Se abre la veda en el Artico

La OTAN quiere controlar el Ártico

A excepción de Rusia, cuatro de los cinco paí­ses limí­trofes en el cí­rculo ártico – Canadá, Dinamarca, Estados Unidos y Canadá – forman parte de la OTAN.

El secretario general de la OTAN, Jaa de Hoop Scheffer, declaró que la OTAN deberí­a desempeñar un papel de mayor importancia en el Ártico, en la medida que el derretimiento del hielo en esa zona crearí­a desafí­os de seguridad y medioambientales. Al mismo tiempo, con un potencial aumento del transporte de suministros energéticos a través del océano, podrí­a haber un creciente riesgo de desastres ecológicos que requerirí­an operaciones de emergencia. En ambos casos, creo que la OTAN tiene un claro rol que desempeñar», señaló de Hoop Scheffer. Agregó que el derretimiento de la capa de hielo en el Ártico abrirá ortunidades para la extracción de riquezas minerales y depósitos energéticos en el área. En este contexto, la OTAN tendrá un rol que desempeñar, en la medida que los jefes de Estado de la alianza han establecido la seguridad energética como una de las nuevas tareas de la OTAN, añadió. También apuntó a que la alianza militar también podrí­a interceder en las disputas territoriales de la región, considerando que a excepción de Rusia, cuatro de los cinco paí­ses limí­trofes en el cí­rculo ártico – Canadá, Dinamarca, Estados Unidos y Canadá – forman parte de la OTAN. Los cinco paí­ses ya tienen diferentes opiniones sobre la delineación del lí­mite de las 200 millas náuticas de las Zonas Económicas Exclusivas, al igual que la extensión de las plataformas continentales. Los rusos clavaron ya una bandera en el subsuelo, los canadienses ordenaron la construcción de nuevos rompehielos, Dinamarca ocupó una isla en la región y ha realizado exploraciones, Noruega sueña con extender sus reservas de crudo, ya enormes. Y ahora, al tesoro potencial de petróleo y gas ocultos bajo el Ártico, se acercan también los Estados Unidos.Gracias al derretimiento de los hielos provocado por el calentamiento del planeta, se auspicia que en los próximos decenios toda el área al norte del Cí­rculo polar ártico se convierta en la nueva tierra prometida para los recursos energéticos, y que se puedan abrir nuevas ví­as de comunicación naval por espacios ocupados hasta ahora por los hielos.En una previsión que se suele citar a menudo, aunque acerca de este asunto circulan hipótesis de lo más descabellado, se calcula que en el subsuelo ártico se halla un cuarto de las reservas mundiales de gas y petróleo por explotar, amén de diamantes, ní­quel y otros minerales.Todos los paí­ses que se asoman a la región ártica (EE. UU, Rusia, Canadá, Noruega y Dinamarca, gracias a Groenlandia) reclaman su derecho a zonas mayores o menores en el área. El reparto de las riquezas se traducirá a buen seguro en una lucha, cuando menos legal.El asunto va mucho más allá. Mientras la explotación de las reservas de petróleo tardará, algunos expertos estiman que Moscú está interesado por las nuevas ví­as marí­timas creadas por el deshielo, que posiblemente podrí­an navegar a partir del 2020.Nuevas rutas ya han aparecido. En septiembre pasado, la Agencia Europea del Espacio avisó que la ruta más directa entre los océanos Atlántico y Pací­fico a través del Paso del Noroeste se habí­a quedado abierta por primera vez desde que la zona comenzó a ser observada hace casi 20 años.Es claro el movimiento se acelera ya a Dinamarca le están montando movimientos secesionistas en Groenlandia, en Canadá se ponen en conflicto los intereses de la población y su desarrollo con movimientos ecologistas que de repente han aparecido en la zona.Los rusos por su parte en un movimiento mediático plantan la bandera Rusa a más de cuatro mil metros de profundidad en el centro del Ártico reclamando más de la mitad del Ártico para ellos.