El FPÖ, fundado por antiguos nazis, el partido más votado en Austria

La extrema derecha gana en Austria, pero ¿gobernará?

¿Van a dejar gobernar a un partido no ya racista y xenófobo, sino antiUE e indisimuladamente prorruso, en un país de la Unión Europea y de la OTAN?

La extrema derecha suma una victoria electoral más, esta vez en Austria. El «Partido de la Libertad», el ultraderechista FPÖ fundado en los años 50 por antiguos nazis y con un discurso marcadamente antimigración y antiislamista -además de euroescéptico y prorruso- se ha convertido en el partido más votado, un hecho inédito en este país después de la posguerra.

Con un 29% de los votos, los ultras del FPÖ ganan pero no arrasan, y adelantan a la derecha democristiana (ÖVP), actualmente en el Gobierno, con un 26%, que se dejan más de once puntos respecto a los anteriores comicios. Además de su gestión económica, y el malestar por el coste de la vida, el gobierno conservador atravesaba una tormenta de descrédito tras la dimisión unos meses antes del popular Sebastian Kurz, investigado por la Fiscalía por supuesta corrupción.

El FPÖ, fundado tras la II Guerra Mundial por antiguos miembros del partido nazoi, ha logrado ser la fuerza más votada en la patria chica de Hitler. Bajo el ‘original’ y trumpista lema de ‘Austria primero’, se presentan como una formación de patriotas que rechaza la inmigración y dice defender las tradiciones y la identidad germana del país

Llamando -sin tratar de esconder su feroz racismo- a recuperar la “homogeneidad” de la sociedad austriaca, la FPÖ defiende abiertamente -como AfD en Alemania- el controvertido concepto de la ‘remigración’ que aboga porque los ciudadanos de origen no europeo sean expulsados a sus países para asegurar la ‘pureza’ racial y cultural.

Como en otros países, esta ultraderecha también se ha nutrido del discurso antivacunas, presentándose como un grupo de ‘outsiders’ que «defienden las libertades frente a la dictadura globalista».

La pregunta que se hacen todos es si la clase dominante austriaca y sus élites políticas van a dejar gobernar a un partido no ya racista y xenófobo, sino antiUE e indisimuladamente prorruso, en un país de la Unión Europea y de la OTAN.

El FPÖ no tiene fuerza para gobernar en solitario, y necesita el apoyo externo. Los socialdemócratas, liberales y verdes mantienen el cordón sanitario, pero los ultras han participado ya muchas veces en gobiernos como socios menores en coalición con la derecha democristiana del ÖVP.

El líder democristiano (ÖVP) y actual canciller, Karl Nehammer, ha insistido durante toda la campaña en que el peligro para la seguridad del país es el máximo dirigente ultra, Herbert Kickl, pero no ha excluido del todo de una posible coalición al FPÖ, donde dice que hay personas “razonables”.