25 años del asesinato de Miguel Ángel Blanco a manos del terrorismo de ETA

“La lucha contra ETA fue una lucha antifascista y el Espíritu de Ermua fue el principio del fin del terrorismo”

Se cumplen ahora 25 años del asesinato de Miguel Angel Blanco a manos del terrorismo de ETA, pero también del Espíritu de Ermua que marcó el principio del fin de su negro terror fascista. Lo recordamos con Jose Manuel Blasco, militante de UCE en Euskadi y participante en la Rebelión Democrática

Se cumplen ahora veinticinco años de un hecho atroz, pero sobre todo de unas gigantescas movilizaciones populares que cambiaron el curso de la historia, porque significaron el principio del fin del terror fascista de ETA.

Aquel 10 de julio de 1997 una esquirla de metralla, un soplo de horror gélido, atravesó el corazón de todos los españoles. ETA secuestraba a un joven Miguel Ángel Blanco, y anunciaba su ejecución a cámara lenta. Las lágrimas brotaron y las gargantas se desgañitaron, pero nadie se quedó impertérrito. Aquel chaval de Ermua, aquel perfecto desconocido, era tu hermano, tu amigo, tu hijo o tu vecino. No podías ver cómo lo mataban sin hacer nada.

El Espíritu de Ermua, aquellas 48 horas de manos blancas, de carteles, de “sin pistolas no sois nada” o de “aquí estamos, nosotros no matamos”, de lágrimas y silencio frente al televisor, de vigilia y ansiedad, y sobre todo, de lucha, de fuerza y unidad -desde Cádiz a Bilbao, desde Barcelona a Madrid-… galvanizaron a una sociedad española en su determinación de derrotar al terrorismo con la democracia en la mano.

En el aniversario de su asesinato y del Espíritu de Ermua, entrevistamos a José Manuel Blasco, militante de Unificación Comunista de España en Euskadi y participante de las movilizaciones de la Rebelión Democrática contra ETA

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Has estado en el acto de homenaje a Miguel Ángel Blanco en Ermua. ¿Cómo ha sido?

Pues muy bien y felicito al ayuntamiento de Ermua por haberlo organizado.  No estaba planteado como un acto multitudinario, sino de unidad política e institucional contra el terrorismo de ETA y de homenaje a Miguel Ángel Blanco, a Sotero Mazo, también de Ermua y asesinado por la banda 17 años antes, y a todas las víctimas del terrorismo.

En este homenaje, celebrado en el Polideportivo de Miguel Ángel Blanco, el Ayuntamiento unió a una representación cualitativa de organizaciones de víctimas del terrorismo, que ocupaban la parte izquierda mirando al escenario; a los vecinos y vecinas de Ermua, con su consistorio actual y anterior, que ocupaban la parte derecha; a representantes de altas instituciones del estado, de instituciones autonómicas y municipales, y a partidos políticos, que estaban en el centro;  y a organizaciones sociales que ocupaban las gradas.

Fue también un reconocimiento de la valentía y arrojo democrático de la corporación municipal de 1997. El alcalde Juan Carlos Abascal, entregó la escultura de homenaje a las victimas del terrorismo, en tamaño pequeño, a Carlos Totorika y a todos los ediles que encabezaron las impresionantes movilizaciones contra este “asesinato a cámara lenta”. La que correspondía a Miguel Ángel Blanco, la recogió su hermana, que intervino a continuación destacando el apoyo recibido y el valor de la unidad. Esta escultura la realizó Agustín Ibarrola y con sus 10 metros de altura recuerda, frente al polideportivo, a las víctimas y mantiene presentes los principios de libertad y democracia por los que todo el pueblo de Ermua y varios millones de ciudadanos de toda España se movilizaron en esos fatídicos días.

Se cumplen ahora veinticinco años del asesinato de Miguel Angel Blanco a manos de ETA. Como comunista y como vasco ¿cómo viviste aquellos días?

Pues los viví en Pamplona en el local que teníamos habilitado como txozna para los Sanfermines, en medio de la gran consternación provocada.

