SELECCIÓN DE PRENSA NACIONAL

La ortodoxia empieza a reciclarse

Después de ocho años de implementación de las políticas económicas ortodoxas, guiadas por monetaristas, nuevos clásicos, economistas de la oferta, y keynesianos de la síntesis, el resultado sólo puede calificarse de desastroso. Sin embargo, parece que algo se mueve. Parte de la ortodoxia, tras asumir su absoluta incompetencia económica estructural, muestra su interés por reciclarse, por adaptarse. Un ejemplo es el último informe de la consultora global McKynsey sobre la evolución de la deuda global.

Una lectura rápida del mismo sugiere varias cosas. Empiezan a entender algo la naturaleza endógena del dinero. Comienzan a comprender el papel relevante de la deuda a la hora de generar períodos de expansión o contracción económica. La deuda no es neutra, jamás lo ha sido. Y obviamente a la hora de analizar la deuda incluyen no solo la pública o soberana, sino también la deuda privada, brutal, descomunal, origen de la actual crisis sistémica.

Solo con asumir estas ideas sencillas fíjense ustedes las consecuencias inmediatas que se derivan. Implícitamente asumen que la política monetaria actual de los Bancos Centrales no vale para nada. Implícitamente interiorizan que los mercados financieros no son eficientes, por lo tanto no pueden campar a sus anchas, especialmente el sector bancario. Y lo más importante, explícitamente, asumen, como veremos, que hay que reestructurar la deuda. ¡Genial! Esperemos que gobernantes, banqueros centrales, acreedores, organismos multilaterales,… vayan sentando cabeza. Bueno, no creo que lleguen a tanto, pero es un pequeño paso.

La deuda global no deja de crecer

Los investigadores de McKinsey, recopilaron datos sobre la gama completa de la deudaque los países deben, no sólo de sus gobiernos, sino también de sus corporaciones no financieras, sociedades financieras y familias. Los resultados son demoledores, desde el inicio de la crisis financiera mundial a finales de 2007, la deuda total en todo el mundo ha aumentado en más de 57 billones de dólares. ¡Ahí es nada! Y ello tiene un impacto en la economía ya que esas deudas juegan un papel enorme en la creación de ciclos de expansión y colapso económico en todo el mundo, tal como la historia demuestra, mal que les pese a unos cuantos.

El origen de la actual crisis sistémica, por lo tanto, no solo no se ha corregido sino que se ha esparcido en una nueva huida hacia adelante, alimentando y alentando nuevas burbujas financieras por medio mundo. Cuando el colateral que alimenta esa enorme burbuja de deuda explote, la economía global colapsará, al igual que lo hizo en 2007estallido burbuja inmobiliaria-, y en 2000burbuja tecnológica-.

El detonante y acelerador de esta nueva ruptura de la tendencia de fondo será un empeoramiento significativo en los mercados financieros. La mayor parte de activos financieros están sobrevalorados, y es cuestión de tiempo esperar a que se desate la siguiente fase de venta masiva de los mismos.

Bajo este análisis se llega a la conclusión del papel que juega la deuda, especialmente la privada, en la economía, mucho más importante del que están dispuestos a concederle la mayoría de los economistas. Es fundamental analizar el nivel y la tasa de variación del crecimiento de la deuda privada y el efecto desestabilizador de la misma. Después de una fase de acumulación de deuda, siempre retroalimentada por una burbuja financiera, en el momento en el que esas tendencias al crecimiento de la deuda privada terminan, la economía se desploma, y los precios de los activos financieros y de las casas se hunden, produciéndose una recesión de balances. El dinero ficticio genera dinero basura.

Bajo este análisis, en vez producirse necesariamente una equivalencia entre la demanda agregada y la oferta agregada, la demanda agregada excederá a la oferta agregada si crece la deuda, y caerá por debajo de la oferta agregada, si cae la deuda.Por lo tanto, el volumen nominal del dinero importa, y las dinámicas bancaria y de deuda han de incluirse en los modelos macroeconómicos, en vez de ignorarlas como hace la teoría económica neoclásica. Y además deben tenerse en cuenta de cara a implementar políticas fiscales.

Soluciones, propuestas

El informe asume que la elevada deuda, ya sea pública o privada, hace que las economías sean más vulnerables a las crisis económicas, y tiende a alimentar expansiones y contracciones. Los investigadores de McKinsey proponen, como consecuencia, algunos cambios de política económica que podrían, por un lado, reducir cierta tendencia inexorable hacia una mayor deuda, es decir, no incentivarla; y, por otro, reducir su potencial efecto dañino cuando el colateral colapse, loque irremediablemente lleva a las economías al caos.

Para lo primero, desincentivar endeudamientos especulativos, reduciendo o eliminando los incentivos fiscales a la deuda, como la deducción en el impuesto sobre la renta de los intereses hipotecarios, y, sobretodo, eliminando de la faz de la Tierra cualquier deducción fiscal de los pagos de intereses corporativos. Para lo segundo, crear procedimientos o maneras que permitan a los países reestructurar su deuda soberana, como las cláusulas de bonos de nueva emisión que obligan a los tenedores de bonos a aceptar la mayoría de votos en las reestructuraciones. Lo dicho, la ortodoxia empieza a espiar sus pecado. Espero que alguien se lo cuente a Rajoy. ¡No caerá esa breva!