La reciente desaparición de John H. Elliott supone la pérdida de uno de los hispanistas más influyentes y notables, al tiempo que reivindica un legado vital e imprescindible para aproximarse a algunas de las claves de la historia de la España Contemporánea.
Sin mencionar la Leyenda Negra y alejado del esencialismo que abundaba en la historiografía, Elliott ha cambiado la historia de España porque, en sus propias palabras, “un historiador tiene que estar siempre dispuesto a reescribir la historia”.
Reescribir la historia
Inevitablemente, referirse a John H. Elliott es, de una u otra manera, referirse al hispanismo. Un término con el que el “hispanista” nunca estuvo muy de acuerdo porque para él significaba que había que estudiar la historia de España como una anomalía o una peculiaridad al margen del desarrollo general de otras naciones. En su obra buscó la comparación entre el Imperio español y el británico (Imperios del mundo atlántico: España y Gran Bretaña en América, 1492-1830), entre Richelieu y Olivares, entre escoceses y catalanes,… y su conclusión fue, contra la corriente general de ese momento, que España no tenía una historia sustancialmente diferente a la que presentaban ni Inglaterra ni otros estados europeos de la época. De hecho, atribuye la persistencia de la Leyenda Negra en el mundo anglo-norteamericano a la imposibilidad que tiene EEUU para frenar la “reconquista” hispana que se viene produciendo desde el sur en el último periodo.
Si bien podemos afirmar que la Leyenda negra procede inicialmente de Holanda y después de Inglaterra y Francia, es decir, del mundo puritano de la Europa de la época, no es menos cierto que algunas de las principales líneas de combate contra este clima de opinión las han encabezado historiadores procedentes de ese mismo mundo. En este sentido, Elliott, encabeza una generación de hispanistas irrepetible en la que podemos encontrar nombres como Ian Gibson, Joseph Pérez, Stanley Payne, Paul Preston, Hugh Thomas, Henry Kamen,… que se encontraron una historia de España y han dejado otra muy diferente.
“Un historiador tiene que estar siempre dispuesto a reescribir la historia”
Historia del poder y de la decadencia
Su obra arroja luz sobre sobre un periodo particularmente decisivo. El periodo de los reinados de Felipe III y Felipe IV y el gobierno, como Valido del rey, del Conde-Duque de Olivares. Un personaje, según el propio historiador, muy consciente del declive en el que había entrado el imperio español, tras el reinado de decadencia y corrupción de Felipe III que finalmente abocó en el irreversible declive y ocaso de España. Es el periodo en el que lo que está en juego es la prolongación de la supremacía o la decadencia imperial ante el auge de nuevas potencias como Inglaterra y Francia. De hecho, su biografía sobre este personaje es considerada, aún a día de hoy, como una referencia.
“Elliott encabeza una generación de hispanistas irrepetible que han cambiado definitivamente la historia de España”
Su elección la explica por dos motivos. Por una parte, se encontró con la España franquista de los 50 en la que la investigación se encontraba con muy pocos recursos y muchas trabas. Un régimen que reivindicaba la historiografía del periodo imperial pero obviaba la descomposición y decadencia dando paso directamente a la España franquista que se presentaba como la heredera directa de aquella España imperial. Por la otra, como inglés, vivió, en primera persona la definitiva desaparición del imperio británico que culminó tras la II Guerra Mundial.
Su obra reivindica una etapa vital de la formación del Estado moderno en España y la solución aportada con la configuración de un “estado compuesto”. Término acuñado por el propio Elliott y que él mismo define “como la existencia de un estado diverso y plural que acepta esa diversidad, la gestiona y le da soluciones políticas y consensuadas, aunque genera no pocos episodios de conflicto y enfrentamiento abierto”.
Lejos del esencialismo, Elliott contó otra historia de España contra los mitos y las mistificaciones. Una historia que se enfrentaba a la historia de España, tal como se contaba en aquel momento, y se ha enfrentado después al relato de los nacionalismos más reaccionarios. Tal vez por eso, según cuenta, decepcionó a muchos catalanes, a pesar de haber tenido como mentor a Viçens Vives y haber desarrollado una etapa vital de su trabajo en Barcelona estudiando precisamente le rebelión de los catalanes. Una curiosa paradoja lo de estudiar la historia de Cataluña para comprender la historia de España y hacerlo, otra de sus aportaciones, de forma comparada.
“Su biografía sobre el Conde Duque de Olivares es considerada, aún a día de hoy, como una referencia sobre ese periodo de la historia de España”
Aparte de la biografía del Conde Duque de Olivares, destacan en su obra “Imperios de Mundo Atlántico”, su reivindicación del propio Valido frente a su rival francés en “Richelieu y Olivares”, su última obra “Catalanes y Escoceses. Unión y discordia” y, desde luego, “Haciendo historia”.