Precariedad y privatizaciones en Madrid

La ola de calor mata. La ola de privatizaciones también.

Madrid era comunismo o libertad. Y si el calor dilata, la libertad también expande sus límites. Hasta morir por un golpe de calor barriendo las calles.

Así ha muerto un trabajador de 60 años, obligado a trabajar a las cinco de la tarde a más de 38 grados. El barrendero trabajaba a las 17:30 horas en la avenida de San Diego, en Puente de Vallecas, cuando Emergencias Madrid recibía la llamada de aviso: un hombre se había desplomado y estaba inconsciente en la calle. Incluso en este caso, aún podemos culpar al comunismo. Al fin y al cabo, las temperaturas alcanzadas por la ola de calor son más propias de latitudes tropicales como Cuba o Venezuela. Otra vez gana la libertad.

Vísteme despacio que tengo precariedad

Madrid estaba en alerta por altas temperaturas. A la hora del suceso, la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) registraba 38,9ºC en su estación de Retiro, la máxima del día. Una temperatura ambiente que supone unos 50 grados sobre el asfalto, cuando se trabaja a pie de calle. El uniforme del barrendero, de poliéster: un material que impide totalmente la transpiración, no absorbe la humedad ni el sudor. Las medidas laborales ante la ola de calor o cambios de horario adecuando los turnos, inexistentes. Cuando el Samur atiende al trabajador desplomado su temperatura corporal es de 41,6 grados. Fue trasladado al Hospital Gregorio Marañón en estado grave y posteriormente se confirmó su fallecimiento. Una semana con el termómetro en máximas históricas día y noche, iba a pasar antes o después. Mucho se habla del cambio climático, poco o casi nada de que la precariedad laboral mata. Menos aún de los máximos responsables directos de esas condiciones en las que nos obligan a trabajar. Y silencio absoluto sobre encausarlos y hacerles pagar penalmente por las muertes provocadas.

En el primer trimestre de 2022 hubo 206 fallecidos en accidentes de trabajo. Son 44 trabajadores muertos más que en el mismo periodo del 2021, un incremento del 27 %. Dos días antes, en una entrevista en La Cadena SER, Almeida descubrió la situación en directo a través un trabajador municipal que soporta las altas temperaturas en las calles  sin vestuario adecuado. No sabía que el uniforme era de poliéster y prometió cambios. Estas fueron las palabras del alcalde en el programa La Ventana de Madrid: “Me comprometo a hablar con el delegado de Medio Ambiente y con las empresas para ver si se pueden introducir mejoras […] En olas de calor como estás, un uniforme de poliéster no os ayuda lo más mínimo ni os beneficia para poder trabajar”.

Al calor de la rica privatización

El trabajador fallecido pertenecía a la subcontrata Urbaser. Es una de las 6 empresas del servicio de limpieza que el alcalde Almeida ha privatizado en Madrid. Por un total de 1,6 millones de euros: Ferrovial, FCC, Sacyr, OHL, Acciona y Urbaser. Todo privatizado. Libertad de mercado, trabajador ahogado. Había aviso por altas temperaturas: la ciudad estaba bajo aviso naranja de 13.00 a 21.00 horas. ¿Por qué no se hizo nada? ¿Para cuándo la auditoría que fiscalice las cuentas y condiciones laborales de las empresas privadas y subcontratadas? ¿Dónde están las consecuencias penales para las empresas que obligan a trabajar a la gente en esas condiciones?