Y nuestro apoyo a esta línea política es independiente de que los hechos vayan en la dirección por la que apuesta el manifiesto, o que no sea así. Es independiente de si la izquierda tiene el tino de atraer a la formación naranja a su lado de la balanza o de si por el contrario Ciudadanos comete el gravísimo error de deshacer sus propios cordones sanitarios y otorgue la llave de gobiernos autonómicos y municipales al PP y Vox.
La propuesta que defiende este manifiesto es una alternativa general para el país, aunque en cada comunidad autónoma o municipio puede tener una expresión diferente, una arquitectura propia dependiendo de la correlación de fuerzas expresada en escaños o concejales.
La exigencia que plasma el manifiesto es la de la mayoría social progresista en España, que anhela gobiernos que luchen contra el paro y la precariedad, que eleven salarios y pensiones, que acaben con los recortes en sanidad, educación y políticas sociales, que defienda y amplíe derechos y libertades, que ataje con la corrupción y el despilfarro, que defienda la unidad y la solidaridad entre los ciudadanos de las diferentes nacionalidaes y regiones de España.
Una exigencia que trata de cerrar la puerta a un Partido Popular que ha sido estos últimos años el ejecutor principal de un brutal saqueo contra el 90% con el que la oligarquía española y los centros de poder mundial -especialmente Washington y Berlín- han concentrado riqueza y poder a costa del empobrecimiento y la precarización de la mayoría.
Más aún teniendo en cuenta que la aritmética electoral condena al PP a tener como necesarios socios de gobierno a la ultraderecha de Vox, una extrema derecha patrocinada por los sectores más tenebrosos del establishment de EEUU (por ejemplo el ex-asesor de Trump y cabeza de la alt-right norteamericana, Steve Bannon) que defiende las más reaccionarias y retrógradas políticas y que no es sino un ariete destinado a llenar de ruido y degradación el escenario nacional.
Pero también una exigencia que trata de cerrar la puerta a que ganen alcaldías o influencia política unos padrinos del ‘procés’ -los Torra o Puigdemont, representantes políticos de una corrupta y depredadora burguesía burocrática independentista en Cataluña- votados por una minoría de la población catalana, y que levantan la bandera de la insolidaridad más identitaria.
Desde estas páginas, más allá de las decisiones que tomen los líderes de las fuerzas políticas a las que el manifiesto llama a entenderse, apoyamos esa línea. Consideramos que es la que más fielmente expresa la voluntad volcada en las urnas, y la que mejor concentra el blanco y trata de impedir que se formen los gobiernos que buscan las clases dominantes: gobiernos que sirvan al saqueo y la degradación de nuestro país, y que les permitan acometer nuevas vueltas de tuerca contra las clases populares.
Existe en España, en cada comunidad autónoma, nacionalidad y región, una mayoría social que apuesta por políticas de progreso y por la regeneración democrática. Esto debe dar lugar a Gobiernos de Progreso y en defensa de las libertades. Es hora de llamar a todos los demócratas y progresistas a trabajar -en la forma y la aritmética que en cada lugar sea posible, y teniendo voluntad política, buena fe y altura de miras- por materializar esta exigencia.