Mientras prepara la ejecución de la independencia, el president de la Generalitat, Carles Puigdemont, se empeña en colocarse a la cabeza del «80% de catalanes» que apoyan el “derecho a decidir”.
Pero estas matemáticas son una trampa, pues sus sumas y restas están falseadas.
La verdadera línea divisoria está ya situada no en el referendum sino entre quienes respaldan la independencia y quienes la rechazan. Estas son las cuentas que no interesan a Puigdemont… porque en ellas obtendría una contundente derrota.
Puigdemont esgrime como “aval democrático” a sus proyectos de ruptura la mayoría absoluta de diputados independentistas en el parlament catalán.
Hagamos las cuentas. En el parlament catalán Junts pel Sí -la coalición en la que integró la ex Convergencia y ERC- obtuvo 62 diputados, y las CUP ocupa 10 escaños más. La suma da un total de 72 escaños -cuatro más del límite de la mayoría absoluta, fijado en 68- de las fuerzas que apoyan la independencia.«En Cataluña existe una amplia mayoría de progreso y una amplia mayoría contra la independencia»
Pero este mapa político ya no se corresponde con la realidad catalana. Las últimas elecciones autonómicas se celebraron en 2015, entonces no existía En Comú, la fuerza que ha ganado las dos últimas elecciones generales en Cataluña. Su irrupción, desde una posición contraria a la independencia, ha cambiado la correlación de fuerzas política en Cataluña.
Pero si contamos el conjunto de votos en las elecciones que dieron lugar al actual parlament catalán, la realidad es antagónica a la de la “mayoría independentista” que esgrime Puigdemont. El 52,76% de los votantes catalanes votaron el 27-S a formaciones que se enfrentaban a la independencia, y solo un 47,24% lo hicieron por las candidaturas que defendían la fragmentación. Pero si lo medimos respecto al censo electoral, resulta que solo un 36,81% de los catalanes fueron a votar para apoyar la fragmentación. Mientras un 63,19% del censo en Cataluña se negó a encuadrarse en el voto a las formaciones independentistas.
Sí o No a la independencia, esa es la cuestión
Puigdemont hace abiertamente campaña por el sí a la independencia, pero quiere contar como apoyos propios a todas las fuerzas que apoyan la celebración de un referéndum, aunque se hayan posicionado con claridad contra la ruptura.
Vamos a contar los apoyos, para comprobar donde esta la mayoría y donde la minoría en la sociedad catalana. Pero en torno al respaldo o al rechazo a la independencia, que es lo que realmente está en juego.
En el campo del apoyo a la independencia están partidos como el PDeCAT, la ex Convergencia de Mas y Pujol, ERC y las CUP, junto a organizaciones sociales como la Assemblea Nacional Catalana, Omniun Cultural o la Associació de Municipis per la Independencia -que agrupa a los alcaldes y concejales de los partidos soberanistas-.
En el campo del No a la independencia están el resto de partidos catalanes. Desde Ciudadanos, el PSC o el PP… hasta En Comú, la formación de la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau.
Se equivocan quienes suman a En Comú a las fuerzas que apoyan la ruptura porque respaldan la celebración de un referéndum. Sus dirigentes, desde Ada Colau a Xavier Doménech, se han manifestado públicamente contra la independencia y han rechazado un referéndum unilateral.
Puigdemont y la ex Convergencia incrementan los ataques y presiones contra En Comú. Necesitan su participación para crear una mayoría que permita enfrentar con garantías de éxito su órdago de ruptura.
Pero En Comú no es una fuerza independentista, y su irrupción representa a una parte de la mayoría social progresista cuyas aspiraciones son antagónicas a las de los Mas y Puigdemont.
La dirección de En Comú se ha negado a participar en la reunión que Puigdemont había convocado, llamando a las fuerzas partidarias del referéndum pero que en realidad pretendía avalar su estrategia de ruptura.
Y entre las bases y votantes de En Comú el apoyo a la ruptura se limita un 24% en todas las encuestas.
Los principales sindicatos, desde CCOO y UGT hasta USO, que agrupan a miles de afiliados en Cataluña, también se han posicionado contra la independencia. El nuevo secretario general de CCOO, Javier Pacheco, ha declarado que “este sindicato nunca apoyará un referéndum unilateral” y que “parte de los recortes ejecutados durante la crisis no se han revertido por culpa del procés”. Y el CSIF, sindicato mayoritario entre los empleados públicos, se ha movilizado para defender a los funcionarios que rechazan la independencia.«Los límites que enfrenta Puigdemont para dotarse de una mayoría a favor de la independencia no están solo en Madrid, sino principalmente en Cataluña»
Las matemáticas de Puigdemont son falsas. Lo que existe en Cataluña es una mayoria social que se niega a aceptar la independencia.
Todas las encuestas, desde las de los medios contrarios al referéndum a las de la propia Generalitat, así lo confirman.
Cogiendo como referencia el sondeo publicado por el Centre d´Estudis d´Opinió, dependiente de la Generalitat, en un hipotético referéndum ganaría el No a la independencia por 4,2 puntos. Y en los últimos diez meses, al ritmo de la radicalización del procés, los partidarios de la ruptura se han reducido en 6,1 puntos.
Otras encuestas señalan que más de dos tercios de los catalanes se enfrentan a la celebración de un referéndum unilateral, y a las maniobras para imponer una independencia exprés. Y que la mayoría independentista en el parlament, que hoy sirve a Puigdemont de aval democrático no volvería a repetirse si se celebrasen elecciones.
Los límites que enfrenta Puigdemont para dotarse de una mayoría a favor de la independencia no están solo en Madrid, sino principalmente en Cataluña.