Una situación política más complicada cada día

La tormenta perfecta

Se van acumulando hechos, sucesos y escándalos que de conjunto configuran una crisis política grave, y que cada vez es más profunda y explosiva. Es una tormenta perfecta

Vivimos una situación política grave, crispada y cargada de tensión. Como una borrasca cargada de electricidad, los nubarrones se van acumulando y cada semana el panorama es más oscuro que la anterior. Viene una tormenta perfecta.

Se van sucediendo hechos, sucesos y escándalos que de conjunto configuran una crisis política grave, y que cada vez es más profunda y explosiva.

Hagamos un repaso a esta meteorología.

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En el plano político, una extrema crispación y polarización, de insultos y acusaciones diarias ya se ha quedado como ambiente de fondo. Si después de la vuelta de vacaciones se anunciaba una nueva andanada de la derecha contra el ejecutivo, el estallido de varios escándalos han aumentado -en cantidad y en virulencia- los frentes que tiene abiertos el gobierno de coalición.

El ‘Caso Koldo’ ya es el ‘Caso Ábalos’ , y -dado que afecta a un exministro, exsecretario de organización del PSOE, y estrecho colaborador de Pedro Sánchez- sacude los mismos cimientos de la calle Ferraz y del Palacio de la Moncloa.

Tenemos el caso de la mujer del presidente del Gobierno, Begoña Gómez, en una causa judicial que huele a lawfare, pero que sigue viva por empeño del juez Peinado, y revigorizada por la denuncia del colectivo ultra Manos Limpias. La Audiencia de Madrid ha desestimado todos los recursos de Sánchez y de su esposa.

El ‘Caso Koldo’ ya es el ‘Caso Ábalos’ , y -dado que afecta a un exministro, exsecretario de organización del PSOE, y estrecho colaborador de Pedro Sánchez- sacude los mismos cimientos de la calle Ferraz y del Palacio de la Moncloa.

Tenemos -por primera vez en democracia- al Fiscal General del Estado, Alvaro García, imputado por filtrar los datos reservados de un delincuente confeso, Alberto González Amador, novio de Isabel Díaz Ayuso.

Y tenemos a una izquierda a la izquierda del PSOE en crisis desde las últimas elecciones, pero a la que el escándalo de la dimisión y los abusos sexuales de Iñigo Errejón -con toda la podredumbre que ha salido estos días- ha abierto aún más las costuras, especialmente en Sumar.

A la bronca política y la polarización y a los escándalos que sacuden a las dos patas del gobierno se suman ahora las consecuencias políticas de una Dana que aún está en desarrollo. El peso principal de la ira popular se lo lleva la Generalitat Valenciana de Carlos Mazón, que ya es un cadáver político sin remedio, y un Partido Popular que intenta contener daños, pero el gobierno de Pedro Sánchez, aunque en menor grado, también está en la picota de la indignación ciudadana ante la inoperancia de las autoridades en el desastre, y puede salir aún más erosionado.

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Un cambio de rasante internacional

En España, el cambio de presidencia en la Casa Blanca se va a traducir -más temprano que tarde- en un aumento todavía más feroz de las ofensivas contra el gobierno de coalición

A todos estos elementos domésticos, que ya de por sí son los ingredientes de una tempestad política de pesadilla, se suman un gigantesco anticiclón al otro lado del Atlántico. Una brutal zona de altas presiones sobre Washington que va a acabar por enviar vientos huracanados a Europa, complicando aún más la profunda borrasca que estamos sufriendo.

En España, el cambio de presidencia en la Casa Blanca se va a traducir -más temprano que tarde- en un aumento todavía más feroz de las ofensivas contra el gobierno de coalición. Bien para hacerlo caer, bien para “meterlo en cintura” y atarlo en corto.

La ultraderecha no ha tardado en descorchar la botella de champán ante el triunfo de su patrón norteamericano. Y en Génova, aunque hay importantes sectores que hubieran pagado por la victoria de Harris, no faltan quienes sonríen ante el funesto panorama que le aguarda a Pedro Sánchez con Trump de nuevo en el Despacho Oval.

Detrás de la altísima crispación política que vivimos en España, detrás del bombardeo continuo y sin tregua al gobierno de coalición, no está solamente la actuación de jueces franquistas, de la ultraderecha o de las “cloacas del Estado”. Estos actores existen, y son tóxicos. Pero son arietes de quienes verdaderamente tienen la capacidad para mover el tablero político.

