La historia reciente del sector del metal en Cádiz parece sacada de un capítulo de lucha obrera de principios del siglo XX, pero está ocurriendo ahora, en pleno 2024. Las últimas negociaciones entre los sindicatos y la patronal, tras meses de protestas, han dejado un sabor amargo entre los trabajadores. La precarización del empleo, la congelación salarial y la amenaza constante de la deslocalización de las fábricas han llevado a los obreros a un límite que, según afirman, ya es insoportable.
El Sindicato de Industria de CCOO y UGT, los dos principales actores en estas negociaciones, han declarado que las propuestas de la patronal no solo son insuficientes, sino también ofensivas. “Llevamos años cediendo, confiando en que habría mejoras, pero ahora están empujando a los trabajadores a la miseria” , afirma Francisco Fernández, portavoz de CCOO en la mesa de diálogo. Desde UGT-FICA, la postura es similar: “No estamos pidiendo un lujo, estamos pidiendo un salario digno y unas condiciones laborales que permitan a nuestras familias sobrevivir”, ha sentenciado Manuel Jiménez, responsable de la sección del metal.
Las negociaciones se prolongan mientras el conflicto en las calles no cede. Los trabajadores, desesperados por la falta de avances, convocaron una huelga en 2021 que terminó en fuertes enfrentamientos con los antidisturbios. En un operativo que algunos han calificado de desproporcionado, fueron detenidos decenas de manifestantes, algunos de ellos padres y madres de familia que ahora enfrentan duros procesos judiciales, con penas de cárcel incluidas gracias a la Ley Mordaza.
Las imágenes de la represión en las calles de Cádiz, con barricadas en llamas y cargas policiales, aún resuenan en la memoria de muchos gaditanos y también a lo largo y ancho del país, despertando una ola de solidaridad. Las redes sociales han sido testigo de cómo miles de personas se han sumado a la denuncia de lo que es una flagrante criminalización del movimiento obrero.
La patronal del metal no parece estar dispuesta a ceder. Alegan que la situación económica es crítica y que las empresas no pueden asumir mayores costes laborales. “Los márgenes son muy estrechos, y si accedemos a todas las demandas, muchas fábricas tendrán que cerrar”, declaró un representante de la patronal, avivando la frustración entre los empleados, que ven cómo sus condiciones empeoran mientras las empresas siguen generando beneficios.
En el aire queda la sensación de que esta no será la última batalla del metal en Cádiz. Las reclamaciones no cesarán, y la tensión, lejos de disiparse, sigue aumentando. Los sindicatos han anunciado nuevas movilizaciones si no se alcanza un acuerdo justo. Mientras tanto, los trabajadores, conscientes de que cada día que pasa ven más mermado su poder adquisitivo y su calidad de vida, se preparan para continuar la lucha.