Economistas, políticos y medios de comunicación cruzan hoy los dedos y esperan que esta crisis acabe pronto. Ahora ya sabemos que no es una crisis como las otras –dos años para abajo, un año tonto y volver a empezar–. Pero nos queda el consuelo de pensar que todo lo que estamos viviendo es nuevo. Que internet y las nuevas tecnologías han transformado el escenario económico; que China y los emergentes están cambiando las reglas del juego; que Europa sufre porque ha entrado en terreno desconocido y es la protagonista de un experimento pionero, la moneda única…
Pero, ¿y si no fuera así?