Noticias en la prensa revelan que la Brigada policial que investiga la red de corrupción conocida como caso Gürtel considera que existen bastantes indicios de financiación ilegal del PP a nivel nacional entre 1996 y 1999, mediante un sistema de «doble facturación», «mitad en negro» y «recursos ajenos a lo formalmente reconocido». La denuncia de esta trama corrupta afecta al PP, pero también ha aparecido en el PSOE, en el tripartito catalán y en otros partidos nacionalistas. Nepotismo y corrupción impunes resultado de la existencia de unas burguesías burocráticas regionales con un poder autonómico omnímodo, nucleado en torno a uno u otro partido.
La llamada trama Gürtel ha alcanzado la magnitud judicial de 17.000 folios de exediente. Folios que contienen las actuaciones iniciadas por el magistrado Baltasar Garzón, hasta que se inhibió, y por los Tribunales Superiores de Justicia de Madrid y de la Comunidad Valenciana. Este es un índice del grado de nepotismo y corrupción al que han llegado las castas políticas locales. Y lo que es peor, lo que ha impedido hasta ahora su eliminación. La impunidad en la que se han desarrollado sus actuaciones nepotistas y corruptas. Impunidad que manifiesta todo su esplendor cuando los modernos caciques autonómicos resultan elegidos repetidas veces, como pasa con el PP en la Comunidad Valenciana y con el PSOE en Andalucía. Impunidad existente porque las camarillas burocráticas no sólo han establecido lazos íntimos con constructoras e inmobiliarias, en el seno de las cajas de ahorros, con empresas clientelares, hay también lazos con el poder judicial que se encarga de garantizarla. Como en el caso Gürtel que Juan Luis de la Rúa, presidente del Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana (TSJCV), afirmó públicamente sentirse “feliz” de que Camps le considerara “más que un amigo”, no vio motivo para abstenerse en la causa estando Camps imputado y, a renglón seguido, firmó el archivo del caso. Este sistema lleva ya bastantes años funcionando con corrupta “legalidad”. Un proceso cada vez más acelerado de integración política, administrativa, económica y judicial de las burguesías burocráticas regionales. Porque estamos hablando de Comunidades como la valenciana, la andaluza, la madrileña y la catalana. Estamos hablando de feudos intocables, regímenes de poder que se aprovechan de la aplastante y prolongada hegemonía electoral, que controlan ingentes recursos públicos con absoluta impunidad. Sistema, profundamente antidemocrático, con tal grado de nepotismo, corrupción e impunidad que hace absolutamente urgente la regeneración democrática en España.