«Somos el pueblo, no el enemigo». Detrás de esta pancarta, que es toda una declaración de principios, desfiló una masiva manifestación de estudiantes, profesores y padres. Las protestas que durante tres semanas protagonizaron los alumnos del instituto valenciano Lluis Vives se han transformado en una rebelión generalizada contra los recortes impuestos desde Washington y Berlín, a través del FMI o la UE, y que dócilmente ejecutan los gobernantes locales.
La salvaje represión –saldada con 41 detenidos y brutales agresiones contra estudiantes que se manifestaban pacíficamente, y que fueron catalogados por el máximo dirigente policial como el “enemigo” a batir- no ha hecho sino extender la rebelión.
La lucha de los estudiantes se ha ganado la simpatía de todos porque forma parte de la lucha de todo el pueblo contra los recortes impuestos por el FMI y Bruselas, por Washington y Berlín, y sumisamente ejecutados por las autoridades locales.
La sucesión de los acontecimientos deja bien claro a quién nos enfrentemos. Bastó que el gobierno autonómico valenciano se retrasara unos días en el pago de uno de los vencimientos de deuda contraídos con el Deustche Bank, por valor de 123 millones de euros, para que se desatara la furia de los recortes.
Los presupuestos autonómicos, aprobados solo quince días antes, se reformaron precipitadamente, para introducir un drástico tijeretazo de 1.057 millones de euros.
Al gasto sanitario se le recortaron 440 millones, a la inversión en educación 250 millones…
El gobierno valenciano debe pagar este año a la gran banca extranjera y nacional, en concepto del pago de la deuda contraída, 4.100 millones de euros. ¡Cuatro veces más que el total de todos los recortes ejecutados por el gobierno valenciano! «Para que la gran banca cobre, nosotros debemos recortarnos la sanidad o la educación»
Para que ellos cobren, nosotros debemos recortarnos la sanidad o la educación.
Comparado con el gigantesco atraco perpetrado sobre nuestros bolsillos por la gran banca, los “chanchullos” de los “chorizos” locales -14,5 millones dilapidados en la visita del Papa o 30 millones en sufragar la Fórmula 1- son solamente la calderilla de la estafa.
Que no nos confundan. Que no desvíen nuestra indignación para ocultar al principal atracador.
La oleada de recortes que estamos sufriendo no son producto de la “política de derechas” del PP. Antes que Rajoy, Zapatero ya ejecutó a pies juntillas los recortes ordenados por el FMI o la UE.
No tienen su origen en los “desmanes” de los caciques locales en Valencia, Madrid o Barcelona.
Es un ataque contra el 90% de la población que viene impuesto desde fuera, a través del FMI o la Comisión Europea, con sede en Washington o en Berlín.
Es necesario y urgente un frente común que unifique el conjunto de luchas populares contra los recortes.Quienes recortan la sanidad, aplican la tijera a la educación o imponen una draconiana reforma laboral que reducirá, una vez más, nuestros salarios, tienen los mismos nombres y apellidos.
Y sus recortes y ajustes afectan por igual a pensionistas y funcionarios, a trabajadores y pequeños empresarios, a estudiantes y profesores, a médicos y pacientes…
Necesitamos unidad. Ellos lo saben y pretenden impedirlo. La brutal represión de la policía hacia los estudiantes no es la manifestación de los “tics autoritarios de la derecha” o de las “reminiscencias franquistas” en la policía.Es algo más grave. Son burdas maniobras provocadoras para dividirnos y enfrentarnos. Buscan sembrar la desunión y la discordia entre alumnos, profesores y padres. Y separar la lucha de los estudiantes del resto de sectores populares afectados por los recortes.
A las provocaciones hay que contestar con más unidad. Todas las luchas que hoy crecen y se extienden en toda la geografía española contra los efectos de los recortes deben unirse en un mismo frente común.
Sólo así podremos enfrentarnos a la oleada de recortes y ajustes impuesta por el FMI y Bruselas, y que antes Zapatero y ahora Rajoy están dispuestos a ejecutar dócilmente.
Una unidad que debe fraguarse por la base, en cada barrio, en cada localidad. Agrupando al conjunto de fuerzas sociales y políticas, desde el 15-M a los sindicatos, desde las asociaciones en defensa de la sanidad y la educación públicas a las organizaciones de pymes y autónomos…
Porque la lucha de los estudiantes –como la de los trabajadores contra la reforma laboral, la de los pequeños empresarios ante el cierre del crédito por parte de la banca…- es la lucha de todo el pueblo.