José Hierro por Antonio Gamoneda

La poesí­a es una forma de liberación

Antonio Gamoneda, Premio Cervantes 2006 de poesí­a nos presenta desde la experiencia de un poeta y un amigo una visión personal e í­ntima de José Hierro.

José Hierro ha sido un amigo de esta casa. ¿Cómo definiría usted su estilo?

La poesía, por naturaleza, es un indefinible. José Hierro, en los años de la posguerra, tras sus circunstancias carcelarias, destacó dentro de un grupo de Santander del que fue el más reconocido integrante. La poesía “oficializada” desde la posguerra hasta, más o menos, los años 60, era preciosista, optimista. La poesía que le convenía a la dictadura. Pero también existía la tendencia contraria, “tremendista” y solapadamente crítica. La poesía de Pepe Hierro era, por así decirlo, intermedia, equidistante entre estas dos tendencias. Comportaba una cierta recuperación de la poesía de la preguerra, con alguna semejanza en, cuanto a la manera de hacer y la entonación, con la de Salinas, por ejemplo. No era ni tremendista ni acusadamente social y crítica, y tampoco era la preferida por el régimen. Alegría fue el primer libro suyo que yo leí. Llevaba consigo un contenido existencial pero liberado en el sentido de hacer prevalecer la belleza expresiva.

José Hierro explicaba en el Ateneo cómo con Alegría pasó del dolor a la alegría durante la posguerra. ¿Cómo se pasa a través de la poesía del sufrimiento a la liberación?

No es que se pase, es que la poesía, aunque transitoria, es una forma de liberación. La subjetividad sufriente, al manifestarse poéticamente se convierte en un objeto –un objeto compuesto y configurado por palabras, pero objeto al fin– de carácter estético. Los hechos estéticos proporcionan placer. Esa síntesis de sufrimiento y placer resulta transitoriamente liberadora. Esto se percibe con claridad en Alegría.

En su poética está muy presente la realidad social, pero sin embargo usted se rebela contra un tipo de poesía social reduccionista.

Ciertamente. Está presente como lo pueden estar otros datos existenciales de mi realidad “vivida”. Pero, si para proporcionar un contenido ideológico o crítico a una poesía hay que sustraer los componentes esenciales de la poesía, ésta deja de serlo. La crítica social hay que hacerla en el periódico, en la calle, en el mitin, en la manifestación, en las pancartas. Donde tenga su espacio natural. Sé de lo que hablo. Jean Paul Sartre decía que la poesía es irremediablemente subjetiva. La subjetividad no puede modificar la objetividad, es decir: las estructuras sociales, las injusticias políticas y económicas… Esto, Pepe Hierro lo sabía, de ahí su singularidad, su pureza: no ignoraba los hechos existenciales, pero esto no era causa de que desmantelase su obra para que funcionase panfletariamente. .

Pero ¿se puede ser poeta sin ser insumiso?

Quizá no. La poesía por su propia naturaleza es insumisa, insurgente. Es un lenguaje de otra naturaleza que el lenguaje convencional, que el lenguaje socialmente pactado, que el lenguaje del poder. Tiene otra naturaleza, otra significación, otro pensamiento, otra lógica expresiva y otra carga semántica. Es otro lenguaje de la misma manera que es otro pensamiento. Se lo dijese a sí mismo o no, esta manera de entender la poesía estaba presente en Pepe Hierro. Insisto: la poesía es un lenguaje de otra naturaleza que el del poder. En ese sentido, sí, es insumisa pero no necesariamente en términos temáticos ni con una carga explícitamente ideológica. La ideología es asunto de conciencia que subyace, y subyacía pero no era núcleo temático en Pepe Hierro, que proyectaba el que era su lenguaje subjetivo, interior y personal.«La poesía es una forma de liberación»

Usted incluye a San Juan de la Cruz o Cervantes como exponentes de “cultura de la pobreza”. En nuestra tradición cultural estas manifestaciones de la cultura de la pobreza se han convertido en clásicos.

La pobreza no conlleva incompetencia creativa. La pobreza conlleva un componente existencial que aparece en la poesía y que, desde la posición acomodada no se da. En ésta Puede darse solidaridad, ciertamente, pero no tiene en propiedad las mismas motivaciones. Por poner un ejemplo, Saint-John Perse es un magnífico poeta, y su poesía es una sincera celebración de la vida, pero si leemos a Françoise Villon o a César Vallejo vamos a encontrar que las motivaciones poéticas tienen su raíz en otro terreno. Este es el hecho diferencial, existe una creación literaria que se genera desde la pobreza y se caracteriza por la pobreza. Éste es un aspecto que no está suficientemente estudiado.

¿Por qué siempre ha defendido que la poesía no es literatura?

Normalmente literatura se identifica con ficción. También existe un tipo de poesía que para mí no tiene ningún interés; ornamental y bien hecha. En cualquier caso tanto la ficción narrativa como la mera ornamentación poética son productos, como mucho, meramente literarios. A mí me interesa la escritura como un hecho más de la vida, en igualdad de valor que otras funciones del ser humano. La poesía es, debe ser, una verdad existencial, la literatura puede no serlo.

Ya Aristóteles decía que la poesía no es un género. Si carece de género significa que puede estar en todos los géneros. Kafka y Faulkner son poetas aunque no escriban poemáticamente. Hay que distinguir poesía de poema. Poema es la formulación, la configuración normal, pero la poesía puede estar en cualquier tipo de obra creativa. La poesía no es literatura porque es realidad y se opone a ficción. En modo radical y para entenderme, yo coloco la ficción del lado de la literatura, y el enraizamiento en la verdad existencial, tanto propia como ajena, del lado de la poesía, esté la poesía en el género en que esté.

Se canta lo que se pierde, decía Antonio Machado y recordaba José Hierro en el Ateneo. ¿Qué hemos perdido en este año tan difícil?

Es una pregunta muy amplia, pero yo diría que hemos perdido poder subsistencial, económico (que alguien se habrá embolsado), pero hemos perdido también, al menos de momento, conciencia. La conciencia orientada a unas vivencias más justas. En estos momentos priman los intereses de determinadas compañías y determinados países. Los intereses económicos, disfrazados de intereses políticos, son los que provocan sufrimiento para generar unos beneficios que se apropian. Por ejemplo: preparan, instrumentan e incitan una revolución que cambie la estructura política de un país sólo para favorecer los intereses de las multinacionales relacionadas (sigue siendo un ejemplo) con el petróleo de ese país. La sustitución del humanismo por los intereses es nuestra gran pérdida histórica.

¿En qué está trabajando ahora?

Acabo de terminar dos libros de poemas, aunque, realmente, un libro nunca se termina; yo soy casi tan maniático como Juan Ramón Jiménez que paraba las imprentas para cambiar una coma. La semana pasada entregué los libros a las editoriales. A continuación, he recuperado la escritura de mi segundo libro de memorias. Los últimos años he estado viajando y perdiendo el tiempo y, a mi edad, perder años es más grave que perderlos cuando se tienen cuarenta años.

¿Quiere añadir algo más?

Con independencia de los aspectos poéticos, Pepe Hierro, que no era un ternurista, sí era afectuoso en modo directo, con oportuna ironía. Tengo varías anécdotas de León, de Portugal… Era estupendo cuando le entraba el capricho de tomarse una copa de aguardiente y convertía el deseo en un problema metafísico.