Cataluña

La mentira del triunfo independentista

Una vez más, quieren ganar en la propaganda lo que han perdido en las urnas. Propagan la falsedad de que el independentismo ha ganado las elecciones en Cataluña, y que en las generales del 28-A se ha fortalecido lo que separa y no lo que une a Cataluña con el resto de España.

Es mentira. Han ganado, porque han sido más, los votos por la unidad. Cataluña se ha movido en el mismo sentido progresista que el conjunto del pueblo español. Y una vez más, como siempre que los catalanes han podido pronunciarse democráticamente, se ha demostrado que el apoyo al independentismo es minoritario.

Nada más conocerse el resultado electoral, la maquina de mentir se puso en marcha. ERC y Junts per Catalunya difundieron que “el independentismo ha barrido en estas elecciones”. Atribuyéndolo a que “los catalanes han votado en clave de país”, para defender la independencia “frente a la represión española”.

Y, sin sacar conclusión alguna de sus resultados y colaborando en difundir el falso clima de opinión que extienden las élites independentistas, Pablo Iglesias declaraba que “el avance de todas las fuerzas soberanistas demuestra que España es plurinacional”.

¿Ha avanzado “el soberanismo” o quienes defienden la unidad? ¿Han ganado o han perdido las elecciones las fuerzas independentistas?

La única forma de saberlo es ir a los números, a los hechos.

Quien gana es quien obtiene más votos. Pues bien, los partidos independentistas han recibido el 28-A más de 843.000 votos menos que los no independentistas. La diferencia es de casi un millón de votos a favor de la unidad. 

Tampoco han ganado en el reparto de escaños. A pesar de que la  ley electoral, que prima a las zonas rurales de hegemonía nacionalista, les beneficia. De los diputados elegidos en Cataluña, 22 será independentistas, y 26 no independentistas.

Si las opciones independentistas han obtenido 510.000 votos más que en las generales de 2016, es porque Cataluña ha encabezado los ránkings de participación electoral, con casi 15 puntos más que en las anteriores generales.

Pero el independentismo ha vuelto a demostrar que no puede ganarse el apoyo de la mayoría de catalanes. Las fuerzas partidarias de la fragmentación han obtenido el 39,58% de los votos, una cifra que se reduce al 30,15% si lo comparamos con el censo total. Es decir, les han apoyado menos de uno de cada tres catalanes.

Si sacas menos votos y menos diputados… es que has perdido las elecciones.

El independentismo no ha sido capaz ni de movilizar a todos los suyos. A pesar de la amenaza de un gobierno que implantara un 155 más drástico, los votos independentistas (1,62 millones) suponen una pérdida de 453.000 respecto a los que les votaron el 21-D o en el referéndum del 1-O.

Y quien más ha perdido dentro del independentismo han sido los sectores más agresivos. Puigdemont ha conseguido llevar al desastre a la ex-Convergencia. En 2011 obtuvieron un millón de votos. Ocho años de procés después, Puigdemont los ha reducido a la mitad, a poco más de medio millón.

Quien ha barrido en el campo independentista ha sido ERC, duplicando en votos y escaños a Junts per Catalunya. Si ha obtenido este éxito -la primera vez que se impone claramente a los convergentes- es porque ha sido menos independentista, aparcando la unilateralidad y potenciando mensajes de izquierdas contra la ultraderecha.

Frente a las mentiras de la propaganda los hechos nos dicen que ha vuelto a manifestar una mayoría social por la unidad, y a evidenciar que el apoyo al independentismo no supera un tercio del censo. La movilización electoral en Cataluña ha sido parte integrante y consciente del movimiento general de la España de izquierdas y de progreso, fortaleciendo no las diferencias sino la unidad en una lucha común.