«Nadie me ha dicho que no», ha dicho Antonio Garamendi, presidente de la CEOE, al abrir ‘Empresas Españolas Liderando el Futuro’, una cumbre empresarial sin precedentes que -por la cantidad y la importancia de sus participantes- es noticia en sí misma. Más de 130 grandes empresas -entre ellas los grandes bancos y monopolios del Ibex35- mantendrán un ciclo de diez días de conferencias del que buscan sacar un documento con las medidas anticrisis para presentar al Gobierno. La clase dominante española se reúne -en streaming, con cámaras y en directo- para plantear su proyecto para los próximos años.
El presidente de la gran patronal española, Antonio Garamendi, lleva semanas contactando y convenciendo, uno a uno, a los CEOs (presidentes ejecutivos) de las grandes firmas españolas para que participen en una cumbre histórica. Nunca, en sus 43 años de trayectoria, la CEOE había organizado nada parecido, reuniendo -presencial y telemáticamente- a la casi totalidad de grandes empresas del país.
Encabezados por la banca y los buques insignias del Ibex35 de sectores como la energía, la construcción o las telecomunicaciones, en la cumbre están presentes todas las grandes firmas de transporte energético, turismo y hostelería, transporte, industria, automóvil, agroalimentario, inmobiliario, infraestructuras, servicios, comercio, textil, asesoría y sanidad privada.
«Se ha montado en tan solo una semana y todos los participantes han mostrado interés por intervenir», ha afirmado Garamendi. «Los empresarios vienen a hablar de sus sectores. Europa nos está mirando y tenemos que decir que estamos aquí; unidos y para sumar. Queremos que se nos oiga», ha dicho tras recalcar que «hay que aprovechar la oportunidad de «oro» que brindan los fondos provenientes de la UE para utilizarlos bien»
El objetivo formal de la cumbre: que las compañías aporten sus puntos de vista para la reconstrucción del país tras la crisis sanitaria y poder trasladarlos al Gobierno y al Parlamento, en un momento decisivo donde la UE está definiendo los criterios y el destino de los fondos europeos para la reconstrucción.
No se trata solo del corto plazo, sino de los próximos años. “Es muy importante lo que se haga de aquí a diciembre, pero es incluso más importante lo que se haga a partir de 2021 y creemos que es el momento de dar a conocer cuál es la opinión de las empresas sobre lo que se debe hacer a partir de entonces”, ha insistido Garamendi.
La cumbre, que será retransmitida en directo y en abierto, busca la mayor difusión posible y crear un fuerte impacto en la opinión pública. Sus conclusiones y las intervenciones del más de centenar de participantes se recogerán en un documento de ideas que se remitirá al presidente del Gobierno y a los grupos políticos.
Una primera jornada
La cumbre de la CEOE ha cerrado su primera jornada con la intervención de varias «primeras espadas» de la oligarquía financiera española. De sus palabras -y de lo que está entre líneas- podemos extraer algunas líneas maestras del diseño y del proyecto que los grandes empresarios empiezan a trazar para el país y la gente.
Uno de los primeros en intervenir ha sido Pablo Isla, presidente de Inditex, que ha trazado el marco de esta cumbre. “No enfrentamos a una crisis de una magnitud enorme, caracterizada, según palabras del gobernador del Banco de España, por su severidad, su temporalidad y su globalidad”. Y además, «España está peor que los países del entorno”, porque los sectores más afectados por la crisis se ven más afectados.
Tras ellos han intervenido los presidentes de la banca. Josep Olui, del Sabadell, ha querido remarcar que «la colaboración público-privada es fundamental. Ayudar a las empresas no es algo malo. Es la mejor forma de ayudar al empleo y a las cuentas públicas”. Reclamando la inyección de grandes recursos públicos en la economía. “La ausencia de colaboración público-privada que se había producido en la crisis anterior tiene que quedar atrás”, ha subrayado, aunque seguramente en la «colaboración» no incluía el rescate a la banca con 65.000 millones de euros de dinero público.
Otros CEOs de las entidades financieras han trazado también algunas líneas rojas. El presidente de Bankia, José Ignacio Goirigolzarri, ha querido mostrar su rechazo a «nuevos impuestos que perjudiquen la rentabilidad de la banca». «Sería contraproducente que se le pida al sector impuestos que puedan incidir en su rentabilidad. Si el sector no es rentable será un problema para toda la sociedad”, ha destacado. “Los bancos estarán infracapitalizados y no podrán cumplir con el objetivo de apoyar a familias y empresas”.
El presidente de CaixaBank, Jordi Gual, ha centrado su intervención en Europa y sus instituciones. “Han sido más ágiles y contundentes que en la Gran Recesión de 2008”. “También ha rebajado los requisitos de capital para que los bancos puedan seguir ofreciendo crédito”. Ha valorado el plan de Francia y Alemania y cuya aprobación está sobre la mesa. “Si a Alemania le va bien a España también. Y si a España le va bien, a Alemania también».
El CEO del BBVA, Carlos Torres, ha valorado «las cosas que ha hecho bien el gobierno», en especial «unas líneas ICO -gestionadas por la banca- que han aportado a más de medio millón de autónomos y empresas una liquidez imprescindible. Somos la única fuente de financiación de autónomos y pymes».
La presidenta del Banco Santander, Ana Patricia Botín, ha propuesto un plan de vivienda para la juventud. “La mayoría de los españoles por debajo de 35 años están en situación de precariedad laboral y uno de los costes es las incapacidad de iniciar una vida autónomas», ha señalado. La solución, según Botín: «que el gobierno aporte entre un 20 y un 25% de la entrada de la compra de la vivienda». El resto de la hipoteca, a 30, 40 o 50 años, ya la pagarían los jóvenes. Una nueva forma de «socializar los costes» de relanzamiento del mercado inmobiliario.
Otros grandes empresarios han hablado, sobre todo, de «la oportunidad» que supone la «nueva revolución industrial» de la transición energética, insistiendo en que «las empresas españolas no pueden perder ese tren».
También de «la necesidad de que el Gobierno reduzca las cargas fiscales y la presión regulatoria», ha dicho el presidente de Endesa, José Bogas. Algo también reclamado por otra gran energética, Naturgy, cuyo CEO, Francisco Reynés, ha insistido en la “estabilidad normativa” para las relaciones laborales. Es decir: no toquen la reforma laboral.
Se vislumbran algunas lineas maestras
Faltan aún muchos días de cumbre, pero ya se pueden vislumbrar algunos ejes del proyecto que están trazando los grandes centros de poder oligárquico.
Primero, una gigantesca socialización del gasto que genera la pandemia a través de un enorme endeudamiento del Estado. Planteando durante los próximos dos años una monumental expansión del gasto público, recurriendo a un gran incremento de la deuda pública.
Y ya plantean directrices en el destino preferente de ese gasto. Debe limitarse en el campo social -un Ingreso Mínimo Vital necesario, pero restringido- y ampliarlo todo lo posible en inyectar liquidez a empresas y grandes negocios oligárquicos.
Un endeudamiento amparado por el gasto público que supone una formidable transferencia de rentas desde el 90% a la oligarquía o el capital extranjero.
Además, plantean líneas rojas. Tanto en la «recaudación» de los recursos -nada de impuestos a la banca- como en el «marco laboral» (no tocar la reforma laboral).
Y por último, plantean que, sí o sí, es necesario aceptar una masiva llegada de capital extranjero. Y será inevitable una u otra forma de rescate europeo. Y por tanto, aceptar las «condiciones macroeconómicas» -en forma de recortes, ajustes e imposiciones fiscales- que Bruselas y los centros de poder nos quieren imponer.