Se presentan como los grandes defensores de que la gente decida, y prometen que con ellos una Cataluña independiente sería una arcadia de progreso y bienestar. Pero sus hechos hablan más fuerte y más claro que todas sus palabras. No sólo han demostrado ser los más implacables ejecutores de recortes sino que han revelado ser los que más lejos quieren llegar en recortar la democracia.
Los Mas y Puigdemont afirman que «la independencia no es un capricho, sino una necesidad para poder dar respuesta a las necesidades básicas de los catalanes a través de los servicios sociales».
A los padrinos del 1-O no les vale cualquier banderín de enganche. La mayoría social catalana tien un marcado carácter progresista, y a ella se dirigen levantando la bandera del “derecho a decidir” y difundiendo entre amplios sectores que la independencia generaría mejores condiciones para un cambio social que acabará con los recortes. La austeridad -insisten los Más y Puigdemont- ha venido impuesta «desde Madrid» y agudizada por el «atraco fiscal» contra Cataluña. Y prometen que en una República Catalana dirigida por ellos, habrán mejores condiciones para mejorar las condiciones de vida de las clases populares.
«Por sus hechos los conoceréis», reza un conocido dicho bíblico. ¿Cuáles son los hechos de los que nos prometen una Cataluña más democrática y ‘social’ con la independencia?
Los recortes y la austeridad -en Barcelona y en Madrid, en Hospitalet y en Cádiz- han sido impuestos por el FMI y por Bruselas, y los gobiernos catalanes de Mas y Puigdemont han sido -junto a los del PP- sus más obedientes ejecutores. Cataluña es la comunidad que más ha recortado en servicios sociales, por encima de la Comunidad de Madrid gobernada por el PP. Se han recortado en los últimos 7 años 3.457 millones de euros para partidas sociales. Un 17% menos para educación. Un 14% menos en sanidad. Un 60% menos en vivienda. Un 39% menos en ayudas sociales…
Pero no sólo han dado sobrados ejemplos de su voluntad de saquear y empobrecer a las clases populares, sino de hasta dónde están dispuestos a llegar en las formas antidemocráticas, en recortar derechos y libertades. Se presentan como los grandes defensores de que la gente decida. Pero están dispuestos a aprobar las leyes del 1-O usando de forma grosera su rodillo parlamentario, forzando y violando torticeramente la legalidad del Parlament, usando su «mayoría de escaños» para amordazar a la oposición y a la mayoría social que se les enfrenta. No se puede imponer un proyecto ajeno a los intereses de la mayoría sin forzar las propias formas democráticas.
Los gobiernos de CiU son los que inauguraron medidas como el ‘euro por receta’, los que han liderado la externalización y privatización de los servicios públicos, los que han encabezado el cierre de camas y plantas de hospital. En todos estos terrenos Mas y Puigdemont han sido pioneros en abrir brecha. El resultado de sus gobiernos es que Cataluña ocupa los primeros puestos europeos en desigualdad, y que los trabajadores catalanes han visto recortados sus salarios un 15%, mucho más que la media de España y de la UE.
Mientras que empobrecían a las clases populares, la burguesía burocrática catalana a la que representan los gobiernos de Mas y Puigdemont no ha tenido reparos en seguir enriqueciéndose a costa del erario público catalán. Con tramas corruptas como la del 3%, el caso Palau o -el ejemplo más paradigmático y descarnado- de la familia Pujol. O manteniendo en medio de los recortes sociales un costosísimo aparato de propaganda, un hipersubvencionado entramado de medios de comunicación -televisiones, radios, periódicos- o de «embajadas» en el extranjero al servicio de sus intereses.
Este es su legado. Estos son sus hechos. ¿Los campeones de los recortes, los lacayos del FMI y de Bruselas van a traer una Cataluña más libre, equitativa y próspera?