Conocí a Ainoa en la actuación que coordiné, como portavoz de PararLaGuerra, en noviembre de 2024, en la Puerta del Sol de Madrid. Reunimos a ocho artistas que junto a Miguel Ríos cantaron ‘Solo le pido a Dios’ como denuncia contra el Genocidio en Palestina. Fue Miguel Ríos, responsable de la iniciativa, quien me sugirió que la llamásemos.
Ahora, canta junto a Àgueda Segrelles y otros artistas valencianos, en un concierto benéfico en el que me he embarcado con el cantautor y amigo Jonathan Pocoví y el médico Raúl Incertis. De este concierto, en el que también participa Miguel Ríos, hablamos más adelante en estas páginas, sin embargo lo que las reune en esta doble entrevista es la admiración y curiosidad por conocer la forma de hacer música de esta nueva generación de cantautoras.
Siempre se ha asociado una sensibilidad distinta a la etiqueta de cantautora. Tanto como nuevas se suponen que son las formas de esta generación. Dos artistas con una enorme fuerza compositiva que gastan un estilo suave y discreto.
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Ainoa Buitrago: “Quiero aprender a mostrar mi vulnerabilidad”
Ainoa Buitrago (Madrid, 1996) es una de las voces más singulares y sensibles de la nueva generación de cantautoras españolas. Con un estilo que transita entre el pop íntimo, la canción de autor y una producción cada vez más personal, ha construido un universo propio en el que la vulnerabilidad, la honestidad y “las perspectivas afectivas disidentes” ocupan un lugar central.
Desde el lanzamiento de su primer álbum, La ruta de las flores, ha ido consolidando una trayectoria que destaca tanto por su cuidada escritura como por la intensidad emocional de su directo. Su música, que nace de la introspección pero conecta con una generación entera, la ha convertido en una referencia LGTBI y en una narradora de lo cotidiano que no teme hablar desde la verdad. En pleno crecimiento artístico, Ainoa Buitrago representa una forma de hacer canciones delicada, valiente y con algunas raíces nuevas.
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¿Te gusta más trabajar sobre la base de conceptos, de canciones que van completando un mismo concepto, o prefieres pensar que cada canción es un tema distinto?
Para mí es muchísimo más fácil componer canciones y luego encontrar un concepto. Mi primer disco, La ruta de las flores, también fue así: son canciones que acaban formando parte de un concepto.
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¿Qué significa para ti el directo y qué papel juega en tu carrera?
En mi carrera es, básicamente, la fuente de ingresos más grande que tengo. Para los artistas pequeños, que hacen giras en salas por España, es muy difícil el cambio que ha habido estos años con el tema de los festivales. Ahora mismo creo que hay una oferta maravillosa de festivales, pero la gente, en vez de pagar 20 € para ver a un artista, paga 50 y ve a un montón. Lo cual también es lógico y lo entiendo, pero a nosotros nos afecta muchísimo.
“Compongo canciones y luego encuentro el concepto”
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¿Cómo ha influido la visibilidad LGTBI en tu trayectoria, en tus canciones, en tu contenido? ¿Crees que eso ha dado una referencia de libertad a tu público? ¿De qué manera ha influido?
Sí que es verdad que cuando yo era adolescente había muy pocas mujeres lesbianas que hablaran abiertamente de que lo eran y que hicieran canciones para mujeres. Creo que tanto mis compañeras como yo hemos logrado, de alguna manera, que el hecho de hacer canciones para mujeres no dé miedo y no sea algo malo. A mí me dijeron desde el principio que no podía hacer canciones a mujeres porque no iban a funcionar, que me estaba cerrando al público masculino… pero aquí estamos.
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¿Cuál es la forma en la que desarrollas tu proceso creativo?
La verdad es que va cambiando. Antes componía muchísimo solo con la guitarra y luego producía las canciones con alguien. Ahora, desde hace tres años, me estoy produciendo a mí misma, así que el proceso creativo muchas veces parte directamente de la producción.
