Pedro Sánchez acaba de sacar adelante en el Consejo Federal del PSOE una importante renovación de la estructura del partido en una situación compleja e imprevisible. Con una crisis económica y social agudizada por la guerra de Ucrania, una inflación galopante y un escenario incierto bajo la subida de los tipos de interés por el BCE. Y tras los malos resultados cosechados por el PSOE en las tres últimas citas electorales autonómicas de Madrid, Castilla y León y Andalucía. ¿Pero cuáles son las auténticas claves de esta nueva remodelación en el partido que dirige el gobierno de la nación en coalición con UP?
Aunque desde el mismo Partido Socialista hay quienes ven estos cambios como la culminación de una remodelación que habría empezado en el Congreso de Valencia en octubre del año pasado, la renovación es más profunda.
El nombramiento de la actual ministra de Hacienda, María Jesús Montero, como vicesecretaria general del PSOE, sustituyendo a Adriana Lastra como número dos del partido. El de la ministra de Educación, Pilar Alegría, como portavoz nacional del partido. El de Miquel Iceta como nuevo secretario de Memoria Democrática. Y el de Patxi López, que asume como portavoz la dirección del grupo socialista en el Congreso. Son los nombramientos más significativos.
Además se configura un nuevo núcleo duro conformado por nueve personas para dirigir el partido, de las cuales cinco son ministros del Gobierno. María Jesús Montero, Pilar Alegría, Miquel Iceta, la ministra de Política Territorial y portavoz del gobierno Isabel Rodríguez y el ministro de la Presidencia, Felix Bolaños. Junto con el director del Gabinete de la Presidencia del Gobierno Óscar López; la actual portavoz del grupo socialista en el Senado, Eva Granados; el secretario de Organización y número tres del partido Santos Cerdán y Patxi López.
En el camino se han sacrificado algunos de los más fieles colaboradores de Pedro Sánchez que creyeron en él desde el principio.
Pero con la nueva estructura se quiere ganar peso político y nuevos perfiles históricos del partido incorporando a algunos de los que en la batalla de 2017 por la dirección del partido apoyaron a otros oponentes distintos a Sánchez, como Patxi López, el lehendakari cuando ETA anunció que dejaba de matar, y que ahora puede aportar firmeza frente al discurso de la derecha. Y se envía un mensaje claro: de unidad y de la importancia de la cohesión interna del partido para afrontar los inciertos próximos meses, cuanto menos hasta las elecciones a finales de 2023.
Las tres claves
(1) Hay que afrontar una crisis económica y social agudizada por el alargamiento de la guerra y sus consecuencias, dominada por la incertidumbre.
Una inflación disparada que ahonda el abismo social entre una mayoría de la población que cada día ve cómo se hunde el poder de sus salarios, pensiones y rentas; y por otro lado unos grandes grupos capitalistas, eléctricas, bancos, monopolios de la electricidad y los carburantes, las grandes cadenas que controlan los alimentos y hasta las farmacéuticas…, que no paran de “inflar” sus beneficios.
Afrontar una crisis económica y social agudizada por el alargamiento de la guerra y sus consecuencias
En el reciente debate del Estado de la Nación, Pedro Sánchez anunció una hoja de ruta orientada a la izquierda, con un plan de medidas, entre las cuales se apuntaba, por primera vez, a un impuesto sobre beneficios a bancos, energéticas… Esta en la primera clave para entender no solo los cambios sino el devenir de los acontecimientos.
El malestar social recorre las venas de la sociedad, que se puede ver aún más indignada con el alargamiento de la guerra y si a los calores del verano se suman los rigores del invierno bajo nuevos recortes energéticos. Sobre todo cuando lo que siente la población es que las medidas del gobierno contra la inflación no las notan en sus bolsillos.
Una crisis económico-social que ya es también una crisis cada vez más política, y que desde la crisis italiana, donde la ultraderecha aspira a gobernar, amenaza con extenderse a más regiones de la UE.
(2) Hay que continuar con el reparto y la gestión de los 144.000 millones de euros de los Fondos de Recuperación Europeos. Esta es la segunda clave.
Un reparto sobre el que se empiezan a acumular también cada vez más incertidumbres. Sometido, por un lado, a las exigencias de la oligarquía financiera y monopolista española y el gran capital extranjero para acaparar la mayor parte de los proyectos y el dinero, tal y como fijaron en la Asamblea de la CEOE de 2020. Por otro, a las reformas pendientes, sobre todo la reforma de las pensiones para ampliar los años de cotización para el cálculo de las pensiones, que puede significar hasta un recorte de las pensiones futuras. Y en tercer lugar a cómo puedan afectar al reparto de los fondos UE comprometidos las medidas con las que el BCE quiere rebajar la inflación, pero que pueden acabar rebotando en una crisis de deuda y recortes en los países superendeudados del sur de Europa como Portugal, Italia, España o Grecia.
Continuar con el reparto y la gestión de los 144.000 millones de euros de los Fondos Europeos
(3) La tercera clave es el cumplimiento de los compromisos adquiridos en la Cumbre de la OTAN que se acaba de celebrar.
El gobierno de España se ha comprometido a incrementar los gastos en Defensa hasta un 2% del PIB, lo que podría suponer una escalada progresiva de más de 13.000 millones de euros “oficialmente” reconocidos, pero que podrían llegar hasta los 25.000 millones en los próximos siete años, teniendo en cuenta el conjunto de inversiones militares y compra de armas, como los 20 nuevos cazas Eurofighters comprometidos por Sánchez.
Por otra parte, queda pendiente llevar al Congreso el debate para la reforma del convenio bilateral entre España y EEUU para cumplir con el otro compromiso: aumentar la presencia militar norteamericana en Rota, con dos nuevos destructores y otros 600 militares más.
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Las fuerzas políticas y el horizonte de las elecciones
Si en lo económico domina la incertidumbre, en el tablero político está todo por decidir.
Según las últimas encuestas publicadas durante los días previos e inmediatos al debate de la nación, la tendencia general que marcan todas apunta en la misma dirección: Feijóo se dispara y aspira a gobernar, aunque para ello necesitaría el apoyo de Vox, que se estanca. Mientras, el PSOE tiende a la baja y UP (todavía sin encuestar el posible efecto Yolanda Díaz) perdería hasta un tercio de sus escaños.
Incluso el último sondeo de julio del CIS de Tezanos da al PP por encima del PSOE en intención de voto, por primera vez desde abril de 2018. El PP sería el partido más votado con el 30,1% de los votos, casi 2 puntos por encima del PSOE (28,2%).
Según las encuestas el PP se movería en una horquilla entre 129 y 159 diputados, con más del 30% de los votos. El PSOE entre 97 y 93, con menos del 25%. Vox entre 54 y 37 y el 15%. Unidas Podemos entre 26 y 16 y entorno al 10% de intención de voto. Ciudadanos desaparecería en todas las encuestas.
A partir de septiembre se abre un electrizante nuevo curso político en el que está por ver cómo va a repercutir en la situación el nuevo plan de medidas del gobierno. Si en la izquierda del PSOE hay el anunciado “efecto Yolanda” capaz de revertir la tendencia bajista de UP.
Está por ver si el PP con Feijóo consolida su tendencia, con qué propuestas políticas y sus posibles relaciones con Vox.
Y planeando por encima de todos cómo se mueve la situación internacional, la guerra y sus consecuencias, las medidas del BCE…