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Las elecciones en Grecia muestran las limitaciones polí­ticas de los mercados

Esto no es un buen presagio para Europa en 2015. El martes, la decisión de Grecia de adelantar las elecciones presidenciales de febrero a diciembre generó pérdidas del 12,8% en la Bolsa de Atenas y disparó la rentabilidad de la deuda pública a diez años del país de 0,75 puntos porcentuales al 8%.

Por una parte, esta reacción es totalmente comprensible. Los inversores temen que el actual Gobierno de coalición no consiga captar los votos necesarios de los diputados para elegir un nuevo presidente, lo que provocaría un adelanto de las elecciones generales. Eso podría llevar a una victoria del partido de izquierda Syriza, lo que probablemente supondría un estancamiento de la reestructuración de la deuda con Europa y quizás avivaría los temores de una disolución de la eurozona.

Sin embargo, la reacción del martes es un tanto desconcertante. Por una parte, los mercados tenían claros los riesgos a los que se enfrentaban. Lo único que ha cambiado es la fecha de las elecciones presidenciales. A fin de cuentas, el cambio no modifica los factores esenciales de la situación: es decir, que el Gobierno de coalición necesita el apoyo de 25 parlamentarios en la votación final del 29 de diciembre para evitar unas elecciones.

Quizás los mercados esperaban que entre diciembre y febrero el Ejecutivo recabara más apoyos. Sin embargo, esa posibilidad parece remota. Otra conclusión que podría extraerse es que los mercados no afrontan los riesgos políticos hasta que los tienen encima. Lo mismo ocurrió hace unos meses en Reino Unido cuando los sondeos mostraron que los votos favorables a la independencia en Escocia eran muy superiores a lo que se esperaba.

La noticia despertó un aumento de la volatilidad y fuertes oscilaciones de la libra. Esto debería preocupar a los inversores. De hecho, en 2015 se celebran elecciones en Reino Unido, España, Portugal y Finlandia. En algunos casos, el resultado es más incierto de lo habitual, dada la situación económica de Europa y el auge de nuevos partidos como el Partido de la Independencia en Reino Unido y Podemos en España. En el primer caso, la relación de Reino Unido con la UE en su conjunto podría cuestionarse. A la vista de lo que ha ocurrido en Grecia, la protección frente a la volatilidad debería ser una parte esencial de la artillería de los inversores para el año que viene.