto del mundo sufría bajo la crisis, China se mantuvo a flote. Además, los chinos disfrutan de la libertad para participar en la práctica de la gobernanza y deliberar sobre los asuntos de gobierno bajo el actual marco jurídico y el sistema democrático. Los dirigentes chinos siempre se han plegado a la voluntad pública y se empeñan en hacer frente a los problemas sociales surgidos en el curso de la reforma, por medio del desarrollo. En sus deliberaciones sobre los objetivos del 12º Plan Quinquenal (2011-2015) y el Informe sobre la Labor del Gobierno, diputados de la APN y miembros del Comité Nacional de la Conferencia Consultiva Política del Pueblo Chino (CCPPCh) han estado reflexionando sobre cómo solucionar mejor los problemas debatidos en sus respectivas comisiones. Sólo mediante el desarrollo y la reforma se conseguirá avanzar en ese sentido. Por supuesto, cuando se resuelvan los problemas existentes, otros nuevos saldrán a la palestra, y la sociedad seguirá avanzando en el proceso de superar los problemas. Pero "la política callejera" sólo puede resultar en caos social y conducir la sociedad china al estancamiento. En pocas palabras, China no es Medio Oriente. Cualquier intento por trasladar los conflictos de esa región a nuestras calles terminará en el más estrepitoso fracaso. DIARIO DEL PUEBLO. 11-3-2011