Los recortes presupuestarios al tejido científico y las aportaciones que la ciencia española puede hacer para salir de la crisis son hoy un auténtico choque de trenes. Y en España hemos podido presenciar este mes de octubre sus dos vertientes.
Una patente del CSIC ofrece resultados prometedores en la lucha contra el cáncer basados en el potencial del hierro. Por el otro lado, una investigadora que realizaba su tesis doctoral sobre el linfoma se queda sin beca en Valencia en medio de su investigación y cuando estaba a punto de publicar resultados en una importante revista científica. Son las dos caras de la ciencia española, su enorme potencial y los impedimentos para desarrollarla: patentes autóctonas, recortes foráneos. Tenemos el potencial como país para encabezar sectores de alto valor añadido que puede aportar a la medicina y a la economía nacional pero lo mismo que esta última década no había dinero porque se invertía en “ladrillo”, ahora no lo hay porque hay que pagar la deuda del ladrillo a la banca extranjera. ¿Qué futuro tienen entonces los desarrollos científicos vanguardistas en España?
«L’Oreal es la primera empresa del mundo en patentes de nanotecnología»
Campo abierto
A medida que la humanidad puede transformar la materia a escala más pequeña, los cambios potenciales son más revolucionarios y multiplican sus dimensiones. Ya utilizamos materiales nanotecnológicos en muchos ámbitos de la vida cotidiana sin tan siquiera saberlo: en los móviles, ordenadores moleculares con aplicaciones médicas, en las televisiones… hasta en los cosméticos, donde estos materiales determinan su consistencia. L’Oreal es la primera empresa del mundo en patentes de nanotecnología. Como dice su lema: “porque tú lo vales”, refiriéndose a la inversión claro está. El futuro de la nanotecnología es este: los analistas predicen que el valor del mercado de la nanotecnología alcanzará pronto los 224 mil millones de dólares, aunque la cifra actual es unas diez veces menor. Los campos donde la nanotecnología está haciendo aportaciones abarcan desde componentes electrónicos, electrónica industrial, informática, equipos, componentes y accesorios de automoción, instrumental médico y quirúrgico, maquinaria para la industria química hasta farmacéutica, biotecnología y energía.En lo pequeño, uno de los grandes
España está presente en los principales eventos sobre nanotecnología. Este año estuvo presente en Nano Tech, el mayor escaparate de nanotecnología del mundo en uno de los países emergentes en este campo, Japón. En esta feria España es la segunda potencia europea por detrás de Alemania, con unas 14 empresas. En realidad, nuestro país es considerado el tercero del mundo en este campo, detrás de EEUU y Japón; y ello a pesar de que el amanecer de la nanotecnología española tuvo lugar entre 2005 y 2006, cuando comenzaron a proliferar las empresas enteramente dedicadas a un campo que países como Japón o EEUU exploraban desde hacía décadas. España cuenta hoy con más de 53 empresas que desarrollan «nanoaplicaciones» para sectores como la energía, construcción, medio ambiente o medicina.Un potencial muy real
En España, el mayor número de patentes lo tiene el Centro Superior de Investigaciones Científicias (CSIC). A la feria de Tokio llevó 32 de ellas para conectarlos al mundo industrial. Por ejemplo, se llevó un dispositivo que convierte las vibraciones en electricidad y que podría aplicarse para recargar teléfonos móviles, algo que promete ser un «éxito seguro» entre los gigantes electrónicos nipones; o nuevos materiales con más dureza y resistencia, pilas, catalizadores o hasta un material biodegradable con bactericida, pensado para envolver alimentos y creado con arcilla y una proteína del maíz.
«El magnetismo del hierro permite una terapia combianda contra el tumor»
Medio lleno, medio vacío
¿53 es poco o mucho? En los 5 años escasos de la andadura de la biotecnología española su colocación en el ranking mundial es poco menos que espectacular y da fe de que la transformación del país para salir de la crisis generando riqueza y empleo no es una quimera como afirman los que pretenden imponer que el único camino son los recortes y ajustes para el 90%. El problema es otro. En España solo el 45 por ciento de la financiación en I+D proviene del sector privado, frente al 75 por ciento de países como Japón, expresión de que uno de los grandes problemas endémicos en la formación histórica del capitalismo español, el raquitismo, pasa factura. Un insuficiente volumen de capital que si bien ha sido históricamente alimentado por las grandes potencias que nos han relegado a un país de servicios, hoy podría ser subsanado si hubiera una voluntad por redistribuir los recursos de que dispone el país. Podríamos decir que de no ser por los espúreos intereses de una banca española que se endeudó para invertir en ladrillo en lugar de en ciencia e innovación para producir y que ahora tiene que dedicar los recursos a tapar esa gran oquedad, sí habría los recursos necesarios para poder desarrollar los sectores donde España podría ser vanguardia mundial como la nanotecnología. La nanoconexión necesaria
«En España hay buenas empresas de nanotecnología. Pero aún son pequeñas y escasas y hay que mejorar el sistema por el que se pueden hacer competitivas» (Pedro Serena, investigador del CSIC). El resultado siempre es lo mismo, lo poco que se hace tiene que buscar en el capital extranjero una salida. Desde hace cuatro años, Japón y España mantienen un acuerdo de cooperación que se ha materializado en una decena de proyectos conjuntos. Los primeros pasos en nuestro país se dieron en ImagineNano, un evento bianual de reciente creación que se celebró en Bilbao en abril de este año y que puso en marcha un formato de encuentro directo entre empresas y científicos. En su informe Nanociencia y nanotecnología (N&N) en España, la fundación Phantoms afirma que durante los últimos años ha habido una aceleración en el ritmo de financiación de las actividades N&N en nuestro país pese a que los expertos señalan, que el tejido industrial español tiene una capacidad de adaptación a las nanotecnologías desigual dependiendo del sector en el que se trate. Así como hay sectores relativamente bien posicionados como la nanofotónica, la energía fotovoltaica y la nanobiotecnología, existen casos en el extremo opuesto, como los referidos a temas de nanotubos de a temas de nanotubos de carbono o supercondensadores, en los que la dependencia es extrema. Todos coinciden: la solución reside en mejorar la interacción entre centros públicos de investigación y la industria.
