Cambio de ciclo en la percepción exterior sobre España. La preocupación sobre la economía se ha disipado, pero ahora lo que inquieta es la estabilidad política. No la actual, caracterizada por el hecho de que el Partido Popular atesora una sólida mayoría absoluta en el Parlamento, sino que ahora preocupa la corrupción, y, por extensión, la situación política. En particular el fenómeno Podemos, que ya pisa los talones al PP y gana en intención directa de voto, según la encuesta que ultima el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS).
En palabras de Nicola Mai, vicepresidente senior de la oficina en Londres de Pimco, la primera gestora de renta fija del mundo, “no se pueden ignorar los escándalos políticos”, ni tampoco la eclosión del partido de Pablo Iglesias. Para Mai, “lo que importa a los mercados es que no haya partidos extremos en el poder”. Matiza, sin embargo, que “no hay que exagerar” en la preocupación sobre la estabilidad política. Y parte para su análisis de una consideración.
A medida que la recuperación económica se consolide, la percepción de los votantes irá cambiando, “y eso beneficia a los partidos tradicionales” y perjudica a los partidos “sin ideas económicas claras”, como es Podemos. “España tiene un mejor crecimiento que el resto de Europa, y eso es lo importante”, sostiene. De hecho, la prima de riesgo se mantiene anclada en el entorno de los 120-130 puntos básicos desde haces meses. En todo caso, recuerda Nicola Mai, el proceso soberanista en Cataluña todavía preocupa más que la inestabilidad política futura derivada de la corrupción, aunque admite que en los últimos meses se ha producido un salto cualitativo.
El caso de España no es único. Hace apenas un par de semanas los mercados cayeron fuerte tras conocerse las expectativas electorales de Syriza en Grecia, lo que llevó al bono del país al entorno del 7%. Syriza aparecía en sondeos como la primera fuerza por encima de Nueva Democracia.
Diarios influyentes como Le Monde también han destacado en los últimos días la redada contra la corrupción llevada a cabo en el marco de la Operación Púnica. Entre otras cosas porque la principal empresa implicada es una filial de la francesa GDF Suez.
En laCity londinense tampoco pasa de largo el fenómeno de la corrupción. Ayer mismo, el Financial Times hablaba de que los casos de corrupción han creado una “tormenta de indignación popular”, al tiempo que sostenía que la clase política no encuentra respiro en la lucha de los fiscales contra lo que denomina “rapacería de las élites políticas”.
La conclusión que saca el FT es evidente: “Sobornos, donaciones ilegales, fraude fiscal, o malversación de fondos” se extienden desde Cataluña a Andalucía, y cubren casi todo el espectro de la política española. El artículo acaba recordando que el mensaje de Podemos contra la ‘casta política’ está calando en España hasta convertirse en muy popular, en contra de los dos grandes partidos que han sostenido el sistema durante décadas. La pregunta que se hace el FT es si esa indignación contra los líderes políticos será suficiente para cambiar de voto.
Comercio minorista
En el terreno económico lo que hoy está claro es que la desaceleración de la actividad en la Eurozona –hasta situarla cerca del estancamiento– comienza a hacer mella en la economía española. Todavía de una forma tenue, pero más que evidente en indicadores clave como el comercio minorista o las exportaciones, cuyas tasas de variación se están debilitando, algo que complica la idea de que una mejora de la economía en los meses que quedan para las elecciones municipales, autonómicas y generales puede estabilizar el actual mapa político. O, al menos, frenar el derrumbe de los partidos tradicionales.
El servicio de estudios del BBVA aseguró ayer que los datos de ventas minoristas en septiembre fueron “decepcionantes”. Aun así, las ventas reales del comercio al por menor crecieron por tercer trimestre consecutivo. Entre julio y septiembre la facturación aumentó el 0,9% trimestral. En cualquier caso, tres décimas menos que en el segundo trimestre.
Todos los grupos de productos contribuyeron positivamente a la evolución de la facturación, excepto los artículos de equipo personal. Estos datos, dice el BBVA, unidos a la evolución menos favorable de otros indicadores como, por ejemplo, las matriculaciones de turismos, sugieren que el crecimiento del gasto en consumo de los hogares “se habría ralentizado” en el tercer trimestre frente al mismo periodo anterior.
El propio Ministerio de Economía incide en la misma línea. En su último boletín semanal recuerda que el Banco de España ha estimado una ligera desaceleración intertrimestral de la actividad como consecuencia de una menor aportación de la demanda exterior neta (-0,1 puntos, frente a la contribución nula del trimestre anterior), manteniéndose el avance intertrimestral de la demanda nacional en el 0,6%.
Por componentes, el consumo privado se habría desacelerado dos décimas, hasta anotar un crecimiento del 0,5% respecto del segundo trimestre. Por su parte, la inversión habría intensificado su ritmo de crecimiento, hasta el 1,5% (0,6% en el trimestre anterior), mientras que el gasto público “prolonga la senda de contención”.