Detrás de estos arietes hay poderosos centros de poder nacionales e internacionales. Con un director de juego: los grandes capitales de Wall Street, que ya controlan el 56% de las acciones del Ibex35.

Con este gobierno de izquierdas, esos grandes capitales nacionales y extranjeros han ganado mucho, muchísimo, beneficios récord. Pero quieren más, mucho más, y lo quieren ya. Exigen políticas y ritmos que este gobierno -que tiene un grado de influencia de la mayoría social progresista- no puede satisfacer.

En documentos como el del Círculo de Empresarios plantean políticas como la jubilación a los 72 años, el abaratamiento del despido, un salto en la privatización sanitaria, o una rebaja de impuestos para bancos y monopolios. Y un programa social que lanza virulentos ataques contra los trabajadores inmigrantes o los movimientos de lucha popular, y que propone un severo retroceso en derechos y libertades. ¿Les suena de algo que hayan escuchado en algún mitin en EEUU?

En documentos como el del Círculo de Empresarios plantean políticas como la jubilación a los 72 años, el abaratamiento del despido, un salto en la privatización sanitaria, o una rebaja de impuestos para bancos y monopolios.

El proyecto de los centros de poder hegemonistas tiene un problema cada vez mayor con un gobierno donde está presente una fuerza a la izquierda de la socialdemocracia, y que tiene compromisos con la mayoría social progresista, opuesta a sus proyectos de dar nuevas vueltas de tuerca en el saqueo al 90%.

Por eso necesita zarandearlo, sacudir al actual ejecutivo, debilitarlo. Bien para conseguir disminuir el peso de esa mayoría social progresista, y hacer que sea un instrumento más acorde a sus intereses… o bien para preparar el terreno para sustituirlo por otro que puede llevar una política más agresiva.

Estas contradicciones ya se estaban manifestando con la administración Biden, con la que Sánchez ha cultivado una «buena sintonía» (basada en el acatamiento de sus directrices). A partir de enero, con un Donald Trump situado en las antípodas ideológicas y políticas, las contradicciones pueden transformarse en choques abiertos.

Si el gobierno de Sánchez «se ha salido del guion» de Biden al apoyar el Estado Palestino, al denunciar el genocidio israelí en Gaza… la tensión puede ser máxima con un Trump que parece que va a espolear a Netanyahu a elevar el volumen de sus agresiones en Oriente Medio.

Una administración Trump que -en respuesta a la «desobediencia» puede espolear a la extrema derecha, exigir nuevos aumentos del presupuesto militar a costa de recortes sociales, o declarar guerras arancelarias que hagan daño a nuestras exportaciones, elevando la presión en el campo.

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Y la guinda: Alemania

A todos estos factores, ya de por sí funestos, se suma la recesión económica alemana, la perspectiva de nuevas guerras comerciales de la UE con Washington, y la caída del actual gobierno tricolor en Berlín, dirigido por el socialdemócrata Olaf Scholz, que ha convocado próximas elecciones anticipadas.

La esperable derrota del gobierno socialdemócrata y su previsible sustitución tras las elecciones anticipadas por otro liderado por la derecha de la CDU, mucho más partidario de los «recortes sin complejos» y de imponer -vía Comisión Europea- recetas de «austeridad» y ajustes presupuestarios contra España, es el remate de esta amenazadora tormenta perfecta que azota a nuestro país.

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Un rayo de luz

No todo son nubarrones, rayos y truenos. Hasta la capa más densa de nubes tiene fisuras por donde se cuela la luz del día.

Al mismo tiempo que toda esta crisis, nuestro país está viviendo grandes movimientos de masas -las masivas movilizaciones por la vivienda o contra el turismo depredador, las protestas por Palestina, las luchas por la sanidad y la educación públicas, o recientemente la ola de solidaridad con los afectados por la Dana de Valencia, o la multitudinaria manifestación contra la nefasta gestión de la Generalitat.

Todo ello nos dice que nuestro pueblo bulle de fuerzas de resistencia a los planes de saqueo y degradación que nos quieren imponer las clases dominantes. Al proyecto de empobrecimiento al 90% se le opone un fuerte viento popular capaz de derrotarle,

Suyas son las tempestades, pero nuestra es la raíz de la lucha y la resistencia.