Mountassir El Khamlichi no fue un ‘mena’, pero podía haberlo sido. Su historia y la de su gente, es la de muchos en busca de oportunidades
¿Cómo es tu historia en España?
Empecé a estudiar para aprender español. A los 3 meses ya sabía hablar perfectamente. Me saqué el graduado escolar, y luego hice un grado medio. No pude trabajar de lo que había estudiado, que era para el sector del automóvil, pero me puse a trabajar en la hostelería.
Mis primeros trabajos eran basura, muchas horas y poco dinero, y poco a poco, formándome y contactando con gente, conseguí tener mi propio negocio con otro socio, que era lo que yo quería, ser mi propio jefe. Si uno se lo propone y trabaja por un objetivo, puede lograrlo. España es un país de oportunidades, la gente me ha ayudado mucho. Te puedes formar, puedes estudiar, aprender un oficio… eso es lo que es para mí España.
Estoy casado, tengo mi casa, ayudo a mi familia, ayudo a todo el que puedo, aporto al Estado, pago mis impuestos, la Seguridad Social… aportando para que haya pensiones.
¿Qué te parece lo que está pasando en Ceuta?
Pienso que si es verdad que ha sido provocado por Marruecos, están jugando con la ilusión de la gente, que no tienen la culpa de nada. Es como si vives en un país sin oportunidades, sin tener una vida digna, y te dicen que la puerta del paraíso está abierta. Les tiran al mar y les incitan a matarse. No lo veo justo, ni veo bien quien aquí critica a esa gente, porque hacen lo que haríamos cualquiera, ir en busca de una vida mejor en general, porque lo pasan mal.
Una mujer de cuatro niños, como la madre del bebé que consiguió salvar la Guardia Civil, esa mujer, no se tira al mar porque le da la gana sino porque está desesperada y busca oportunidades. Gracias a Dios, España ha dado oportunidades a mucha gente. Aunque yo no haya venido ilegalmente, sino con una reagrupación familiar, tengo muchos amigos que han podido legalizar su estado y están haciendo su vida como yo, han estudiado, están trabajando y están aportando a España. España les ha tendido la mano y ellos lo han sabido aprovechar.
Mucha gente se ganaba la vida entrando y saliendo de Ceuta, y con el cierre de fronteras lo están pasando muy mal. La gente no piensa en venir a España a delinquir ni a chupar del estado. Quieren venir a trabajar, a estudiar, a formarse y a mejorar su vida. Nadie piensa en viajar a otro país para empeorar o para ir a delinquir. Luego pueden verse metidos en ese mundo. Tengo compañeros de clase y alguno, que éramos muy amigos, está en la cárcel, y eso no es porque sea marroquí, mena o ecuatoriano. Le puede pasar a un español.
¿Se distorsiona la imagen de la inmigración, se le da la vuelta a la realidad?
Esto es una guerra de políticos. En mi negocio trato con mucha gente, que es de gente de dinero y de partidos conservadores, y hay gente que entra en razón. Aquí las víctimas somos los trabajadores inmigrantes. Como España ha recibido al jefe del Frente Polisario y Marruecos se venga… pero la gente no tiene culpa de nada.
Cualquier de los niños y las madres que se juegan la vida, solo quieren un plato de comida, un techo, una vida digna… tener lo que tiene cualquiera que trabaja honradamente, necesidades y aspiraciones básicas.
Yo tuve todas las papeletas de haber sido lo peor y no lo he sido. No tienen que dar la imagen de que somos terroristas y que venimos a delinquir. Todo eso es falso y solo siembran el odio entre la gente. Hay gente de mente abierta que lo entiende pero otros no. No es incultura, es ignorancia. Soy marroquí, tengo 30 años y desde que dejé de estudiar no he estado ni un día en paro, no he cobrado ni una ayuda, he estado pluriempleado, ahora tengo dos trabajadores, pago mis impuestos…
No venimos a joder el país, además uno como este, un país extraordinario de gente extraordinaria que a mí no ha hecho más que ayudarme. Desde luego es el mejor país para venir a crecer.
¿Qué hay detrás de tantas historias de inmigración?
La inmensa mayoría de los que conozco, tienen una historia de superación y de querer mejorar.
Hay muchos españoles que ahora están emigrando porque no hay trabajo de lo que han estudiado. Al final somos personas y es el derecho de cada persona, más si te juegas la vida. Entiendo que hay que controlar la inmigración… que lo controlen, pero que se dé esa imagen de ellos es una injusticia, porque si se conociese la historia que hay detrás de cada persona, se vería la historia de sus familias, la de una madre enferma, la de un padre que no tiene un plato de comida para sus hijos, gente que entra en una fase de desesperación. La gente no viene por gusto sino porque en sus países no hay oportunidades.
Nadie aspira a una vida de lujo sino a unos mínimos. Y luego hay sinvergüenzas en todos lados, como los hay españoles que también se quieren aprovechar de las ayudas.
¿Qué piensas de quiénes dan esa imagen de la inmigración?
No interesa investigar y averiguar sobre las historias. Son radicales que les interesa dar esta imagen de los inmigrantes, de que venimos a delinquir, que los menores cuestan tanto dinero, como los carteles que lanzó un partido sobre lo que cuesta un mena comparado con una pensión. Lo que pretenden es sembrar el país de racismo, contra los marroquís, y los islamistas, como si esto tuviera algo que ver con la religión. Cuando además los que van poniendo bombas nada tienen que ver con el Islam, cuya máxima es la paz y el respeto a los demás.
¿Cómo valoras el proceso de integración en España?
En España no cuesta mucho la integración, porque hay muchas facilidades y oportunidades, para aprender e integrarse, si entras legalmente. Yo estoy más que integrado. Mi día a día es como el de cualquier otra persona. Hay que dar tiempo a la gente. Eso de que no se integran y de que quieren imponer sus normas y que se viva como en sus países no es cierto.
España está llena de gente con buen corazón, no como algunos que son como bichos. Solo es necesario dar una mínima atención. Quien ha cruzado el estrecho es una persona que se ha jugado la vida en el mar, a punto de la muerte. Hay que ponerse en su piel. Nadie hace eso así porque sí. Están derrumbados cuando llegan y necesitan que alguien les haga sentir personas.