Los draconianos recortes no buscan ajustar la sanidad o la ciencia a los recursos disponibles sino transformarlas.
Los anuncios de grandes metamorfosis se han convertido en la liturgia de los grandes traidores de nuestra nación.
Los grandes visionarios, los de verdad, no se han limitado a inaugurar aeropuertos sin aviones, sino aventurar de forma ambigua la transformación total de la sociedad española.
Nunca como ahora, desde la transición, han cobrado tanto sentido las palabras de Alfonso Guerra, cuando tras la victoria del PSOE por goleada en el 82 afirmó: “Vamos a poner a España que no la va a conocer ni la madre que la parió”.
España es cada vez más irreconocible para los que creyeron que la naciente democracia era una autopista al club de los países desarrollados y modernos. Y es que al señor Guerra le faltó decir en manos de quién “vamos a poner España”.
Nuestros mentores de la modernidad de entonces se han convertido en nuestros más implacables verdugos.
En la misma línea Jose Ignácio Echániz, secretario de Sanidad y Asuntos Sociales del PP, anuncia la metamorfosis en la sanidad: “nada volverá a ser igual en la Sanidad española después de la crisis. Ha generado una deuda entre 16.000 y 24.000 millones de euros que ha aflorado con el sistema de pago a proveedores. La Sanidad no puede volver a vivir con deuda y déficit”
Echániz tiene razón en que las draconianas medidas aprobadas por el gobierno, bajo la tutela real de la troika, van a tener consecuencias demoledoras para la sanidad y la ciencia biomédica española. En un tiempo no las va a reconocer ni la madre que las parió.
No la vamos a reconocer porque muchos conocidos no estarán. Esto es lo que nos cuenta una Susana Frases, científica española exiliada en Brasil. «El apoyo a la investigación en España por parte de los gobiernos, del color que sean, es nulo. No hay ayudas, no hay visión de futuro y cada año que pasa hay más recortes. Las investigaciones llevan su tiempo y el dinero que se invierta en ellas termina volviendo con creces a la sociedad si se sabe aprovechar, pero esto en España parece que no interesa. Sin embargo, en países que a la ligera calificamos de tercermundistas, como es el caso de Brasil, ven esto con más claridad que España… A la vez que estudiaba los hongos patógenos, era coordinadora de un proyecto de degradación de celulosa para la producción de bioetanol. Es decir, aislamos hongos de distintos ambientes y los testamos para estudiar su capacidad degradando la celulosa presente en los desechos de la caña de azúcar. Con ello, producimos azúcares simples, los cuales son fermentados para producir bioetanol de segunda generación».
No la vamos a reconocer porque los que estarán actuarán de forma contraria a sus convicciones. Veremos a profesionales de la medicina que verán incompatible su trabajo en el SNS con los valores por los que se hizo médico o enfermera. Otros tendrán que tragar sapos y culebras para no perder el trabajo. Esto ya se ha empezado a dar. Josep Basora, Presidente de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (SEMFYC) ha pedido a los médicos recurrir a la objeción de conciencia ante el Decreto de Sanidad que establece la retirada de la asistencia sanitaria a inmigrantes sin papeles que ya están siendo tratados en España. A su juicio, la normativa supone un “conflicto ético” entre los profesionales en relación a su deber con el Sistema Nacional de Salud (SNS) y su deber con estos pacientes. «Nuestra disyuntiva no es si la sanidad se endeuda o se ajustan los gastos a los ingresos»
No la vamos a reconocer porque presenciaremos como pensionistas se van de las farmacias sin poder comprar los medicamentos. O sencillamente no les veremos porque directamente no irán a la farmacia a por unos medicamentos que no pueden comprar.
No la vamos a reconocer porque volveremos a ver gente sufriendo o falleciendo por causas evitables. Nos acostumbraremos a oír casos de listas de espera insultantes. Según Juan Torres López Catedrático de Economía Aplicada de la Universidad de Sevilla, “las autoridades imponen políticas que provocan daños económicos, físicos y morales a la mayoría de la población. Reducen los ingresos y aumenta la pobreza y la exclusión (solo entre 2009 y 2010 aumentó en 1,1 millones el número de personas pobres en España). Disminuyen la financiación de los servicios públicos básicos, lo que hace que aumente la mortalidad, las enfermedades y todo tipo de daños psicológicos y personales (la tasa de mortalidad ha aumentado un 20% en Portugal desde que empezaron a adoptarse las políticas de ajuste y la esperanza de vida ha bajado por primera vez en España)”.
Mientras el Instituto Nacional de Estadística afirma que la inflación interanual ha batido el récord anual (2,2%) debido especialmente al encarecimiento de los productos farmacéuticos, a falta de aplicar la subida del IVA en septiembre; diez asociaciones científico-médicas se han unido para elaborar un documento de propuestas encaminadas a garantizar la eficiencia, calidad, ordenación y sostenibilidad del Sistema Sanitario de Salud (SNS), sin necesidad de continuar realizando recortes.
Vamos a un modelo en que se van a agudizar los rasgos negativos que hemos venido arrastrando; burocratismo, listas de espera, enchufismo, desigualdades… a medida que la administración trasvasa a manos privadas y extranjeras la gestión de nuestra salud.
La disyuntiva de una sanidad endeudada o ajustada a los ingresos es una trampa.
Las farmacéuticas adelantaban grandes cantidades de medicamentos fiados porque al cobrar con retraso le cargaban a las arcas públicas un 9% de recargo. Y los bancos se hacían con suculentos intereses por prestarle el dinero al estado para pagar a las farmacéuticas. Los políticos autonómicos pactaban precios de medicamentos a cambio de buenas comisiones y de legislaciones que garantizaban la compra de las innovaciones más caras. Las farmacéuticas se garantizaban, con la sanidad universal y gratuita, el segundo mercado mundial de venta de fármacos. A cambio se convirtieron en el principal sector en investigación y desarrollo del país, devolviendo una pequeña parte de los beneficios para el Fondo de Investigaciones Sanitarias.
En medio de este inmenso saqueo de las arcas públicas, a nosotros nos visitaba el médico gratis y nos hacían pagar poco o nada por los medicamentos. Con ello ¡nos quieren hacer copartícipes del saqueo!
La crisis ha abierto en canal el famoso estado del bienestar para mostrarnos el abismo social que crecía tras su aparente benevolencia. Nos daban tan sólo algunas migajas sanitarias, educativas… mientras las grandes sumas del dinero público transitaban hacia las arcas de los grandes monopolios y bancos de la mano de un sistema bipartidista perfectamente engrasado para hacer tal labor.
Nuestra disyuntiva es si vamos tomar las riendas de la sanidad, a expropiársela para ponerla en manos del pueblo trabajador y los sectores productivos del país. Los que tengan voluntad e interés en levantar un potente sistema científico y sanitario ligado a una economía productiva desarrollada, autónoma, y gestionada al servicio del pueblo.