«El superávit de cuenta corriente de Alemania ascendió a 160.000 millones de dólares en 2008 y el déficit alcanzó en España a 111.000 millones. Una diferencia de 17 puntos. Esta es la magnitud del ajuste que el gobierno de Rodríguez Zapatero tiene que realizar en tres años. La reducción del déficit fiscal no resuelve la recesión en España o en Grecia, sino que la acentúa y la transforma en depresión estructural de largo plazo. España y los otros países periféricos de Europa no pueden devaluar -son parte del euro-; no pueden recortar el déficit fiscal sin agravar la recesión y no pueden aumentar sus exportaciones por su pérdida de productividad/competitividad».
Euroa ha entrado en un sendero de estancamiento prolongado. Pero Alemania es la segunda exportadora mundial y la primera de bienes industriales de capital de alta tecnología; y en los últimos dos años dirige sus exportaciones sobre todo a los mercados asiáticos, no a la demanda intraeuropea. Este giro estratégico de Alemania -más que la depresión de España y Grecia- es quizás el punto de inflexión del proyecto europeo, una construcción histórica orientada hacia adentro desde hace 50 años, y que ahora se ve obligada a dirigirse hacia afuera, en una nueva etapa de carácter global. (CLARÍN) LA JORNADA.- La situación de España es semejante a la de Grecia, sólo que no es el último país de la zona euro (UE/16), sino la quinta economía de la región. España se ha comprometido a reducir el déficit fiscal de 11.4% del PIB en 2009 a 3% en 2013. Es un recorte de 50.000 millones de euros (6.5% del PBI) en tres años; y esto si el producto crece 3% o más a partir de 2011, sobre lo que descreen el FMI y la OCDE. Una reducción como la que se proponen España y Grecia equivale a un drástico proceso de deflación, a un ajuste brutal en ingresos y gastos; y como ambos integran la zona euro, el ajuste se hace con respecto a Alemania (RFA), la cabeza de la unión monetaria. Argentina. Clarín La crisis en Grecia y España hace tambalear el proyecto europeo Jorge Castro Grecia se ha comprometido con la Comisión Europea (CE) a ejecutar un Programa de Estabilidad 2010-2013, cuyo objetivo es reducir drásticamente el déficit fiscal de 12.7% del PBI a 2.8% en 2012 y 2% en 2013. El ajuste implica una caída de 30% o más en los precios y salarios domésticos, con una tasa de desocupación de entre 15% y 17%. El programa acarrea una contracción de 12% del PBI entre 2010 y 2013, y está sujeto a una continua supervisión de la CE, que supone una virtual cesión de soberanía. Aún así, la relación deuda pública/PIB, que hoy supera 120%, será 150% o más en 2013. Desde que se incorporó al euro (2001), la inflación y los mayores salarios reales le han hecho perder a Grecia frente a la Unión Europea (UE) 30 puntos porcentuales de competitividad por unidad de producto. Esta semana, el spread o diferencia entre el rendimiento de los bonos alemanes y los griegos fue de 274 puntos básicos. La situación de España es semejante a la de Grecia, sólo que no es el último país de la zona euro (UE/16), sino la quinta economía de la región. El producto industrial alcanzó en diciembre 26 meses consecutivos de caída. El FMI estima que el PIB se contraerá -0.6% en 2010 y que el crecimiento será nulo o negativo en 2011. Los desocupados ascendieron a 4.05 millones en enero, tras aumentar 720.692 en un año. Según Eurostat alcanzan a 4.5 millones. España se ha comprometido a reducir el déficit fiscal de 11.4% del PIB en 2009 a 3% en 2013. Es un recorte de 50.000 millones de euros (6.5% del PBI) en tres años; y esto si el producto crece 3% o más a partir de 2011, sobre lo que descreen el FMI y la OCDE. Una reducción como la que se proponen España y Grecia equivale a un drástico proceso de deflación, a un ajuste brutal en ingresos y gastos; y como ambos integran la zona euro, el ajuste se hace con respecto a Alemania (RFA), la cabeza de la unión monetaria. El superávit de cuenta corriente de la República Federal ascendió a U$S 160.000 millones (6.5% del PBI) en 2008 y el déficit alcanzó en España a U$S 111.000 millones (9% del PBI). Una diferencia de 17 puntos. Esta es la magnitud del ajuste que el gobierno de Rodríguez Zapatero tiene que realizar en tres años. La reducción del déficit fiscal no resuelve la recesión en España o en Grecia, sino que la acentúa