«Un dispositivo del CSIC convierte las vibraciones en electricidad»
Nanolucha contra el cáncer
La nanotecnología es una aplicación tecnológica para manipular la materia a escala de átomos y moléculas. El prefijo “nano’ se refiere a la millonésima parte de un metro. En este campo, se trabaja hasta con un máximo de 100 nanómetros. Aprovechando las propiedades del hierro a esa escala se puede usar como vehículo para atacar un cáncar, tal como explica a El Mundo Puerto Morales, investigadora del Instituto de ciencia de Materiales de Madrid (ICMM-CSIC)… Primero sintetizamos las nanopartículas de óxido de hierro y las recubrimos de un componente que las haga estables y solubles en agua, (…), después las unimos a un fármaco antitumoral, una citoquina, que es una proteína que activa el sistema inmune (…) Posteriormente, se introduce en sangre una disolución acuosa de estas nanopartículas portadoras del fármaco y mediante un imán, se concentran en la zona del tumor.
Por lo tanto el hecho de ser magnéticas es fundamental para poder concentrarlas y que el fármaco actúe…
Efectivamente, además podríamos aprovecharnos de otra propiedad del magnetismo: al aplicar un campo magnético alterno se genera calor. Al elevar la temperatura de la zona tumoral contribuimos también a la eliminación de tumor.
¿Qué índice de éxito han obtenido con esta estrategia combinada? Muy alto, en las pruebas en ratones hemos conseguido una reducción del tamaño del tumor importante en quince días y su eliminación en algunos casos¿Para qué tipo de cáncer sería indicada esta terapia? De momento hemos estudiado su aplicación para el cáncer de páncreas pero podría también tener éxito en el cáncer de mama.
¿Va a pasar esta terapia a la siguiente fase, al estudio en seres humanos? El CSIC, junto con el CNB, hemos patentado esta terapia y este año hemos extendido esta patente a toda Europa. Actualmente estamos en la fase de darla a conocer a las distintas empresas farmacéuticas para su posible utilización.
Y una vez que se ha demostrado baja toxicidad en las células, el siguiente paso es el estudio en vivo, ¿no es así? Si, en ratones. Las nanopartículas de óxido de hierro que nosotros utilizamos se acumulan en el hígado y el bazo temporalmente y progresivamente se van disolviendo, el cuerpo va asimilando el hierro de forma natural. El hecho de que estas nanopartículas sean magnéticas es una ventaja a la hora de determinar su localización y cuantificación en los distintos órganos.
«La nanotecnología en manos de los países emergentes y en vías de desarrollo es la clave»
.Nanotecnología, ¿la solución?
¿Puede ser la nanotecnología solución a muchos problemas de los países en desarrollo?
No necesariamente. La nanotecnología en manos de los países emergentes y en vías de desarrollo es la clave para que sí esté al servicio de resolver sus necesidades e intereses de crecimiento autónomo. El desarrollo tecnológico por sí mismo no es la solución puesto que dicho desarrollo lleva el sello de los intereses de quienes lo poseen. En un artículo de respuesta a los científicos que abogaban por el desarrollo de la nanotecnología como solución a muchos problemas del Tercer Mundo, Noela Invernizzi y Guillermo Foladori (miembros de la Sociedad Internacional de Nanotecnología) recordaron tres pilares que no hay que olvidar:
a) Los productos de la nanotecnología ya están siendo patentados, en su mayoría por las principales corporaciones. Una patente en Estados Unidos cuesta 30 mil dólares en papeleo legal, y una patente mundial puede estar en 250 mil dólares
b) Algunos científicos Identifican a la nanotecnología como la solución para 5 de los 8 Objetivos del Milenio de Naciones Unidas. Entre estas soluciones están los nanosensores y nanocomponentes para mejorar la dosificación de agua y fertilizantes a las plantas, con los que se afirma se reduciría la pobreza y el hambre en el mundo. Los autores olvidan que los Organismos Genéticamente Modificados fueron publicitados en los ochenta como la solución para el hambre y la pobreza. El resultado es que fueron utilizados principalmente en los países desarrollados, y tres de cada cuatro patentes están en manos de cuatro grandes multinacionales. No hubo mejoría para los países del Tercer Mundo; por el contrario, los transgénicos invadieron áreas no buscadas, como fue el publicitado caso de la infección del maíz en Oaxaca, México; y se incrementó la dependencia comercial y tecnológica
c) Podemos coincidir en que las enfermedades infecciosas es uno de los principales problemas que enfrenta el mundo en desarrollo. Pero la forma como se alcanza el fin difiere radicalmente. No es lo mismo prevenir que curar. No es necesaria la nanotecnología para, por ejemplo, disminuir radicalmente la malaria. Es claro que nanosensores pueden ayudar a limpiar el agua y nanocápsulas a dirigir más eficientemente las drogas. Sin embargo, en la provincia de Henan, en China, la malaria fue reducida en un 99% entre 1965 y 1990 como resultado de la movilización social apoyada por fumigación, redes mosquitero y medicina tradicional (7). Vietnam redujo las muertes provocadas por la malaria en un 97% entre 1992 y 1997, mediante la combinación de organización popular, redes mosquitero, insecticida y medicina tradicional. La “tecnología social” es la clave.