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¿Cómo prefieres trabajar: desde el punto de vista del papel crítico de la música o desde el de mostrar la cotidianidad?
Esto es, literalmente, lo que intento explicar en todas mis canciones de alguna manera y desde distintos puntos de vista. Creo que todas las personas vivimos situaciones similares; otra cosa es que, desde el papel del artista, muchas veces no nos permitamos mostrar esa vulnerabilidad. Yo hago canciones así porque es mi manera de aprender también a mostrar esa vulnerabilidad.
“La música en directo es mi mayor fuente de ingresos”
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¿Cómo lo ves tú y cómo crees que puede evolucionar esto en nuestra sociedad? Al mismo tiempo, la realidad es que España es uno de los países de Europa donde más se ha reducido la violencia machista —aunque sigue siendo una tragedia— y donde más ha crecido el movimiento feminista y las libertades conquistadas. ¿Cómo crees que está evolucionando la lucha contra la violencia machista entre la gente más joven?
Creo que, obviamente, queda mucho por hacer, pero tampoco tenemos que quitarnos como país el mérito, porque es verdad que la violencia se ha reducido, aunque siga pasando; lo vemos todos los días en las noticias. Ese mérito será completo cuando no haya ni una mujer asesinada a manos de su pareja.
En cuanto al cambio generacional, yo personalmente creo que vivimos dentro de un machismo estructural, pero hay algo que está haciendo que los chicos y las chicas vean las relaciones desde la violencia, y eso es el porno. En el momento en que un niño o una niña tiene un primer contacto con el sexo desde la violencia, vamos muy mal como sociedad, porque lo que estamos haciendo es normalizar que así se trata a las mujeres.
“Cantar a mujeres no debería dar miedo a nadie”
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Fue viral el vídeo en el que escuchabas por primera vez tu música sonar en Los 40 Principales. ¿Cómo imaginas el próximo vídeo en el que se vea un salto en tu carrera?
Qué pregunta más bonita. Pues, sinceramente, me gustaría que fuera un vídeo desde la calma, hablando de todo este proceso de todos estos años y sintiéndome orgullosa de todo el trabajo —tanto personal como profesional— que llevo a las espaldas.
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Àgueda Segrelles : “Cada canción tiene su propio tiempo de gestación”
Àgueda Segrelles es una joven cantautora valenciana que ha encontrado en la palabra y en la música un territorio propio desde el que explorar la intimidad, la memoria y la emoción. Formada entre guitarras, lecturas y escenarios locales, Segrelles ha construido una propuesta artística en la que conviven la canción de autor, la sensibilidad literaria y una voz que reivindica con naturalidad su identidad lingüística y cultural. Su trabajo dialoga de manera constante con la poesía y se caracteriza por un enfoque honesto, delicado y profundamente personal. Con una presencia cada vez mayor en el circuito musical valenciano, Àgueda Segrelles representa una generación que entiende el arte como un acto de cercanía, resistencia y búsqueda de una “intimidad universal” compartida con su público.
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Tú has musicalizado poemas de grandes autores y quería preguntarte qué tiene para ti la poesía: qué es lo que te conecta con ella y cómo haces para convertir un poema en canción sin que pierda su esencia original y, al mismo tiempo, lo conviertas en algo tuyo.
De la misma forma que el arte trata de explorar nuevos medios de expresión, la poesía para mí supone una búsqueda del nuevo significado de la palabra. La poesía es un campo de batalla: una investigación muy profunda en torno a la lengua.
Tiene que ver con la correcta expresión del sentimiento o de la experiencia; trata de acercarse lo máximo posible a uno mismo y, en consecuencia, se acerca a la intimidad de los demás. Es muy bonito porque entonces hablamos de que el lenguaje busca una intimidad universal. Es un concepto que me gusta mucho, el de la intimidad universal, y es algo que trato de reflejar en general en mi música.
