Los diferentes centros de poder, nacionales e internacionales, la banca y el Ibex-35 por un lado y las clases populares por otro presionando por llevar la formación de gobierno al terreno de sus intereses.
Expresidentes como Rajoy y Felipe González, el Banco Santander o medios internacionales piden que se cierre “un gobierno estable”, para que gobierne el PSOE sin depender de Unidas Podemos y los independentistas, ni de las exigencias de Podemos. Incluso con un acuerdo de gobierno con Ciudadanos.
En este marco, la línea encabezada por Albert Rivera, apostando a pactos con el PP como principal opción con el apoyo de Vox, y su negativa a una posible investidura de Sánchez, genera cada vez más contradicciones. Y ha hecho aparecer ante la opinión pública dos sectores claramente diferenciados en torno a si facilitar o no una opción de gobierno estable invistiendo a Pedro Sánchez.
Estos dos sectores ya aparecieron desde el mismo momento en que se conocieron los resultados de las elecciones del 28 de abril con la amplia victoria del PSOE. Pero sobre todo, tras los resultados del 26 de mayo en puntos sensibles como los ayuntamientos de Barcelona y Madrid.
La línea encabezada por Rivera, apostando a pactos con el PP con el apoyo de Vox, y su negativa a una posible investidura de Sánchez, genera cada vez más contradicciones
El apoyo del sector crítico aliado con Manuel Valls en Barcelona a la investidura de Ada Colau, para evitar que Maragall, representante de la élite del procés, se hiciera con la alcaldía de la capital de Cataluña, provocó las primeras rupturas. A Valls le siguió uno de los fundadores de Ciudadanos, Francesc de Carreras. Y las críticas de Luis Garitano, responsable de la política económica de Ciudadanos y líder del partido en el parlamento europeo.
Ahora la dimisión de Toni Roldán, exportavoz económico, diputado y miembro de la ejecutiva permanente; de Javier Nart, eurodiputado y miembro de la ejecutiva ampliada; de Juan Vázquez, líder en Asturias, exrector de la Universidad de Oviedo; y de Miguel López Bachero, exsecretario de programas de Murcia, causando baja total en el partido, ha puesto de manifiesto que la fractura llega hasta el núcleo duro de Albert Rivera.
La fractura sigue abierta
Los partidarios de romper con la dependencia de los votos de VOX, facilitar la investidura de Sánchez y abrir una vía de “negociación” con el PSOE forzaron una votación en la Ejecutiva y aunque siguen siendo minoritarios, mantienen abierto el debate. Rivera ganó con el apoyo de 24 de los 36 miembros de la ejecutiva, pero con 7 votos críticos con sus posiciones, entre ellos algunos tan significativos como el candidato de Castilla y León, Paco Igea, o los diputados Nacho Prendes por Asturias, Marta Martín por Alicante y Orlena de Miguel por Guadalajara.
Toni Roldán expresaba en su despedida las posiciones del sector crítico por el “giro a la derecha” y el “No a Sánchez”.
“No soy yo el que ha cambiado, ha sido el partido…. El giro a la derecha desvirtúa sus tres banderas originarias; el reformismo, la regeneración y la batalla contra el nacionalismo”.
“¿Cómo vamos a combatir la confrontación si nos convertimos en azules?”
“¿Cómo podemos construir un proyecto liberal en España si no somos capaces de confrontarnos con la extrema derecha?”
La fractura sigue abierta, ¿hasta dónde y qué repercusiones va a tener entre las bases de afiliados, simpatizantes y votantes de Ciudadanos?