La victoria de Evo y las nuevas amenazas

«El presidente no sólo resultó reelecto sino que su partido, el MAS, consiguió lo que parecí­a imposible: la amplia mayorí­a parlamentaria de dos tercios necesaria para instrumentar las leyes que permitirán dar vida a la Constitución del Estado plurinacional y avanzar hacia la refundación del paí­s».

Pero ongamos los pies sobre la tierra. Ni Estados Unidos ni las oligarquías se resignan a estos tiempos nuevos de nuestra América y si no aceptan ni moderadas reformas mucho menos van a cruzarse de brazos ante la consolidación de los procesos revolucionarios en Venezuela, Ecuador y Bolivia ni perdonar a Cuba su carácter de pionera y su apego a los principios revolucionarios. El golpe de Estado en Honduras es el precedente creado por Washington para interrumpir por la fuerza los procesos de cambios sociales y político por vía electoral en América Latina. (ALAI) ASIA TIMES.- Debido a que el presidente de EEUU Barack Obama ha estado hablando recientemente sobre la posible cooperación con China en el espacio, y que los informes de supuestos actos de espionaje económico chino en los EEUU están en aumento, el público de EEUU está expuesto a todo tipo de mensajes contradictorios acerca de China y sus intenciones. "A diferencia de sus predecesores de ambos partidos desde la Segunda Guerra Mundial, el presidente Obama se ha embarcado en una gran estrategia que parece relegar a los Estados Unidos a la condición de sólo ‘uno entre muchos’. El presidente ha rechazado firmemente la idea del particularismo de América y el estatus de Estados Unidos como la nación indispensable. Este es un cambio radical y peligroso. Por supuesto, el presidente Obama, como sus predecesores, también desea la paz y la prosperidad, pero descubrirá que el orden liberal mundial que proporciona la paz y la prosperidad no surge espontáneamente. Debe ser asegurado por el poder americano". Ecuador. Alai La victoria de Evo y las nuevas amenazas Ángel Guerra Cabrera La resplandeciente victoria electoral de Evo Morales expresa la fuerza moral de un gobierno hecho suyo y defendido por una mayoría de bolivianos de casi todos los sectores. El presidente no sólo resultó reelecto sino que su partido, el MAS, consiguió lo que parecía imposible: la amplia mayoría parlamentaria de dos tercios necesaria para instrumentar las leyes que permitirán dar vida a la Constitución del Estado plurinacional y avanzar hacia la refundación del país. Hay un dato revelador y es la abrumadora afluencia de electores, ascendente a más del 90 por ciento de los registrados según cálculos preliminares, algo con lo que no pueden ni soñar las llamadas democracias avanzadas puesto que sus ciudadanos cada vez creen menos en ellas; más relevante aún considerando la amplitud de un padrón electoral que se acerca a la inclusión de toda la ciudadanía en edad de votar. Ello es una prueba de la creciente participación política en el país andino, particularmente de sus pueblos indios, muchos de cuyos integrantes no existían legalmente hasta la llegada de Evo al gobierno y por lo tanto no ejercían el derecho al sufragio, pues durante siglos fueron marginados y privados de todos sus derechos. Digan lo que digan los pulpos mediáticos, los avances económicos, políticos y sociales de Bolivia demuestran que Evo ha hecho un excelente gobierno, caracterizado, eso sí, por la defensa de la soberanía nacional y de los intereses de las mayorías, que así lo reconocen como lo prueba la copiosa votación que recibió, casi diez puntos por encima de cuando fue electo por primera vez. ¿Cuántos presidentes pueden presumir un respaldo igual? Esta victoria, como apuntó el propio Evo, no es sólo de Bolivia sino de todas las fuerzas y gobiernos antimperialistas y seguramente constituirá una fuente de inspiración, de enseñanzas y un gran estímulo para movimientos populares e indígenas de otros países de la región que aún no han logrado colocar en la presidencia a uno de los suyos e iniciar un proceso de cambios. Lo mismo puede decirse de los gobiernos progresistas, cuyos pueblos y líderes reciben como propia la noticia de este triunfo. Pero pongamos los pies sobre la tierra. Ni Estados Unidos ni las oligarquías se resignan a estos tiempos nuevos de nuestra América y si no aceptan ni moderadas reformas mucho menos van a cruzarse de brazos ante la consolidación de los procesos revolucionarios en Venezuela, Ecuador y Bolivia ni perdonar a Cuba su carácter de pionera y su apego a los principios revolucionarios. El golpe de Estado en Honduras es el precedente creado por Washington para interrumpir por la fuerza los procesos de cambios sociales y político por vía electoral en América Latina. Ahora el imperio afirma cínicamente, a coro con sus más estrechos aliados en la región que condena el golpe pero reconoce las “elecciones” organizadas por el gobierno golpista con candidatos golpistas, arbitradas por instituciones golpistas en un país bajo toque de queda y donde la mayoría de los electores no concurrió a votar precisamente por considerar ilegítimo el chanchullo montado por la dictadura. Es muy importante que la cumbre del Mercosur se haya pronunciado categóricamente por no reconocer ese circo y pidiera de nuevo el restablecimiento del orden