Como si le hubieran mentado la bicha, Botín mostró públicamente su oposición en distintos frentes. Ni añadir nuevas regulaciones locales en cada país al sistema financiero, ni mayores exigencias de capital a los bancos para cubrir potenciales pérdidas por la acumulación de riesgos en deuda soberana o, como en el caso español, por exposición al ladrillo. Y mucho menos, por supuesto, aplicación de nuevos impuestos, por pequeños y timoratos que sean, a la banca.
Merkel y Sarkozy barajan presentar en la cumbre de la UE un nuevo plan de recapitalización de la banca europea. Aunque todavía se mantienen en secreto los términos exactos del plan –a falta seguramente de un consenso pleno entre París y Berlín–, algunos de sus aspectos se han ido filtrando estos días. El más importante de ellos es el que eleva la exigencia de capital básico hasta el 9%. ¿Qué significa eso? Pues sencillamente que cada banco debe disponer de un capital y unas reservas para poder utilizar de inmediato equivalentes al 9% del valor de las deudas a las que tiene que hacer frente la entidad. ¿Y qué ocurre con la banca española? ¿Por qué Botín se opone tan furibundamente? Pues también es muy sencillo de explicar. Porque las entidades financieras españolas tienen que hacer frente en 2012 a vencimientos de deuda por valor de 120.000 millones de euros, tres veces más que lo que han tenido que devolver este año. Ese es todo el meollo de asunto. Esa es la bicha de la que Botín no quiere ni que se mencione.«Son ellos, y no nosotros, los que han vivido por encima de sus posibilidades» Porque hacer esas cuentas supone descorrer el gran velo y sacar a la luz lo que ha de quedar oculto para que el poder político, económico y mediático puedan seguir machacando a la población con la idea de que nos hemos endeudado excesivamente para poder vivir por encima de nuestras posibilidades, y por eso ahora no tenemos más remedio que apretarnos el cinturón y aceptar todo tipo de recortes ajustes y rebajas.
Cuando lo que ocurre en realidad es que la madre de todos los endeudamientos está en la banca. Ni en las familias ni el Estado. Sino en un sistema bancario que, capitaneado por Botín, durante 10 años ha recurrido a un endeudamiento exterior brutal para sufragar los costes de su expansión internacional por medio mundo. Es su deuda, y no la nuestra, la que pesa como una losa sobre la economía española. Son ellos, y no nosotros, los que han vivido por encima de sus posibilidades. Pero ahora no están dispuestos a renunciar ni a un sólo euro de sus multimillonarios beneficios. Aunque eso signifique estrangular económicamente al país y condenar al 90% de la población al empobrecimientoLógicamente, pasar de un 5 a un 9% en el capital básico que se exige a un banco, sumado al brutal incremento de pagos que la banca española ha de afrontar en 2012, obliga al sistema financiero español a buscar un enorme volumen de financiación exterior en unas condiciones en que la prima de riesgo española se ha disparado, situándose entre los 300 y los 400 puntos básicos. Lo que significa que conseguir ese doble volumen de capital –el que necesitan para pagar los vencimientos de las deudas, más el que ahora debe pedir para recapitalizarse– amenaza a Botín y al conjunto de la banca española con tener que entregar una parte sensible de sus beneficios a sus acreedores, predominantemente la banca alemana y francesa. La cual, a su vez, espera resarcirse así en parte de las pérdidas que le va a provocar la inevitable reestructuración de la deuda pública griega. Entre granujas anda el juego.