la reactivación de la violencia opositora en los estados fronterizos de Zulia y Táchira, esta creando una «zona paramilitar», con mercenarios extranjeros, la CIA y paramilitares colombianos para volver a desestabilizar a Venezuela.
El residente de la República, Hugo Chávez, denunció e un proyecto secesionista que supuestamente sería orquestado por la oposición venezolana y el imperio norteamericano.Tienen en sus planes, -advirtió- mantener al Zulia, ganar en Táchira, Mérida estados andinos y están empeñados en Barinas, donde dicen que sería un «golpe» en mi contra, así como en Apure» y señalando sobre el mapa al conjunto de esas entidades geográficas, dijo: «Esta figura es justamente la Media Luna venezolana, comparándola con la región de la «Media Luna»El Mandatario mencionó a los estados Zulia, Táchira, Mérida, Barinas y Apure, para así conformar lo que llamó una ‘media luna’ venezolana, en la cual se promoverían consultas separatistasAunque la oligarquía venezolana es aún más rica que antes, y ninguno de sus bienes ha sido afectado -salvo algunas expropiaciones pagadas por el Estado a precio de mercado- hay un odio permanente y fomentado día a día contra el gobierno del presidente Hugo Chávez.En este enfrentamiento directo al gobierno y a los sectores sociales más activos en respaldo a los cambios, se emplean todas las formas, desde la propaganda, el rumor, la tergiversación, las acciones políticas legales e ilegales, hasta la lucha armada.El líder campesino y diputado Braulio Álvarez vicepresidente de la comisión de Desarrollo Económico, y legisladores de los estados fronterizos han denunciado el uso de sicarios por los terratenientes para tratar de frenar el cumplimiento de la ley. Los asesinatos, denunció Álvarez, buscan crear incertidumbre para atacar políticas serias y responsables de rescate y producción de las tierras.Más de cuatro millones de hectáreas de tierras ociosas se han rescatado desde la proclamación de una Ley de Tierras, parte del programa para garantizar la soberanía alimentaria nacional. Aunque el programa abarca únicamente a tierras que no están en producción, enfrenta la resistencia de latifundistas que han acudido al sistema de seguridad privado, copiado de los paramilitares colombianos y con asesores de esos grupos.Es precisamente esta resistencia de los latifundistas a entregar las tierras ociosas la que ha promovido el ingreso al país de paramilitares colombianos. Una vez establecidos en la zona para defensa del latifundio, comenzaron a promover sus propias agendas de narcotráfico y poder mediante el terror.Ya en 2004 saltó la alarma por la infiltración de paramilitares colombianos en Venezuela. Entonces, las fuerzas de seguridad detuvieron a más de 100 paramilitares colombianos que se entrenaban en la finca «Daktari» en las afueras de Caracas con el objetivo de respaldar un ataque al presidente Chávez. Uno de los detenidos le dijo a la prensa que estaban siendo entrenados para atacar las bases de la Guardia Nacional venezolana. El propietario de la finca donde se encontraban los paramilitares, Robert Alonso se encuentra ahora «exiliado» en Miami.El 16 de diciembre pasado, el diario Panorama de Maracaibo, Estado de Zulia, publicó parte de un informe confidencial de autoridades militares colombianas donde se confirma la actividad de las «Aguilas Negras» en Venezuela. «La punta de lanza del paramilitarismo en Venezuela está en Maracaibo a cargo del ex policía y poderoso narcotraficante Miguel Villarreal Arcila, alias ‘El Salomón’, quien en ocasiones también se hace llamar ‘Gabriel’ o ‘El Flaco’, sostiene el informe militar. Y agrega «el hombre actualmente es el dueño de la ruta del narcotráfico de Venezuela. Tenemos identificadas 25 rutas del narcotráfico que nacen en Colombia, atraviesan el vecino país y dan a sus costas, de donde sale la cocaína al extranjero».A fines de noviembre del pasado año, el presidente Hugo Chávez advirtió a los militares, policías y guardias nacionales, sobre la necesidad de combatir la violencia paramilitar en la frontera. Denunció la reactivación de una violencia opositora en los estados fronterizos de Zulia y Táchira, que estaba creando una «zona paramilitar», con mercenarios extranjeros, la CIA y paramilitares colombianos para volver a desestabilizar a Venezuela. Desde entonces, las denuncias de mayor presencia de paramilitares, y el reclutamiento de venezolanos para sus actividades delictivas, han crecido. Estas redes del paramilitarismo se han extendido hasta los barrios de la capital donde controlan el tráfico de drogas, y presionan a sus habitantes para imponer su política.El Estado de Táchira, en manos de la oposición desde las elecciones de noviembre del pasado año, es un ejemplo de la infiltración y poderío de los paramilitares. El gobernador de Táchira. César Pérez Vivas, ganó las elecciones de noviembre con un 1,5 puntos de ventajas (505, a 49%), y ahora en febrero, el No se impuso por 57,3 por ciento a 42,6%. Este incremento de la oposición a Chávez, se explica por las presiones de los paramilitares en el Estado, su colaboración con el gobernador, y las acciones de éste contra las instituciones del gobierno central y las misiones.El diputado de la Asamblea Nacional (AN) Julio García Jarpa denunció que el gobernador César Pérez Vivas, «en alianza con la oligarquía de la derecha colombiana, permitió la entrada y actuación del grupo denominado Águilas Negras, con el propósito de crear caos y perturbar el proceso comicial». Denunció que antes de la consulta popular, el gobernador «ordenó el cierre de 26 infocentros, de un sinnúmero de módulos de Barrio Adentro, ha perseguido a los médicos cubanos que el gobierno nacional destacó en esa región y ordenó el linchamiento de un reconocido concejal de la zona». Antes de las elecciones regionales de noviembre, se denunció también que el entonces candidato, y ahora gobernador, Pérez Vivas, recibía financiación de empresarios colombianos y del gobernador del departamento colombiano del Norte de Santander, William Villamizar. En el Norte de Santander se formaron las primeras agrupaciones de las «Aguilas Negras» que ahora se han infiltrado en Venezuela.