y la transforma en depresión estructural de largo plazo.España y los otros países periféricos de Europa no pueden devaluar -son parte del euro-; no pueden recortar el déficit fiscal sin agravar la recesión y no pueden aumentar sus exportaciones por su pérdida de productividad/competitividad. Los 16 países de la zona euro tienen su demanda doméstica estancada o negativa y Alemania crecería 0.2% este año, según la OCDE. Desde que se lanzó en 2001, el euro se ha valorizado 30%. La UE era 32% del comercio internacional en 2001; ahora es 24%. La eurozona disminuyó en 2010 su tasa de crecimiento potencial de largo plazo (5 a 10 años) a 1%. Europa ha entrado en un sendero de estancamiento prolongado. Pero Alemania (RFA) es la segunda exportadora mundial y la primera de bienes industriales de capital de alta tecnología; y en los últimos dos años dirige sus exportaciones sobre todo a los mercados asiáticos, no a la demanda intraeuropea. Este giro estratégico de la RFA -más que la depresión de España y Grecia- es quizás el punto de inflexión del proyecto europeo, una construcción histórica orientada hacia adentro desde hace 50 años, y que ahora se ve obligada a dirigirse hacia afuera, en una nueva etapa de carácter global. Europa se torna cada vez menos relevante para el principal actor europeo. La Unión Europea, como se la ha conocido a lo largo de cinco décadas, parece haber terminado. CLARÍN. 7-2-2010 México. La Jornada El euro y los PIGS en aprietos: el síndrome ‘Prius’ Alfredo Jalife-Rahme A diferencia del anárquico y malcriado dólar, el euro, divisa respetable y bien portada desde su exitosa gestación hace 10 años, padece el síndrome Prius: el modelo de Toyota de la más alta calidad y tecnología al que no le sirven los frenos ni el acelerador, por lo que será obligado a retirar 8 millones de automóviles en todo el mundo (…) Al euro no le funcionaron tampoco los frenos del tratado de Maastricht (los criterios restrictivos de convergencia) debido a varios factores donde destacan su exagerado endeudamiento en relación con su PIB y su despilfarro fiscal cuando ha sido golpeado de nueva cuenta en sus eslabones más débiles de la eurozona los PIGS (acrónimo despectivo en inglés acuñado por The Financial Times): Portugal, Irlanda, Grecia y España. El euro representa la segunda divisa global, con 25 por ciento de los intercambios, muy por detrás del dólar que hoy se encuentra en 62 por ciento. La eurozona, región que adoptó el euro como su divisa indivisa, ostenta a 16 miembros de los 27 países de la Unión Europea (UE), aunque su esfera de influencia es más extensa y llega hasta el Vaticano, mientras entre ocho y nueve países se encuentran en lista de espera para cumplir sus supuestos estrictos criterios de admisión. La eurozona cuenta con una población de casi 330 millones de habitantes (entre los 500 millones de la UE) y un PIB de 13.5 millones de millones de dólares frente a los 18.3 millones de millones de dólares de la UE (el mayor del mundo). Se desprende que la eurozona, donde reinan impávidamente Alemania y Francia, constituye el corazón demográfico, económico y financiero de toda Europa, por lo que una mala decisión para defender al euro de los embates de la rapiña especulativa –mediante los ominosos CDS (credit default swaps), instrumentos financieros que apuestan a la quiebra de los países soberanos– susceptibles de provocar una implosión de la misma UE. Ambrose Evans-Pritchard, portavoz oficioso de la City (The Sunday Telegraph, 17/1/10) –artículo extrañamente retirado menos de dos horas después de su publicación on line, pero que luego fue difundido por otros canales aviesos con el fin de desestabilizar a Francia y Alemania–, sentenció el colapso del sistema euro y el tremendo daño específico que sufren ya los PIGS. Nadie lo quiere decir, pero existe una guerra financiera que no se atreve a pronunciar su nombre de Gran Bretaña contra Francia y Alemania. Nada menos que el megaespeculador con máscara de filántropo, George Soros –presunto instrumento de los banqueros Rothschild, patriarcas del sionismo financiero global– acusó a Francia y Alemania de desear la destrucción de Gran Bretaña y, en particular, de la plaza financiera de la City. Mediante las apuestas de los CDS, que maneja pérfidamente como nadie la City con su inigualable fauna de rapiña