Respecto a la unión entre poesía y música, lo que intento es que la música sea una herramienta de refuerzo para el valor poético de la palabra del autor, porque por sí misma ya se sostiene. De hecho, la poesía, al ser hablada y recitada, inevitablemente es cantada. Usamos un tono u otro para adecuarnos a lo que el autor quiere transmitir.
Cuando recito el poema, me fijo en las intenciones, en las palabras que el autor ha querido resaltar, y todas esas pequeñas indicaciones que me deja el texto intento reflejarlas en la música. No trato de que la música opaque el significado del texto, sino de reforzarlo, exaltarlo aún más. Y ya está; creo que he contestado bien.
“Cantar en valenciano es también resistencia”
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¿Tienes una manera de componer o depende del tipo de canción? ¿Qué recursos utilizas? ¿Cómo compones?
Mi proceso creativo lo definiría como algo muy flexible: no tengo una fórmula ni una rutina concreta, aunque es verdad —y es un detalle importante— que me gusta componer cuando estoy sola. Necesito estar sola para concentrarme en mí, para no tener muchos estímulos externos, porque me distraigo con facilidad. Lo mejor es estar sola.
Todo el proceso creativo empieza con una idea, una semilla. Las ideas me asaltan haciendo cosas normales, de gente normal: me acabo de despertar y tengo una melodía en la cabeza; voy a hacer la compra y me viene una sucesión de palabras, o incluso una sola palabra que me llama muchísimo la atención y sobre la que pienso durante mucho tiempo. Paso mucho rato tallando esa pequeña idea como si fuera un diamante en bruto, perfeccionándola en mi cabeza. Si llega un momento en que lo necesito, la grabo en el móvil para que no se me pierda la esencia.
Cuando llego a casa o a un sitio seguro, me pongo con la guitarra, acompañada del ordenador, el móvil… y yo misma, claro.
A partir de ahí desarrollo la idea. Me gusta, además, grabar todo el proceso de composición con el móvil: tengo cientos y cientos de audios, desde ideas repentinas hasta procesos enteros de composición que a veces me ocupan años. Igual tengo una idea del 10 de julio de 2024 y no la termino hasta septiembre de 2025. Cada canción tiene su tiempo de gestación.
Como herramientas extra, además de la guitarra y un piano de apoyo, suelo usar un diccionario —nunca sabes cuándo te va a hacer falta— y un traductor, en caso de que escriba en un idioma que no es mi lengua materna. Y creo que no me dejo nada.
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¿Cómo se elige la lengua en la que se va a componer y cantar una canción? ¿Qué papel tiene la lengua en tu música y en tu arte? Y, al mismo tiempo, ¿sientes algún tipo de responsabilidad cultural?
Al inicio no le daba importancia al idioma, pero con el paso del tiempo la ha cobrado. Cada lengua es distinta, y según su fonética y construcción, remite a significados diferentes. Me gusta pensar que el idioma es la base sobre la que se construye la canción, un tablero de juego que permite dar un mensaje u otro.
A medida que avanzo en mi carrera, siento más responsabilidad cultural, aunque fue algo inesperado. No veía cantar en valenciano como algo revolucionario, sino como algo natural. Es la lengua con la que me he criado, y no necesité el castellano prácticamente hasta que fui al instituto. Sin embargo, mi posición se ha convertido en un acto de resistencia: soy mujer, música, y pienso y hablo en valenciano. Y creo que muchos no querrían ver algo así en un escenario.
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¿Hay alguna canción que haya marcado un cambio en tu trayectoria? Aunque empezaste a tocar hace mucho, tu carrera musical aún es joven. ¿Existe algún tema tuyo que haya supuesto un antes y un después?
