«Sin embargo, algunos detalles clave del paquete no son claros. Los 440.000 millones de euros serán financiados a través de un vehículo de propósito especial garantizado por los Estados participantes. ¿Pero cómo pueden financiar las garantías algunos Estados que podrían llegar a necesitar la ayuda? ¿Los Estados más fuertes como Alemania tendrían que cargar con la mayor parte del peso? ¿Cómo funcionarán las condiciones ligadas al plan? ¿Es este un paso a un bono común para la euro zona que finalmente desembocaría en una unión fiscal?»
Si la auesta falla, se corre el riesgo de que se socialicen las pérdidas a través de un mecanismo de transferencia fiscal opaco. La euro zona ya está siendo transformada. La necesidad de prevenir que el mercado de bonos de los gobiernos europeos colapsara por completo era urgente. Pero el precio es una dura austeridad, un paso más hacia una Europa federal y el rescate de los inversionistas privados. Los contribuyentes aún podrían rechazar esas tres ideas. (THE WALL STREET JOURNAL) LE MONDE.- La pregunta es si no es ya demasiado tarde y si el plan, más allá de la reacción inicial positiva observada en los mercados durante la mañana del lunes, será capaz de conseguir una calma duradera. De entrada, anunciar la creación de un fondo de 750.000 millones de euros para ayudar a los países débiles, es de alguna manera respaldar que España y Portugal experimentará dificultades extremas durante los próximos meses. La propia zona euro está dispuesta a liberar 500.000 millones de euros, lo que se hace para convencer, pero inquieta también. Es por medio de nuevas deudas como los países de la zona euro se procurarán el dinero. Es a través de una deuda adicional cómo los europeos dicen luchar contra una crisis debida a la deuda. Es cavando nuevos agujeros como se pretende rellenar otros. Planes de rigor por un lado, préstamos a mansalva por otro… EEUU. The Wall Street Journal La zona euro apuesta la casa Richard Barley Los líderes de la zona euro, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Central Europeo ha presionado el botón rojo que decía "no presionar" con un paquete de préstamos, garantías, canjes y compras de bonos por cerca de US$ 1 billón (millón de millones). ¿Funcionará? Esta estrategia de "choque y sorpresa" desató un auge inmediato de alivio, pero aún quedan algunas preguntas por resolver y su éxito final aún no ha sido asegurado. De cualquier forma, representa una gran apuesta política para restaurar confianza a los mercados y tendrá consecuencias profundas. La escala del acuerdo, particularmente el tamaño de la contribución del FMI, 250.000 millones de euros (US$318.000 millones) y el grado de cooperación internacional, sorprendieron a los inversionistas. Los 750.000 millones de euros del paquete representan cerca del 8% del PIB de la euro zona, una cifra sin duda significativa. Como resultado de ello, las acciones se dispararon, el euro subió, los diferenciales de crédito se redujeron y los bonos griegos, italianos, irlandeses, portugueses y españoles generaron grandes ganancias el lunes. Pero el otro lado de la moneda fue que el rendimiento de los bunds alemanes también se disparó parcialmente reflejando una reversión de la tendencia a la seguridad de la semana pasada, pero también marcando potencialmente el inicio de una convergencia a largo plazo de los rendimientos de la eurozona. La crisis de la deuda ahora ha sido inyectada al propio sistema. Sin embargo, algunos detalles clave del paquete no son claros. De los 500.000 millones de euros para el mecanismo de Estabilización Financiera de Europa, 60.000 millones de euros serán tomados del presupuesto de la Unión Europea, siguiendo las directrices de un fondo existente que fue creado para ayudar a miembros de la UE no pertenecientes a la euro zona que enfrenten dificultades. Los otros 440.000 millones de euros serán financiados a través de un vehículo de propósito especial garantizado por los Estados participantes. ¿Pero cómo pueden financiar las garantías algunos Estados que podrían llegar a necesitar la ayuda? ¿Los Estados más fuertes como Alemania tendrían que cargar con la mayor parte del peso? ¿Cómo funcionarán las condiciones ligadas al plan? ¿La financiación estará disponible cuando sea necesaria? ¿Es este un paso a un bono común para la euro zona que finalmente desembocaría en una unión fiscal? Preguntas similares rodean la decisión del