La macroencuesta del CIS, que pronostica un “empate técnico entre el bloque de derechas y el de izquierdas”, se utiliza como argumento para extender la idea de que “es el momento de dar la espalda al voto inútil”.
El apoyo electoral a “partidos minoritarios” se considera como “un voto perdido”, y se nos repite machaconamente: “¿quién quiere que su voto caiga en saco roto cuando la lucha entre bloques se decidirá por un puñado de papeletas?”.
Este es un clima de opinión antidemocrático y falso. No es verdad que en las elecciones madrileñas solo existan cinco opciones, las de los partidos a los que las encuestas garantizan representación parlamentaria. Y existen muchos ejemplos de candidaturas que se han abierto paso, frente a quienes intentaban impedir su crecimiento calificándolas de “inútiles”.
¿De verdad solo existen cinco o seis partidos?
La mayoría de información política que recibimos no refleja la realidad. Al hablar de las inminentes elecciones en la Comunidad de Madrid solo nos hablan de cinco partidos: PP y Vox en el ámbito de la derecha, y PSOE, Más País y Unidas Podemos en la izquierda. Solo existe lo que obtiene representación parlamentaria. No es verdad.
A muchos sorprenderá saber que en España hay registrados 5.163 partidos políticos. Es una extensa red, articulada a nivel nacional, autonómico, municipal, que abarca una enorme pluralidad ideológica o política, y expresa la vitalidad de una sociedad española que se organiza y lucha.
Esta red de partidos, estén o no presentes en los parlamentos, recorre ciudades, barrios y pueblos, impulsa y sostiene movilizaciones y campañas…
La candidatura que encabeza Sara Montero para el 4-M sí refleja esa realidad. Una coalición donde está presente Recortes Cero -un movimiento con más de 30 organizaciones políticas, sociales y sindicales, entre ellas Unificación Comunista de España-, el Partido Castellano-Tierra Comunera -representando la tradición del castellanismo progresista-, Grupo Verde -una sensibilidad ecológica muy relevante en la sociedad-, y Municipalistas -la tradición de organización municipal que ha sido clave en los avances en numerosos barrios-.
Una coalición donde participan, y tienen presencia en las listas, más de 30 organizaciones, y destacados activistas de movimientos sociales y de lucha popular, desde Ángel Casero, presidente de Adelante Bebés Robados, a Jean Marie Fidiek, representante de la Asociación de Camerunenses.
Este es el Madrid real. La imagen de una comunidad donde solo existen cinco partidos, despreciando a todos los demás como “inútiles”, es mentira, y representa un antidemocrático recorte de la pluralidad que existe en la sociedad.
De lo pequeño a lo grande
Lo grande empieza como pequeño, y se abre paso. Es ley de vida… siempre que tenga posibilidades de expresarse.
Pongamos un ejemplo, reciente y actual. Podemos irrumpió en 2014 en la política española. Y consiguió en muy poco tiempo obtener representación parlamentaria. ¿Por qué fue posible? Primero tuvo que organizar un partido nuevo, con su base de afiliados, sus sedes… Segundo, con dificultades y ataques, tuvo la opción de darse a conocer. Accediendo a plataformas mediáticas, desde televisiones locales, a medios de la Iglesia o la derecha, hasta acceder a las tertulias de ámbito nacional.
Si no se hubiera permitido que esa opción fuera difundida, se la hubiera calificado de “inútil” por ser extraparlamentaria, o de “voto perdido” porque la única opción de acabar con los gobiernos del PP era el voto al PSOE, jamás hubiera podido crecer.
Ahora, sin embargo, se pretende enclaustrar el voto de izquierdas el 4-M en solo tres opciones: PSOE, Más Madrid y Unidas Podemos. No es verdad. Existen muchas más alternativas en la izquierda y en las fuerzas progresistas. Lo democrático es que se conozcan, se contrapongan los programas y eso permita capacidad de decisión real a los votantes. Lo antidemocrático es limitar artificialmente el campo en el que podemos elegir, calificando a todas las candidaturas que no son las tres principales como “inútiles”.
Los compañeros de Teruel Existe se negaron a entrar en ese juego del “voto perdido”. Se organizaron, presentaron una candidatura, y obtuvieron representación parlamentaria. Ahora se están planteando ampliar ese movimiento a otros lugares de la “España vaciada”. Era mentira que no existieran o fueran “una opción inútil” porque no estuvieran presentes en el parlamento.
¿Quién decide qué votos son “útiles” y cuáles son “inútiles”?
Los 2.883 votos a En Marea en las pasadas autonómicas gallegas no fueron “inútiles” porque no entraran en el parlamento. Representan una sensibilidad que existe en la sociedad gallega. Lo mismo puede decirse de los más de 200.000 votos que PACMA obtuvo en las pasadas generales.
La candidatura Recortes Cero-Partido Castellano-Tierra Comunera-Grupo Verde-Municipalistas es el 4-M una opción claramente diferenciada, y presenta el programa que Madrid necesita. Basado en la Redistribución de la Riqueza, el único camino para enfrentar en beneficio de la mayoría la pandemia sanitaria, económica y social. Y representa la unidad que la gente de izquierdas necesitamos y exigimos, con 30 organizaciones de diferente signo que confluyen en lo verdaderamente esencial, donde ninguna se impone sobre las demás y donde todas son importantes.
Apoyarla el 4-M para que esta línea se abra paso es la alternativa más “útil” para la mayoría.
La pluralidad es motor de cambio, recortarla es una regresión
Hay quien afirma que las 23 candidaturas que se presentan el 4-M en Madrid son demasiadas, un exceso. Plantean que las únicas que importan son las cinco que tienen garantizada su entrada en el parlamento autonómico, y desprecian todas las demás considerándolas como un inútil estorbo que distorsionará “la batalla entre el bloque de derechas y el de izquierdas”.
Quieren volver a una suerte de bipartidismo donde sean ellos quienes decidan qué opciones son “útiles”, y pueden ser conocidas, y cuáles son “inútiles”, negándoles el acceso a los principales canales de difusión.
Esta es la médula de un clima de opinión antidemocrático, donde a los votantes se les esconde la carta con todos los platos, y se les obliga a elegir entre un limitadísimo menú ya establecido.
La pluralidad, y la posibilidad de que opciones nuevas o extraparlamentarias se den a conocer y crezcan, es motor de cambio, de progreso. Recortar la pluralidad es una regresión, nos roba capacidad de decisión e impide que puedan cambiar las cosas.
Que el 4-M la línea de Redistribución de la Riqueza y Unidad y Solidaridad frente a la pandemia se difunda, avance y gane influencia, es la opción más “útil” de apostar por el cambio que la mayoría necesitamos y exigimos.