El copago supera al dinero que ahorran los genéricos, los medicamentazos y la imposición de precios de referencia
La aportación del paciente al gasto anual del Sistema Nacional de Salud (SNS) se duplicó entre 2011 y 2012, pasando del 5,8% de la factura total del SNS al 11,5%.
Esto se corresponde a las recetas impuestas por el FMI y Bruselas. La presión de la Troika sobre el Plan de Reformas presentado por Rajoy ante Bruselas el año pasado está detrás de las prisas por aprobar el copago de medicamentos hospitalarios dispensados a pacientes no ingresados”.
Las CCAA cobrarán el 10% de estos fármacos, con un tope de 4,2 euros por envase dispensado.
Ya es muy difícil ocultar o disimular el calado letal de gravar a los enfermos el ahorro farmacéutico en las cuentas públicas. “La sanidad cura o mata” afirmamos en las páginas de De Verdad hace ahora 20 años dando respuesta al primer medicamentazo de Felipe González y Griñán, entonces ministro de sanidad. “No sólo se mata con pistolas”, hizo lo propio Carmen Flores (presidenta de El Defensor del Paciente) en 2012, ante el medicamentazo de Ana Mato.
Aunque Rajoy ha acelerado este proceso de demolición de la cobertura farmacéutica universal, el problema viene de lejos.
En España el estado ha pilotado las estrategias de los gigantes farmacéuticos. En los años 60 y 70 el estado disminuyó, a través de la Seguridad Social, la parte puesta por el enfermo para pagar los fármacos. Pero, cuidado, se hizo para favorecer las ventas de antibióticos más allá de las necesidades reales. Las farmacéuticas consiguieron triplicar la factura farmacéutica, usándonos a los españoles como carne de consumo casi gratuito y conejillas de indias.
Durante los mandatos de Felipe González, a partir de la entrada en la CEE en 1986 se universalizó la cobertura sanitaria. Pero, de nuevo, no significó un freno a la voracidad de las farmacéuticas. España renunció a poseer un tejido farmacéutico nacional de primera línea; el estado pasó a reforzar el sistema de patentes y el tejido nacional quedó relegado al co-marketing, por el que las empresas nacionales producen con licencia los productos de los laboratorios extranjeros para poder subsistir. Las multinacionales fijaban unos precios en los que va incluido un pago alto por materias primas baratas, pero importadas desde las casas matrices a precio de oro. Y en los que van incluidos los gastos de promoción, mayor que el porcentaje destinado a investigación. «La Troika está detrás de las prisas por instaurar el copago hospitalario»
Tras el estallido de la crisis, las nuevas exigencias del sector financiero han abocado a un recorte del gasto farmacéutico. Pero no nos engañemos, no se ha perjudicado la salud de las farmacéuticas.
El resultado, España sigue siendo el segundo país del mundo en consumo de fármacos.
El poder de las farmacéuticas ha impedido que los sucesivos medicamentazos, tres en total, junto a la entrada de genéricos y la fijación de precios de referencia, toque el corazón del negocio farmacéutico en España.
Sus plantas de producción filiales en nuestro suelo se han visto beneficiadas por las sucesivas reformas laborales. Tienen mano de obra barata y cualificada.
El plan de pago a proveedores ha sido un plan de rescate combinado a la banca y las farmacéuticas. La deuda de las CCAA con los laboratorios y otros suminstradores ha llegado a superar los 12 mil millones. No olvidemos que en España, hasta hace bien poco, las administraciones se demoraban en el pago a los laboratorios porque ambas sabían que la banca acababa prestando. Los laboratorios se embolsaban sus intereses de demora y los bancos los intereses del préstamo. Una interesante vampirización combinada de las cuentas públicas, aliñada con buenas comisiones para el partido reinante en la administración.
El centro de ese corazón están en el gasto farmacéutico hospitalario. Un estudio hecho desde la atención primaria por el Dr. Simó Miñana, comprobó que el crecimiento real acumulado del gasto por persona protegida en farmacia hospitalaria en el periodo 1999-2005 fue del doble que el del gasto en medicamentos de receta. Ha llegado a ser un 36,5% de todo el gasto farmacéutico. Un porcentaje importantísimo.
El copago y los más vulnerables
El copago afecta más a los sectores más vulnerables.
El peso principal del dinero recaudado en 2012 por el copago de fármacos dispensados en oficinas de farmacias, que fue de 552 millones de euros, recayó sobre los pensionistas. En concreto 384,22 millones.
Para las rentas más bajas, tal y como denuncian asociaciones de pensionistas y de médicos, el dilema de seguir el tratamiento o comer, es una realidad dramática. Silenciosa.
Un estudio de la London School of Hygiene and Tropical Medicine demuestra que por cada dólar de más se deja 1 día de tratamiento. Al cambio actual, 348 millones de euros suponen que los pensionistas españoles dejan de tomar su medicación casi 3 meses al año.
Efectivamente, casi dos de cada diez pensionistas renunciaron a comprar uno de los medicamentos que les receta el médico después de que entrara en vigor el copago, según una encuesta realizada por la Federación de Asociaciones para la Defensa de la Sanidad Pública (FADSP) a 992 pensionista madrileños. El porcentaje sube al 27,3% si la renta es inferior a 400 euros mensuales. Y, además, más del 60 por cien consumían alguno o varios de los 400 fármacos excluidos de la financiación pública en septiembre pasado. O sea, sobrepeso para unos bolsillos especialmente castigados por la crisis.«Los nuevos fármacos hospitalarios no suelen tener versiones genéricas»
Más copago
Ahora se suma los pacientes crónicos a los que se dispensan los medicamentos en las farmacias hospitalarias. Se trata de fármacos para el tratamiento de pacientes con SIDA, cáncer, la artritis reumatoide, fibrosis quística, etc.
Entorno a estos pacientes se concentra una parte importante del gasto farmacéutico. Bien es cierto.
Pero el ahorro que podría suponer este copago es minúsculo, cuatro millones de euros sobre los más de 4.000 que se gastan al año en este concepto.
Estos pacientes consumen de forma crónica medicamentos biotecnológicos complejos y carísimos. Bien es cierto.
Pero en este enorme gasto juega un papel el despilfarro, cuando no la corrupción. Desde 2003, el Tribunal de Cuentas afirma que no todos los hospitales pagan igual. Algunos pagarían más para atraer inversiones de los fabricantes en los centros como una vía irregular de financiación.
Por otro lado muchos expertos denuncian que el Sistema Nacional de Salud financia más del 90% de lo que se aprueba en la Agencia Española del Medicamento, independientemente de si son coste efectivas o no. Además, las innovaciones de los laboratorios que llegan a los hospitales no tienen genérico.
¿Por qué no entonces tomar medidas en este sentido? Otros países sí lo han hecho, como Brasil, que forzó a laboratorios tan importantes como Roche, Abbott o Merck, a bajar hasta un 80% sus precios para redistribuir el ahorro a proyectos de Farmacia Popular, para tratar de forma gratuita diabetes e hipertensión en barrios pobres.
Forzar una bajada de un 10% en el precio de estos fármacos permitiría ahorrar no cuatro, sino cuatro cientos millones.