Al ritme de l’oblit, aunque hoy me dé un poquito de vergüenza —de hecho, ya no está en mi repertorio—, ocupa un lugar especial en mi corazón. Fue la primera canción compuesta por mí que lancé a plataformas, y representa el momento en que me atreví a mostrarme ante el mundo, a permitir que mi voz y mi palabra se escucharan.
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¿De qué manera te gusta conectar con tu público? ¿Qué sensaciones, emociones o reflexiones buscas despertar? ¿Qué papel quieres que tenga tu música?
Me gusta relacionarme con el público, que se sientan a gusto y en un espacio seguro. Suelo introducir las canciones, bromeo con ellos, me emociono con ellos… A través de mi música les invito a reflexionar, a recordar, a valorar el presente, a despedirse con ternura; pero también a enfadarse, entristecerse o alegrarse. Quiero que tengan una experiencia agradable, y así me lo expresan cuando, al finalizar, se acercan a hablar conmigo.
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¿Cómo ves el futuro de la música de autor en valenciano y qué crees que hace falta para que siga creciendo?
Creo que en el futuro encontraremos más música de autor en valenciano —o al menos me gusta pensarlo—, porque estamos en un punto en el que debemos reconocernos los unos a los otros.
Vivimos un aislamiento generalizado: las redes sociales, que en teoría están para acercarnos, muchas veces nos separan. Y creo que la música de autor en valenciano puede ser un espacio en el que reunirnos.
Confío en que habrá más gente dispuesta a crear comunidad. Quizás soy optimista, pero me gusta pensar que ese es el futuro: que el valenciano seguirá cantándose y hablándose con la normalidad de hoy, o incluso más.
¿Y qué hace falta para que siga creciendo? Atreverse. Atreverse a hablar y a cantar en valenciano. A quien tenga miedo de equivocarse, le diría que no lo tenga: se aprende cometiendo errores. Animo a toda la gente que quiere expresarse en valenciano a que lo haga; es divertidísimo, y hay una comunidad muy guay esperándolos, deseando compartir ese trocito de sí mismos en un idioma precioso. Hace falta eso: atreverse. Y que la industria nos reciba con los brazos abiertos.
“El directo es un espacio de comunidad y de paz”
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¿Qué significa para ti la música en directo? ¿Cómo entiendes la manera de sacar tu trabajo adelante? ¿Cómo utilizas las redes? Y, por último, ¿piensas en un trabajo conceptual como un disco o prefieres ir sacando canciones sueltas?
La música en directo es crucial para mí. No sólo porque me dedico a ello, sino porque he ido a conciertos toda mi vida. El directo tiene un papel fundamental: la sensación desde el público es preciosa. Es un punto de reunión, de comunidad, entre un montón de personas que no se conocen, pero que han llegado al mismo sitio que tú para sentir lo mismo. Eso es muy bonito.
Desde el escenario es igual de increíble: ves a personas que quizá no se conocen llorar juntas, mirarse, comprenderse. Es un espacio de reunión y también de paz, una forma de luchar contra la soledad, que ya es bastante hoy en día.
Respecto a la producción musical, es verdad que la industria ha cambiado. Antes funcionaba mejor lanzar un álbum, y ahora se trabaja más canción a canción. No sabría decir qué es lo mejor: yo trabajo sobre todo en directo, y de estudio sé menos. En el futuro me gustaría hacer un pequeño EP, una recopilación de canciones, pero ahora mismo no sabría si elegir entre sacar singles o lanzar un EP.
Sobre las redes: son una herramienta casi indispensable. Es muy difícil moverse sin ellas porque sirven para promocionar conciertos, actividades, y también para compartir la vivencia personal del músico. Pero las redes hacen tanto bien como mal. Hoy un músico debe componer, interpretar, producir… y además ser community manager, editor, entender algoritmos. Es un trabajo extra que puede ser agotador y angustioso. Me gustaría que fuera de otra forma, pero es verdad que funcionan muy bien, llegan a mucha gente y, por tanto, son imprescindibles.