constitucional en Honduras. Allí Hugo Chávez dijo lo que muchos pensamos. De modo que si en Venezuela –señaló- hay mañana un golpe de Estado y luego los golpistas organizan unas elecciones, países como Colombia y Perú reconocerían al gobierno surgido de ellas. Allí está la paradoja a que nos enfrentamos en América Latina donde la elección de Barak Obama a la presidencia de la potencia del norte levantó la esperanza de una relación más respetuosa y menos agresiva del imperio con América latina y resulta que menos de un año después hemos visto el retorno del golpismo y que con el pretexto de la lucha contra el narcotráfico y el terrorismo nos van a llenar de bases militares yanquis y planes de militarización en los países con gobiernos serviles como los de Colombia, Perú y Panamá. Si el restablecimiento de la IV Flota era motivo sobrado de alarma, estas acciones militaristas y subversivas constituyen una gravísima amenaza a la soberanía latinoamericana y vienen a reforzar la situación de cerco, militar y mediático, en que el imperio intenta colocar a los gobiernos progresistas de América del sur y central y a todas las fuerzas revolucionarias de la región. Agencia LatinoAmericana de Información. 10-12-2009 Hong Kong. Asia Times La sobrevalorada destreza naval de China Peter J Brown En un inquietante artículo titulado "Cómo Estados Unidos perdió la guerra naval de 2015" se describe la destrucción por parte de China de un portaaviones de los EEUU, el USS George Washington, en el Mar Oriental de China. Este relato ficticio aparece en la edición actual de Orbis, una revista trimestral líder en asuntos exteriores de EEUU publicada por el Foreign Policy Research Institute de Philadelphia; y muestra lo fácil que es generar un oscuro y unilateral escenario con China como un Estado hostil dispuesto a saltar. Su autor James Kraska, fue asesor del director de planes estratégicos y políticos de la Junta de Jefes de Estado Mayor de EEUU, y trabaja actualmente en el Centro de Políticas de la Marina de la Institución Oceanográfica Woods Hole. A pesar que Kraska remarca muchos puntos válidos, lo importante no es lo que trata de decir en su artículo, sino cómo lo dice. Al respaldar la idea de que China está estudiando la posibilidad de actos de guerra, incluido un ataque sorpresa a la Marina de EEUU en un futuro cercano, Kraska finaliza el 2009 con una nota muy amarga y controvertida. El autor no está descubriendo nada nuevo al poner de relieve la creciente vulnerabilidad de la Marina de EEUU y destacar que los portaaviones de EEUU podrían ser sorprendidos en un ataque sorpresa por parte de China. Estas son preocupaciones que se reconocen abiertamente y son frecuentemente discutidas. Su resumen es aleccionador. ”Resumen: Los años de errores estratégicos en la política oceánica, la estrategia de guerra y una estructura de fuerza en declive dibujan un escenario de derrota de EEUU en el mar en 2015. Después de décadas de aumento de doble dígito del presupuesto, el Ejército Popular de Liberación (Armada) opera con algunos de los sistemas más impresionantes del mundo, incluyendo los misiles balísticos de medio alcance que podrían alcanzar un portaaviones en movimiento y un super-silencioso submarino diesel eléctrico que es más sigiloso que los submarinos nucleares de EEUU. Con el acoplamiento de esta nueva fuerza naval asimétrica a la estrategia marítima y con su visión de futuro de la política oceánica, China se está asegurando que todos los elementos del poder nacional promuevan su objetivo de dominar el Mar de China Oriental. Los Estados Unidos, en cambio, tienen una fuerza naval en declive estructurada en torno a 10 portaaviones muy dispersos en todo el mundo. Con una estrategia marítima centrada en asociaciones de orden inferior, y una política nacional sobre los océanos y los intereses estratégicos de libertad de navegación devaluada, el escenario estaba listo para la derrota en el mar. Este artículo relata cómo China destruyó el USS George Washington en el Mar Oriental de China en 2015. Y cómo esta catastrófica política acabó con 75 años de dominación de EEUU en el Océano Pacífico y consolidó la posición hegemónica de China en Asia. Tal vez el ex comandante en jefe de la Armada del EPL, el almirante Liu Huaqing, quien señaló cómo el siglo XXI debe ser para China ‘el siglo del mar’, fue el encargado de abrir esta caja de Pandora”. Debido a que el presidente de EEUU Barack Obama ha estado hablando recientemente sobre la posible cooperación con China en el espacio, y que los informes de supuestos actos de espionaje económico chino en los EEUU están en aumento, el público de EEUU está expuesto a todo tipo de mensajes contradictorios acerca de China y sus intenciones. En este caso, el editor de Orbis, Mackubin (Mac) Owens, quien es un decano asociado y profesor de asuntos de seguridad nacional en el Colegio de Guerra Naval de EEUU prepara al lector para el artículo de Kraska en su "Rincón del Editor" diciendo que Obama ha abierto un nuevo y peligroso capítulo en la historia de EEUU. "A diferencia de sus predecesores de ambos partidos desde la Segunda Guerra Mundial, el presidente Obama se ha embarcado en una gran estrategia que parece relegar a los Estados Unidos a la condición de sólo ‘uno