Banco Central Europeo de comenzar a comprar valores de deuda pública y privada, un giro asombroso que se anunció días después que el propio banco dijera que comprar bonos no era un tema sobre la mesa. No está claro cuál será la escala y las fechas de las compras, o cómo se esterilizarán. ¿Es este tan sólo un esfuerzo simbólico? El que el BCE termine financiando déficit que los acreedores privados no desean tocar sería un golpe devastador a su credibilidad. El paquete en general representa una apuesta enorme por la disposición de los gobiernos y su habilidad para implementar medidas de austeridad y la disposición y habilidad de los votantes para tolerarlas y que los mercados ahora tendrán confianza en estos esfuerzos. No toca las preocupaciones subyacentes sobre su solvencia. Si la apuesta falla, se corre el riesgo de que se socialicen las pérdidas a través de un mecanismo de transferencia fiscal opaco. La euro zona ya está siendo transformada. La necesidad de prevenir que el mercado de bonos de los gobiernos europeos colapsara por completo era urgente. Pero el precio es una dura austeridad, un paso más hacia una Europa federal y el rescate de los inversionistas privados. Los contribuyentes aún podrían rechazar esas tres ideas. THE WALL STREET JOURNAL. 10-5-2010 Francia. Le Monde Un tratamiento de choque que no lo cura todo “Movilización general”, “respuesta masiva” es el vocabulario militar que ha acompañado el anuncio del plan de rescate del euro presentado el lunes, 10 de mayo, por la mañana en Bruselas por los líderes europeos. Frente a los ataques sin precedentes de los mercados, son armas de destrucción muy pesadas las que han salido: creación de un fondo de intervención de 750.000 millones de euros, acción coordinada de los principales bancos centrales, compra directa de bonos del Estado por el institución de emisión europeo. Hay, por supuesto, que celebrar el hecho de que los europeos finalmente hayan logrado superar sus diferencias. Bienvenido sea también el comprobar que después de meses de dilaciones y vacilaciones que dejaron que el caso griego contaminara la zona euro, se haya tomado medida de la gravedad de la crisis y entendido la necesidad de frenar el ritmo de su acción en los mercados. Es cierto que la presión de estos últimos se había intensificado de tal forma que no había más remedio que ponerse de acuerdo, a no ser que se quisiera sumir al sistema financiero mundial en un caos similar al que siguió al colapso de Lehman Hermanos. La pregunta es si no es ya demasiado tarde y si el plan, más allá de la reacción inicial positiva observada en los mercados durante la mañana del lunes, será capaz de conseguir una calma duradera. De entrada, anunciar la creación de un fondo de 750.000 millones de euros para ayudar a los países débiles, es de alguna manera respaldar que España y Portugal experimentará dificultades extremas durante los próximos meses. La propia zona euro está dispuesta a liberar 500.000 millones de euros, lo que se hace para convencer, pero inquieta también. Es por medio de nuevas deudas como los países de la zona euro se procurarán el dinero. Es a través de una deuda adicional cómo los europeos dicen luchar contra una crisis debida a la deuda. Es cavando nuevos agujeros como se pretende rellenar otros. Planes de rigor por un lado, préstamos a mansalva por otro… Otro punto inquietante es la pérdida de credibilidad del Banco Central Europeo. Su presidente, Jean-Claude Trichet, ya tuvo que aceptar la participación del FMI en el Plan de rescate a Grecia después de haberse opuesto públicamente. Ha tenido que aceptar que su institución compre directamente bonos del gobierno –lo que equivale a "monetizar" la deuda– después de haber descartado totalmente una eventualidad así hace tres días. Eso significa tragar un montón de sapos y culebras para el BCE, que hasta ahora era la única institución europea capaz de inspirar confianza entre los grandes inversores internacionales. Sobre todo, este plan no ofrece la menor pista para remediar para remediar los defectos estructurales de la Unión monetaria que la crisis ha puesto de manifiesto: ausencia de gobernanza económica y de solidaridad presupuestaria, brechas de competitividad entre los países, problemas de crecimiento, e incluso de solvencia, a largo plazo, de los países del Sur. El plan de urgencia permitirá acabar con la fiebre, no curar la enfermedad. LE MONDE. 10-5-2010