Las elecciones regionales dan al chavismo 17 de las 22 gobernaciones
Después de la aguda (e inconclusa) crisis política de los últimos meses, las elecciones regionales en Venezuela eran toda una prueba en la que el oficialismo (GPP) y la oposición (MUD) debían medir sus fuerzas. El veredicto de las urnas no ha dejado lugar a dudas. Aunque el país sigue gravemente polarizado, el chavismo (54% de los votos) cuenta con una sólida ventaja respecto a la derecha opositora (45%), ganando en 17 gobernaciones, mientras que la MUD solo en 5. Las acusaciones de fraude de los sectores más incendiarios de la derecha han sido desmentidos por observadores internacionales e incluso por dos candidatos de la oposición.
La Revolución Bolivariana ha ganado de nuevo -y holgadamente- un pulso electoral a la derecha opositora, en un marco político algo más normalizado -aunque todavía extremadamente tenso y polarizado- tras unos últimos meses en los que Venezuela ha estado al borde de un conflicto civil. La participación electoral fue de 61%, superior a la del 54% de los comicios regionales del 2012, y el ambiente ha sido de total normalidad.
El chavismo del Gran Polo Patriótico (GPP) ha obtenido una clara victoria, alzándose con el 54% de los votos y ganando 17 gobernaciones, frente a las 5 obtenidas por la oposición de la MUD. La gobernación del Estado de Bolivar queda aún por determinar, ya que los resultados no son concluyentes. Algunas de las gobernaciones arrebatadas a la derecha tienen un gran valor simbólico, en especial la del Estado de Miranda, considerado hasta ahora un bastión opositor en manos de una de las cabezas de la MUD, Henrique Capriles.«El chavismo ha obtenido una clara victoria, alzándose con el 54% de los sufragios, mientras que la derecha ha perdido tres millones de votos respecto a 2015»
Por contra, el oficialismo ha perdido en la llamada ‘media luna’, los estados fronterizos con Colombia -Zulia, Táchira y Mérida- lo cual preocupa, y mucho, al gobierno. «Allí anidan sectores animados por un fuerte espíritu secesionista que podrían convertirse en una crucial cabeza de playa para facilitar alguna intervención foránea en Venezuela», dice el analista Atilio Borón.
Sin embargo, el batacazo para la oposición derechista es rotundo, perdiendo casi tres millones de votos en comparación con las elecciones parlamentarias de 2015, en las que lograron más de siete millones de apoyos.
La oposición más incendiaria no tardó en anunciar -sin pruebas- que hubo fraude electoral y llamar a nuevas movilizaciones en la calle. EEUU ha acusado a los comicios de no ser «libres ni justos» y de supuestas irregularidades que los invalidan. La UE debate incluso imponer sanciones contra Venezuela, a propuesta del gobierno de Rajoy.
Sin embargo, dos importantes candidatos de la oposición -Henri Falcón y Laidy Gómez- han reconocido su derrota y han llamado a «tener gallardía para reconocer en la verdad la adversidad». Y dos equipos de observadores internacionales presentes en los comicios -entre los que se encuentran Javier Couso (europarlamentario de Izquierda Unida), Sara Vilà (senadora de En Comú Podem) o Eva Solla (parlamentaria de En Marea)- han emitido un comunicado en el que avalan la limpieza de los comicios y del resultado.