entre muchos’. El presidente ha rechazado firmemente la idea del particularismo de América y el estatus de Estados Unidos como la nación indispensable", escribió Owens. "Este es un cambio radical y peligroso. Por supuesto, el presidente Obama, como sus predecesores, también desea la paz y la prosperidad, pero descubrirá que el orden liberal mundial que proporciona la paz y la prosperidad no surge espontáneamente. Debe ser asegurado por el poder americano". Esta declaración podría haber sido el blanco hace unos meses, pero hoy, Obama y altos funcionarios de su gobierno pueden estar pensando en un replanteamiento y una revisión gradual de su enfoque global de política exterior. El "descubrimiento" del que habla Owens puede haber tenido lugar ya. A pesar de no ser visto con credenciales de halcón en el pasado, Obama ha dado algunos pequeños pasos en esa dirección. Su decisión de enviar más tropas a Afganistán es visto como la prueba de que está dispuesto a reconsiderar su postura. "Con la única excepción, quizá, de Jimmy Carter, los predecesores del presidente Obama han reconocido que la clave para la paz y la prosperidad de los Estados Unidos es mantener una posición de poder dominante. El doble objetivo de esa estrategia ha sido la de asegurar un orden mundial liberal que garantice la seguridad, evitando la aparición de un nuevo rival potencial a lo largo de la línea de la antigua Unión Soviética", escribió Owens. "La primacía estadounidense se basa en el supuesto de que el poder de EEUU es bueno no sólo para los propios Estados Unidos, sino también para el resto del mundo." Kraska utiliza su escenario ficticio para la cuestión del alcance de este poder de EEUU en la siguiente declaración sobre la estrategia de la Marina de EE.UU. y su planificación. "Cuando China actuó, ello fue la culminación de un paciente y concentrado plan nacional de poseer una tecnología naval superior y recursos para una estrategia política, jurídica y diplomática correspondiente en los océanos. Los planes de la fuerza Naval de EEUU habían estado en el caos desde hace décadas. La nación aplicó una estrategia naval «cooperativa» diseñada para la paz, para la prevención de guerras de baja intensidad en lugar de disuasoria para conflictos entre grandes potencias", escribió Kraska. ¿En la confusión durante décadas? La Marina de EEUU puede que no sea perfecta, pero supera a todas las otras marinas. Que un país pueda desear pensárselo dos veces antes de hacer cualquier cosa que pueda dar lugar a la intervención de la Marina de EEUU demuestra que sus esfuerzos de planificación de la fuerza han sido relativamente sólidos y amplios en los últimos años. La Marina de EEUU es y seguirá siendo una formidable fuerza de combate en el mar a pesar de los esfuerzos de algunos críticos para poner de relieve sus deficiencias y fracasos. A pesar de la costumbre china de mostrar su inquietud y su músculo regional, el tipo de ataque que se requeriría para una escalada inmediata parece inverosímil, en el mejor de los casos. La experiencia de China con una guerra devastadora en su propio territorio –un pasado que comparte con Rusia– ayuda a explicar por qué ambos se niegan sistemáticamente a aceptar cualquier cosa remotamente hostil en o cerca de sus fronteras o costas. Como muchos otros que pasan gran parte de su tiempo inmersos en temas navales y marítimos, Kraska no incluye toda la información importante sobre el posible papel y el formidable poder de la Fuerza Aérea y el Ejército de los EEUU, y mucho menos de las fuerzas estratégicas de EEUU basada en tierra en general. Se trata de un defecto importante en su artículo. "Bombarderos B-2 reposicionados en Guam", es la única observación de Lone Kraska sobre una hipotética respuesta de la Fuerza Aérea de los EEUU. Cualquier ataque de esta magnitud por parte de China requeriría ataques rápidos y simultáneos por parte de China contra un mínimo de otros dos países, Japón y la República de Corea. La lista es en realidad mayor, ya que ciertamente la India, y tal vez Australia y Vietnam –a los que habría que unir a otros por la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático, incluyendo a Singapur– se verían obligados a actuar. Añada a Taiwán, también. Kraska rocía su artículo con pasajes como este: "La Armada de los Estados Unidos estaba viviendo en su ocaso. La incesante búsqueda de "asociaciones" con otras marinas –“ningún país puede hacerlo solo”– era un reconocimiento tácito de que en relación con la Marina de 600 barcos del presidente Reagan era una cáscara de su antiguo esplendor. El país se encontraba bajo la ilusión de su superioridad naval, pero era un espejismo". Debido a que el autor es un ex asesor del Departamento de Defensa de EEUU, el mensaje subyacente y las consecuencias de su escrito no puede separarse totalmente de su afiliación previa. Orbis es una publicación de gran prestigio (…) La reacción que este artículo pueda generar es desconocida. Sin embargo, hay que contar con que sea muy fuerte. China y EEUU ya tiene una relación difícil que requiere una atención constante a fin de minimizar el riesgo de conflicto. Uno no tiene que hundir un portaaviones de los EEUU en el Mar de China Oriental para llamar la atención sobre esto. ASIA TIMES. 18-12-2009