Las fiestas se paralizaron y miles de pañuelos rojos se ataron delante del ayuntamiento para repugnar la actuación criminal y milimétricamente calculada del asesinato. Era fin de semana y había muchas personas de Gipuzkoa y de la zona de Ermua que, como la inmensa mayoría, estaban “fuera de sí”. La cercanía les removió aún más el alma y no paraban de trasmitir su sentir. Unos jóvenes me decían: “yo soy de HB, pero a mí me ponen una pistola en la mano y me dicen que le tengo que  disparar y se me cae el brazo al suelo”, “antes me matan a mí que aprieto el gatillo”, otros, “si hace 15 días estuvimos tomando portes con Miguel Ángel, yo soy abertzale, vivo en Ermua y nos conocemos de toda la vida, no paro de pensarlo, no paro de pensarlo, no me lo puedo creer…”  y otros “esto es muy gordo, esto es muy fuerte, acabo de romper el carnet, por aquí no, por aquí no…”.

¿Qué significó el Espíritu de Ermua para la Rebelión Democrática?

El inicio del fin de ETA.

Todos los que sacaron réditos de la actividad terrorista pretenden que el abandono de las armas de la banda se entienda como una contribución para resolver el mal llamado “conflicto vasco”, pero ha sido una derrota sin paliativos y el factor principal ha estado en la movilización social y ciudadana.

El espíritu de Ermua fue un punto de inflexión en el que personas y organizaciones de mucho peso social dieron “un paso adelante” y con gran valentía encabezaron movimientos como “el Foro de Ermua” o “Basta ya”, que junto a otros muchos colectivos y organizaciones que se lanzaron a la calle, se ha denominado la “rebelión democrática”. Pero el espíritu de Ermua no solo está en quien se movilizó, creo que impregnó a todo el mundo, trastocando miedos y valores, dotando de otro peso específico al “mirar para otro lado”, o al “callar para que no me señalen”.

¿Cuál fue el papel de UCE y de otros comunistas en esta rebelión democrática contra ETA y el etnicismo de Arzallus?

Jose Manuel Blasco (centro) en un acto en la sede de UCE en Bilbao con Tomás Tueros (fundador de CCOO en Euskadi durante el franquismo y de Basta Ya!, fallecido en 2016) y varios concejales del PSE de Andoáin

Pues el darle el carácter y la naturaleza que realmente tuvo y tiene este movimiento. La lucha contra ETA era una lucha antifascista, y correspondía a la izquierda estar en primera línea.

Son muchos los interesados en presentar la lucha contra ETA como un movimiento de “la derecha”, pero nada más lejos de la verdad. Los que lo organizaron, lo encabezaron y estuvieron en primera línea, contaban con mucha experiencia de lucha contra el franquismo y por la conquista de las libertades. Quienes primero se “lanzaron al ruedo” fueron personas muy valiosas que en su día militaron en movimientos de izquierdas y revolucionarios como la propia ETA en sus inicios, el MCE, la ORT, Euskadiko Esquerra, el PCE, CCOO…, que volvieron a movilizarse para defender los mismos valores por los que ya se “jugaron la vida” contra el fascismo.

Es más, de no ser así hubiera sido imposible poner en marcha un movimiento tan rápido y de tanta movilización y apoyo social. Esto no se enseña en los actuales partidos de izquierdas y mucho menos en los de derechas, que posteriormente quisieron adjudicarse el movimiento para intentar manejarlo y sacarle provecho político. Eso, parece ser que sí que se enseña en estas organizaciones.

El papel de UCE fue clave, muy certero y muy valiente. El que hubiera grandes pancartas contra ETA firmadas con “la hoz y el martillo” de los comunistas de UCE en la gran manifestación de San Sebastián convocada en el año 2000 por “Basta Ya”, así como la presencia en numerosas movilizaciones, vaciaba de argumentos a quienes lo presentaban como una “movida de la derechona y del estado español” y contribuyó a disipar dudas y confusiones entren amplios sectores de izquierdas y del resto de la población. Sin duda, un porcentaje de la amplitud de este movimiento nos corresponde a todos los comunistas que participamos en el.