* El director de Foros21 es portavoz de la plataforma PararLaGuerra.es
Refaat es un médico palestino que vivió durante una década en Bolivia y al volver a visitar a su familia no pudo regresar.
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¿Cuál es la historia de un médico boliviano y palestino luchando en medio del genocidio?
Soy médico de anestesia y de terapia intensiva. Estoy casado y tengo 5 hijos. Vivo actualmente en Gaza. Nací en Palestina y a los 19 años me fui a Bolivia, donde estudié y viví durante 10 años. Allí terminé mi carrera de medicina, me casé, obtuve la nacionalidad boliviana, y pensaba vivir allí, pero me divorcié y me fui a Argentina por 3 años, donde trabajé y empecé a hacer una especialidad allí.
Luego vine aquí a Gaza a visitar a mi familia, que no había visto en muchos años. Mi intención era quedarme por un tiempo, dos meses, para ver a mi familia y después volver a Argentina a terminar mi especialidad y volver a Bolivia a vivir allí.
Lamentablemente llegué en un mal momento, con un gran bloqueo y me quedé atrapado. Traté de salir varias veces, pero por muchas razones no pude. Me casé nuevamente aquí, empecé a trabajar, y me quedé todo ese tiempo tratando de salir hasta que estalló el conflicto que todos ya saben.
‘En la guardia piensas en quienes han perdido a su familia mientras trabajaban
¿En qué ha consistido tu trabajo desde el 7 de octubre y el inicio de los ataques de Israel?
He trabajado en el Hospital Europeo hasta hace un mes que lo evacuaron. El 7 de octubre yo estaba de guardia e inmediatamente el trabajo fue muy duro en el hospital, con muchos casos, muchos heridos, y no había espacio para atenderlos.
Llegaban muchos heridos por los ataques, por los bombardeos, con heridas graves de todo tipo, niños, adultos, en la cabeza, en el abdomen, muchos pacientes para operar cada día, incluso para volverles a operar cada dos días, porque tenían múltiples heridas. Teníamos que trabajar el doble, el triple a veces por la gran cantidad de heridos, por falta de instrumentos, por falta de médicos, de enfermeros que no podían llegar al hospital, porque por la situación había muchas zonas declaradas como ‘rojas’ que es como llaman aquí a las que están evacuadas.
Era muy duro para los médicos porque tenían que atender a sus familias en una situación tan crítica y también tenían que atender en el hospital. Era muy estresante porque no había casi nada de descanso, ni en el hospital ni en la casa. Casi todos fuimos evacuados, salimos de nuestros hogares viviendo en casas ajenas, con vecinos, con parientes, después sin carpas…
Además no hemos cobrado ningún sueldo después de perderlo todo, no teníamos ningún tipo de ingreso, teníamos que trabajar y atender a nuestra familia sin nada.
‘El precio de un kilo de tomates ha pasado de valer un dólar a valer 30’
¿Cómo es el día a día?
Yo trabajé un tiempo en el Hospital de Násser, cuando fue evacuado el Hospital Europeo por primera vez, pero sobre todo he trabajado en el Europeo.
Es muy difícil porque cuando tienes guardia no paras de pensar en los que han recibido malas noticias mientras trabajaban, han perdido a un ser querido, ya sea hijo, esposa, padre, hermano, amigo, muchos casos han sido así.
Cuando volvía de la guardia de 24 horas, cansado, quería descansar un rato, pero tenía que ponerme a buscar agua, comida, a buscar gas. Y la tarea es pesada porque haces fila para recibir algunas cajas de ayuda, y las filas son complicadas, montón de gente, a veces durante dos, tres o cinco horas para poder recibir algo.
Dios nos salvó en muchas ocasiones porque los ataques estaban muy cerca, en el departamento de arriba, en el edificio de al lado, cuando esperaba el bus del hospital… es el estrés permanente durante muchos meses. No hemos tenido una noche tranquila.
