Se puede considerar el día 12 de mayo como el reinicio de las movilizaciones estudiantiles en Chile. Precisamente en esa fecha fue convocada la primera manifestación nacional de los universitarios afiliados a la Confederación de Estudiantes de Chile (CONFECH). A partir de ese día los estudiantes irrumpieron en la noticia como una voz renovada y poderosa en contra de la deteriorada situación en que se encuentra la educación en Chile.La impresionante adhesión que fue adquiriendo el movimiento se debe a una constelación de factores que poseen, por una parte, una dimensión histórica alimentada por una frustración acumulada a través de dos décadas. Las causas de esta insatisfacción son variadas y muchas de ellas –que ya se habían presentado en los consecutivos gobiernos de la Concertación- muestran el punto de saturación y fastidio creciente que se venía incubando entre los chilenos desde la aplicación del modelo neoliberal a mediados de los años setenta. Por otra parte, el conflicto de los universitarios posee un carácter más coyuntural y fue adquiriendo una relevancia mayor en la medida que la política del gobierno de centro-derecha fue cada vez más errática.