En agosto unas declaraciones del secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, realizadas desde Australia en compañía del secretario de Estado norteamericano, Mike Pompeo, anunciaban lo que acaba de ocurrir: “La OTAN debe afrontar el auge de China”.
Ahora ya aparece en la declaración oficial aprobada en Londres: “Reconocemos que la creciente influencia de China y sus políticas internacionales representan tanto oportunidades como desafíos que necesitamos abordar juntos como Alianza”.
La Administración Trump ha impuesto su visión del ascenso de China. Jens Stoltenberg admitía en agosto que EEUU había pedido a la OTAN que “atendiera las implicaciones del ascenso de China”. Y en esta cumbre ha insistido en esa visión norteamericana, como recoge la emisora internacional de Alemania, la Deutsche Well, al analizar por qué “la OTAN ve ahora a China como un oponente”. El director de la OTAN ha recalcado que China es la “segunda potencia militar en el mundo” y preocupa el “nuevo misil intercontinental, mostrado hace unas emanas por China, con capacidad para alcanzar Europa y Norteamérica”. Así como su “sofisticado desarrollo tecnológico y el uso que puede hacer de él en el ámbito de la defensa”. Unas declaraciones que recuerdan demasiado a las que Estados Unidos hizo y obligó a hacer a sus aliados en la guerra de Irak y las armas de destrucción masiva.
Según el mismo medio alemán, Estados Unidos está presionando para excluir al grupo chino Huawei de los proyectos de la infraestructura de telecomunicaciones 5G, y para eso necesita vencer las resistencias de los países europeos y torpedear las relaciones con Pekín ya que, según declaraciones de Ángela Merkel, “las buenas relaciones económicas con China son importantes para Alemania y otros países europeos”.
Todo esto es lo que se recoge en el punto seis de una escueta declaración final de la cumbre de Londres como parte de las medidas que tienen que llevar a cabo los aliados para “mantener nuestra ventaja tecnológica”.
“La OTAN y sus aliados, dentro de sus respectivas autoridades, se comprometen a garantizar la seguridad de nuestras comunicaciones, incluida la 5G, reconociendo la necesidad de confiar en sistemas seguros y resistentes… Reconocemos que la creciente influencia de China y las políticas internacionales presentan oportunidades y desafíos que debemos abordar juntos como una Alianza”.
Trump avanza en sus objetivos con la OTAN
La cumbre ha terminado siendo más tranquila de lo que se esperaba, sobre todo tras las declaraciones del presidente francés, Emmanuel Macron, criticando a la OTAN de estar en “un estado de muerte cerebral”. Y un sorprendente Donald Trump más conciliador de lo habitual.
Y es que Trump está logrando dos de sus objetivos directamente relacionados con sus intereses estratégicos. Por un lado, cada vez son más los países que aumentan su inversión militar acercándose a las exigencias norteamericanas del 2% de su PIB. Por otro, haber sentado las bases de un cambio fundamental en la estrategia de seguridad de la Alianza Atlántica para adaptarla a la Estrategia de Seguridad Nacional norteamericana, que sitúa a China como el rival estratégico principal.
El segundo punto de la declaración proclama: “Estamos decididos a compartir los costos… aumentando nuestra inversión en defensa en línea con sus pautas del 2%… El gasto de defensa no estadounidense ha crecido durante cinco años consecutivos; Se están invirtiendo más de 130 mil millones de dólares en defensa”. En cuatro años, entre 2016 y 2020, Trump habrá conseguido que los países de la OTAN aumenten en 100.000 millones de euros el gasto militar. Son 9 los países que ya alcanzan el 2% y serán 18 en 2024.
Una nueva y peligrosa estrategia de seguridad
Esta cumbre marca un giro estratégico en la OTAN preocupante, ya que se trata de alinear en la misma dirección, a corto, medio y largo plazo a los países de una Alianza al servicio de los intereses norteamericanos por mantener su hegemonía global y lo que eso significa.
Más gastos militares y prepararse para aumentar las misiones de intervención de la OTAN en nuevos escenarios: “el Ártico, África y en el ciberespacio” donde EEUU tiene ambiciones hegemonistas y está en disputa el control de sus ingentes riquezas naturales, de las nuevas rutas comerciales y la posición geoestratégica militar.
Participación directa de la OTAN en el despliegue militar de cerco a China, en un área que incluye el Mar de China meridional. La OTAN podría participar directamente en las operaciones militares, junto con Japón, Corea del Sur y otros países de la zona y convertir el Mar de China en la zona potencialmente más explosiva del planeta.
Implicación en la estrategia norteamericana para impedir que China gane la carrera del desarrollo tecnológico que implica la tecnología de comunicaciones móviles 5G.