Ahora sufrimos hambruna por falta de todo, no hay leche, no hay comida, apenas hay unas cuantas clases de comida que es sumamente carísima, hay que luchar para conseguir algo para comer o madera todos los días, para cocinar algún tipo de verdura. Hace muchos meses que no vemos carne, pollo, huevo, queso… el precio de las cosas han subido entre 20 a 40 veces, un kilo de tomate o un kilo de pepino que costaba un dólar, ahora cuesta de 20 a 30 dólares, los precios en la mañana difieren de los precios de la tarde.
¿Cómo está la situación en el hospital de Násser?, en los últimos días lanzaron un comunicado advirtiendo de que en cualquier momento podían desaparecer…
Muchos hospitales fueron atacados, otros evacuados. Ahora hay pocos hospitales que están funcionando, como un 10%.
Hace unas semanas fue evacuada obligatoriamente toda la zona alrededor del hospital de Násser, y los funcionarios tenían miedo de llegar hasta ahí porque pasan por lugares muy peligrosos que pueden ser atacados mientras quieren llegar al hospital. Muchos ya no salen del centro y otros se arriesgan yendo en autobús cada día.
‘En vez de anestesia usamos calmantes para aliviar un poco’
Los tanques están a una o dos cuadras del hospital, donde se escuchan muchos tiros, muchos ataques, artillería. El hospital fue evacuado dos veces anteriormente, y saqueado, pero lo habilitaron con mucho esfuerzo. Lo peor es que muchos están trabajando sin sueldo, recibiendo ayudas de algunas organizaciones médicas como la Cruz Roja, que ha contratado a algunos médicos, pero lamentablemente el estrés y el peligro es permanente. El hospital ha sido bombardeado en dos ocasiones porque salió en las noticias que habían heridos de Hamás. Es decir, hasta los heridos son perseguidos.
El hospital está muy congestionado porque está cubriendo una gran área, con toda la gente evacuada de Rafah y de otras partes que han venido aquí a Jan Yunis, donde hay muchos campamentos.
Si han destruido los hospitales, en las zonas en las que no existen centros, ¿cómo hacéis para atender a quien lo necesita?
No se puede dar buena atención a los pacientes, muchos enfermos han fallecido por falta de medicación, por falta de espacio, por muchas razones, por muchos contagios, porque en ese caos es difícil controlar los contagios. Tratamos de cumplir con nuestro trabajo con lo que tenemos.
Hay algunos centros que han sido creados por la Cruz Roja pero son centros pequeños que atienden algunos casos. Pero, como te decía antes, que no hay nada, ni los productos necesarios para la limpieza. A lo que hay que añadir las comisiones que cobran los bancos, quien quiere tener efectivo tiene que pagar el 40%. Si quieres sacar un efectivo de 1000 dólares tienes que pagar como 400 dólares para la oficina. Así que también algunos aprovechan y abusan en esta situación.
‘Aquí hasta los heridos son perseguidos’
Cada día es una lucha para conseguir algo de harina, para hacer algo de pan. Una bolsa de harina de 25 kilos costaba 20 dólares o 15 dólares, y ha llegado a costar 600 o 700 dólares, que apenas alcanza dos semanas para una familia mediana, porque se consume más el pan. No hay muchas otras cosas.
Respecto a la falta de medicamentos ha ido por fases. En un momento podías acudir a farmacias o a otros hospitales para conseguir anestesia, calmantes, otros medicamentos, hasta que se agotó y tuvimos que reemplazarlas con otras medicaciones y no dar las dosis necesarias. Hay una gran cantidad de heridos, no entra más medicación y como muchos hospitales han sido saqueados, destruidos o evacuados, se ha perdido mucho de la parte médica. Así que tenemos que trabajar con escasez de todo.
Si en alguna etapa no había anestesia, teníamos que trabajar con calmantes de dolor para aliviar un poco, pero era terrible. Sientes la impotencia de no poder hacer más, no poder salvar o calmar el dolor. Es una impotencia que te mata.