especulativa, ¿hoy Gran Bretaña se cobra la afrenta imperdonable de lesa majestad financiera y está dispuesta a propinarle el tiro de gracia al euro? Llama la atención la simultaneidad tanto del ataque de Obama contra el yuan chino como de la prensa británica en su conjunto contra el euro. ¿Asistimos a una guerra global de divisas de parte de la dupla anglosajona (EU y Gran Bretaña) contra sus dos principales rivales geoeconómicos: la eurozona y China? ¿Salvarán Francia y Alemania a los PIGS? ¿Restablecerán Berlín y París la fortaleza del euro que ha servido de modelo para la liberación financiera de la insoportable unipolaridad del dólar estadunidense y que han seguido los nuevos bloques regionales geoeconómicos en el planeta: desde la Unasur/Mercosur, pasando por el ASEAN-10 (por sus siglas en inglés: las 10 naciones del sudeste asiático) hasta el Consejo de Cooperación de los Países Árabes del Golfo? Con exquisita inmisericordia, el economista Paul Krugman en sus columnas del The New York Times (…) se ha consagrado a fustigar al gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero. A su juicio, España –mucho más que el restante de los PIGS– constituye el punto más vulnerablemente preocupante de la eurozona que tiembla ante la perspectiva de un efecto dominó. Obama, como antes Baby Bush, ha también desairado a Rodríguez Zapatero: no asistirá a la cumbre de EU y la UE en Madrid a finales de mayo. EU ya se había mal acostumbrado a la obscena esclavitud de José María Aznar López, el malhadado y malvado antecesor de Rodríguez Zapatero. Algo muy fuerte, que ignoramos, ha de haber sucedido entre EU y España. ¿Habrá sido el retiro unilateral del ejército español de Irak, que, visto en retrospectiva, fue muy previsor por Rodríguez Zapatero? Después de regañar a Grecia por sus obscenas mentiras sobre la deuda oculta en sus hojas contables gubernamentales, el editorial de Le Monde (Ataque al euro, 5/2/10), muy cercano a la cancillería francesa, sostiene que la UE no puede exonerarse de sus responsabilidades y admite que la eurozona cometió el error de no vigilar más cerca las cuentas de sus miembros, lo cual augura, a nuestro juicio, una inminente transferencia de soberanía económica y financiera griega. Aduce que si se salvan a los bancos con mayor razón se debe hacer lo mismo con los países, ya que una ausencia de solidaridad costará muy caro a Europa con consecuencias ominosas. Determina que el euro presenta un vicio mayúsculo: la única divisa en el mundo de no estar al servicio de un gobierno y de un ministro de Finanzas. Por lo visto, Le Monde no está enterado que la situación del peso mexicano es mucho peor: controlado absolutamente por la Reserva Federal de EU. El rotativo galo tampoco especifica quién ataca al euro, lo cual señala generosamente el portal alemán Der Spiegel (17/9/09 y 1/2/10): los capitalistas del casino de Wall Street y los hedge funds. A propósito, Peter Bofinger –consejero económico de la canciller Angela Merkel–, en entrevista de corte estratégico a Der Spiegel (5/2/10), expresa ásperamente asuntos muy delicados. La quiebra de Grecia y su efecto dominó sobre el euro no le quitan el sueño y, al contrario, aprovecha el viaje para arremeter, con justa razón, contra la anarquía del intercambio de las principales divisas globales, por lo que (re)clama un nuevo orden financiero global mediante la tripolaridad del dólar, el euro y el yuan (nota: una añeja idea alemana antes con el dólar, el marco y el yen nipón), bajo la supervisión del FMI, hoy supercargado de tareas centrífugas. Muy crítico de los déficit fiscales de Gran Bretaña y EU (con California), así como del manejo artificialmente devaluatorio del yuan chino, Bofinger expone que las tasas de cambio de las divisas son bombas económicas de tiempo que pueden ser usadas para conducir descaradas guerras comerciales. Define a las presentes tasas de cambio como pérfidas armas (sic) proteccionistas, que pecan de desviaciones especulativas mediante el amenazante carry trade: artimaña lúdica anglosajona donde se juega con los diferenciales en las tasas de interés de las divisas. ¿No es, acaso, la anarquía global de las divisas lo que ha beneficiado a EU desde su ruptura de los acuerdos de Bretton Woods de paridad fija y apuntalamiento con el oro hace 39 años? LA JORNADA. 7-2-2010