La detención del expresidente de la Comunidad Ignacio González y la citación como testigo de la actual presidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes, abren otra oportunidad de gobierno de progreso. Ahora en la capital de España.
El juez Eloy de Velasco investiga delitos de malversación, blanqueo y cohecho del expresidente madrileño.
Madrid es una de las Comunidades donde es posible un gobierno de progreso y regeneración democrática, como pone de manifiesto el mapa con las posibilidades de gobierno que publicamos en las páginas interiores. PSOE, Podemos y Ciudadanos suman 81 diputados frente a los 48 del PP. Y 1,7 millones de votos frente a 1 millón de votos de los “populares”.
El dirigente nacional de Podemos, Pablo Iglesias, ha sido el primero en reconocer que “existe la posibilidad de que haya un gobierno diferente” en la Comunidad de Madrid. Y ofrecer la “entera disponibilidad” de su partido para desbancar a Cristina Cifuentes del gobierno madrileño.
Desde el PSOE de Madrid anuncian que, como primera fuerza de oposición, estarían dispuestos a encabezar una moción de censura, aunque descargan toda la presión en Ciudadanos, que aún no se ha pronunciado mientras cerramos esta edición, pero cuyos votos son imprescindibles para que una posible moción de censura saliera adelante.
En Madrid se abre una segunda oportunidad de tener un gobierno de progreso y regeneración. La primera se dejó escapar tras las elecciones del 24 de mayo de 2015. Casi dos millones de madrileños votaron alternativas de cambio, cambio de gobierno y cambio de políticas que acabaran con los recortes y erradicaran la corrupción de la vida política.
Lo impidió la incapacidad de las tres fuerzas que recibieron esos votos -y que sumaban el doble de diputados que el PP en la Asamblea de Madrid- para llegar a un acuerdo que hiciera posible un cambio de gobierno. El PP y sus políticas siguieron gobernando y determinando la vida de los madrileños.
La persistencia de los dirigentes de Podemos por seguir colocando a Ciudadanos como “la muleta de la corrupción” del PP; de los dirigentes socialistas por poner “toda la presión” en Ciudadanos; y la obcecación de éstos por no ver más allá de los dirigentes de Podemos a sus votantes, como parte de una mayoría social de progreso que vota dominantemente contra los recortes y por la unidad, pueden volver a frustrar la nueva oportunidad de cambiar el gobierno de la Comunidad de Madrid.
Es la hora de Madrid
Los partidos que se reclaman del cambio tienen una correlación de fuerzas favorable, mayoría absoluta en la Asamblea de Madrid; y el apoyo de caso dos millones de ciudadanos. Pero no será posible si no se anteponen, de verdad, los intereses de los madrileños y las necesidades urgentes de la Comunidad por delante de cualquier otro interés.
La formación de un gobierno progresista en el Ayuntamiento de Madrid, encabezado por Manuela Carmena (Ahora Madrid), con apoyo del PSOE, está demostrando que era absolutamente necesario relevar al PP enquistado en el gobierno de la ciudad durante 24 años. Con Carmena se está rebajando la brutal deuda heredada de los gobiernos del PP, luchando por recuperar las viviendas municipales que se entregaron a los fondos buitre para alquileres sociales, avanzando en presupuestos sociales o transparencia.
La Comunidad tiene ante sí retos fundamentales en sanidad, educación, vivienda, empleo, dependencia, integración social, lucha contra las desigualdades…, y comunes como la reducción de la deuda.
Un gobierno de progreso en la Comunidad, junto con el de Madrid crearían nuevas condiciones para avanzar en la resolución de los problemas de toda la región y, especialmente regenerar la democracia, trufada por una corrupción sistémica que ha saqueado los recursos públicos.
Trabajar por la unidad sin sectarismos, anteponer los intereses generales a los de partido o a cualquier otro cálculo electoral, para alcanzar un acuerdo por un gobierno de progreso y regeneración democrática, sea bajo una u otra forma, eso es lo que la situación exige, lo que la mayoría social de progreso demanda.