Mucho se ha hablado estos días de los grandes problemas que tiene el turismo, ahora que la temporada alta coincide con una nueva normalidad que impone obligadas restricciones a la llegada plena de turistas. Pero -sin despreciar la importancia que los servicios tienen en la economía y en el empleo- se soslaya y se quita importancia en los debates e informativos a un impacto mucho más profundo y dañino para el país, el cierre de grandes empresas industriales como Nissan, Alcoa o Airbus.
El desmantelamiento de estos gigantes industriales no solo destruye cientos de miles de puestos de trabajo directos e indirectos y arruina comarcas enteras, sino que acaba con factorías de altísimo valor añadido y profundiza en las grandes dependencias de la economía española.
Estos son algunos de los primeros grandes cierres industriales post-Covid-19, que suman cerca de 4.500 puestos de trabajo destruidos, y muchos miles más en industrias auxiliares.
Alcoa: 534 empleos directos están en el aire y otros 3.000 en las empresas auxiliares.
Mientras los trabajadores del gigante del aluminio luchan a brazo partido, con huelgas, barricadas ante la planta de San Cibrao, e incluso cortes en las vías del tren, y el gobierno central eleva el tono a la multinacional norteamericana, exigiéndole que devuelva los 800 millones de euros en ayudas; mientras que Alcoa se convierte en uno de los principales temas en la campaña electoral gallega -pero como arma arrojadiza, lanzándose mutuamente culpas Feijóo y Moncloa- la gran corporación del aluminio echa el cierre y las administraciones no dan una alternativa a sus trabajadores.
Alcoa inició el pasado 25 de junio el proceso formal para ejecutar 534 despidos, el 85% de la plantilla, en la última planta de aluminio primario que queda operativa en España. La medida supondría prácticamente el cierre de la factoría, en la que sólo quedaría operativa la parte de fundición.
La multinacional estadounidense ha percibido en los últimos dos años 37 millones de euros en compensaciones de CO2, ayudas que en los últimos diez años ascienden hasta más de 800 millones de euros. La empresa no lo reconoce y rebaja las ayudas recibidas a solo 43 millones.
El ministerio de Industria ha estado reuniéndose con la dirección de la empresa y con los representantes de los trabajadores, y ha llegado a presentar un plan industrial para la planta que garantiza su viabilidad durante 10 años, pero Alcoa se ha negado a aceptarlo. También ha desdeñado la venta de la factoría a otros dueños y mantiene de forma inexorable el cierre de la última fábrica de aluminio gallega. «La intransigencia de Alcoa a negociar es total y radical», ha dicho el comité de empresa.
La empresa ha detallado al Gobierno la situación insostenible por la que atraviesa la planta de aluminio debido al marco energético actual y la sobrecapacidad global de aluminio, pero los trabajadores denuncian que es una excusa.
«Queremos seguir produciendo aluminio, queremos seguir siendo la base motora de la Mariña lucense”.
La razón que esgrime la multinacional es el alto coste de la electricidad, dado que la industria del alumnio es electrointensiva. “En el plan de Industria se ofrece un acuerdo para que el kilovatio sea competitivo, pero la empresa lo ha desdeñado”, dicen los sindicatos. “Hablan de sobreproducción de aluminio, pero España solo produce el 20% del aluminio que consume”, denuncia José Antonio Zan, presidente del Comité de Empresa de Alcoa San Cibrao.
Alcoa supone más del 30% del PIB de la provincia de Lugo y, además, entre empleo indirecto y directo dependen de la fábrica alrededor de 3.000 personas. El cierre es un terremoto para la economía de la comarca.
«Queremos seguir produciendo aluminio, queremos seguir siendo la base motora de la Mariña lucense. Y vamos a seguir luchando y dando leña». «El Gobierno y la Xunta tienen que ponerse de acuerdo y ofrecer una solución. Hemos llegado hasta aquí por un problema energético que no hemos causado nosotros», dice Zan.
Nissan: 2.525 trabajadores de plantilla y más 20.000 empleos de empresas auxiliares.
Nissan ha registrado un Expediente de Regulación de Empleo (ERE) que afecta a decenas de miles de trabajadores catalanes, entre empleos directos e indirectos.
La crisis del coronavirus ha puesto la puntilla a una situación que se venía barruntando desde hace unos meses, ya que la planta de Barcelona, la más importante de Nissan en España, ha trabajado en los últimos tiempos a un 20% de su capacidad, pese a que podría fabricar hasta 200.000 vehículos anuales. Ya el año pasado 600 trabajadores salieron de la empresa tras acogerse al ERE que se puso en marcha.
Pero con todo, Nissan Barcelona es perfectamente rentable. La compañía declaró 2.545 millones de dólares de beneficios el pasado año. “Por calidad, costes y versatilidad no tendríamos problemas para seguir trabajando” señala Miguel Ruiz, presidente del comité de empresa.
Nissan Barcelona es perfectamente rentable. La compañía declaró 2.545 millones de dólares de beneficios el pasado año.
Airbus: 900 empleos directos destruidos en España
Airbus, el gigante europeo de la aviación, ha anunciado un draconiano plan de ajuste que afecta a 15.000 trabajadores en toda Europa -900 de ellos en España- y a decenas de miles de puestos de trabajo en industrias auxiliares.
El anuncio se produjo el 19 de junio en el ámbito de las reuniones que la dirección de la empresa mantiene con los representantes de los trabajadores, y en las que se ha informado del análisis del impacto de la pandemia de COVID-19 en la reestructuración de la compañía. La empresa francesa justificó la medida por una disminución de la actividad de la aviación comercial de casi el 40% en los últimos meses.
El Comité Interempresas de Airbus ha rechazado “con total rotundidad” las cifras planteadas por la compañía y ha informado en un comunicado que temen que el número de despidos se incremente aún más.
Siemens Gamesa: 239 empleos directos
Siemens Gamesa, empresa puntera en la producción de grandes aerogeneradores, cerrará su planta de energía eólica de Aoiz (Navarra), donde trabajan 239 empleados, por “sus altos costes y su localización geográfica, a más de 200 kilómetros del puerto más cercano”, que, según la empresa, “hacen inviable su competitividad para la exportación”.
En el caso de Siemens-Gamesa, el comité de empresa ha manifestado su rechazo al cierre de Aoiz. “De momento, la factoría de Cuenca se ha salvado del cierre y se trabaja ahora en un plan de viabilidad centrado en la actividad de mantenimiento, reparación y reciclaje de componentes eólicos, en la que la planta es líder mundial. Somos veteranos en reinventarnos, así es nuestra trayectoria y nuestra historia”, señala el comité de empresa.