La inflación o la subida de intereses recorta el salario real

La batalla de los salarios

La subida del SMI siempre es positiva, pero no puede ocultar que los salarios se han jibarizado vía inflación. No podemos permitir que -otra vez- se carguen sobre las espaldas de los trabajadores las cargas y los costes de la crisis

Qué va a pasar con nuestros sueldos? Esta es la pregunta que preocupa a millones de personas.

Todos percibimos cómo la escalada de precios se traduce en un recorte del salario real, en una pérdida de poder adquisitivo. Mayor cuanto menos se cobra.

Y todos también sabemos que los beneficios de bancos, eléctricas o petroleras aumentan al mismo ritmo que nuestros ingresos disminuyen.

Y las medidas aprobadas por el gobierno, desde las sucesivas subidas del salario mínimo a los paquetes de ayudas, pueden aliviar pero no detener el bocado a las rentas de la mayoría del pueblo trabajador.

¿Cuál es la situación de “la batalla de los salarios”, que estará en primer plano a lo largo de 2023 y que afecta directamente a nuestras vidas?

El año se abre con la negociación de una nueva subida del salario mínimo. Los sindicatos defienden un incremento del 10%, la patronal solo está dispuesta a aceptar una subida del 4%, mientras el ministerio de Trabajo, presidido por Yolanda Díaz, plantea una horquilla donde el alza se situaría entre el 4,6% y el 8,2%.

Aunque las diferencias son abismales, la disputa parece estar situada en cuánto sube el SMI. En realidad la batalla es hasta dónde se recorta.

Se ha cerrado 2022 con una inflación media del 8,4%. Cualquier aumento del SMI por debajo de esta cifra supone recortarlo. Y la “propuesta de máximos” del gobierno -un alza similar a la inflación- solo repondría en parte lo que la subida de precios ya ha quitado.

Desde 2019 hemos vivido un histórico incremento del SMI, que ha pasado de 736 euros a 1.000. Y que ahora volverá a subir. Es una buena noticia, posible gracias a la presión popular. Pero esto no debe ocultar una realidad donde, primero con la pandemia y ahora a través de la inflación, las tijeras que recortan los salarios siguen actuando.

Cualquier subida por debajo de la inflación es una rebaja salarial encubierta

Un ladrón llamado inflación


El salario neto más común en España es de 1.300 euros mensuales. La pérdida de poder adquisitivo en 2022 para quien lo cobrara fue de 1.000 euros. Es casi como si nos hubieran quitado el salario de un mes.

El incremento salarial medio pactado en convenio fue el año pasado del 2,78%. Esto no quiere decir que los sueldos subieran poco. Al estar por debajo de la inflación -el 8,4%- este aumento supuso en realidad un recorte del 5,62%.

Y en los hechos, ese bocado a nuestros sueldos es mayor de lo que reflejan las estadísticas oficiales.

El cómputo de la inflación no refleja el aumento real del coste de la vida, al no incluir elementos clave como el precio de la luz en el mercado libre o la subida de las hipotecas, y minusvalorar otros como el alza de los alquileres.

Y el menguado aumento de los sueldos del 2,78% es la media de los convenios pactados. Un millón y medio de trabajadores no están protegidos por ningún convenio. Y entre los firmados el pasado año, en un 52% de los casos la subida salarial estaba por debajo del 2%… los precios subieron cuatro veces más.

La subida del SMI es positiva pero no puede detener el recorte de salarios vía inflación

El Ministerio de Trabajo reconoce que 9 millones de trabajadores vieron sus sueldos congelados en 2022. Y tal y como plantea Antonio González, de Economistas Frente a la Crisis, la realidad del mercado de trabajo es que “la mejora de los salarios está siendo nula. Las nóminas se están comiendo la inflación”.

¿Qué supone ese recorte del salario real para nuestros bolsillos? El Gabinete de Estudios de CCOO lo ha cuantificado. El salario neto más común en España es de 1.300 euros mensuales. La pérdida de poder adquisitivo en 2022 para quien lo cobrara fue de 1.000 euros. Es casi como si nos hubieran quitado el salario de un mes.

Y se pretende que este recorte de los salarios sea estructural. La velocidad de aumento de la inflación se moderará en 2023, pero esto no quiere decir que los precios bajen, se mantendrán en el alto nivel actual o seguirán aumentando aunque a menor ritmo. Mientras los salarios quedarían de forma permanente por debajo de ellos, cronificando la pérdida de poder adquisitivo.

¿Quién se queda lo que nosotros perdemos?

Gráfico de Cinco Dias

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Los últimos datos publicados por el Banco de España explican la realidad de los salarios en España. En 2020 los salarios se quedaban el 49,7% del PIB. En 2022 esa cifra se ha reducido al 46,9%. Casi tres puntos menos. Son 39.867 millones que deberíamos tener si se hubiera mantenido el reparto del PIB de hace dos años, pero que no hemos cobrado.

No han desaparecido. En el mismo periodo los beneficios empresariales han aumentado la parte del PIB que se apropian, pasando del 41,2% al 43,2%.

Para que las ganancias del capital se recuperaran de la sacudida de la pandemia, se han jibarizado los salarios.

Así lo confirma el último informe de Intermon Oxfam. Los márgenes empresariales son hoy un 159,4% mayores que antes de la pandemia, mientras los salarios solo han crecido un irrisorio 3,8%.

No son las pymes o los autónomos quienes se apoderan de los recursos que dejamos de ingresar los trabajadores. Son los grandes bancos, eléctricas, petroleras, gigantes de la alimentación, fondos de capital extranjero… que presentan permanentemente récords de beneficios.

Para mantener o incluso incrementar sus ganancias, a pesar de la situación de crisis, nos condenan a sufrir unos salarios por debajo de nuestras posibilidades.

Una alternativa para subir los salarios

Todos debemos respaldar una nueva subida del salario mínimo cuanto menos al mismo nivel que la inflación. Así como apoyar las medidas tomadas por este gobierno que están siendo beneficiosas para las clases populares, desde la protección del empleo a través de los ERTEs a las ayudas a los sectores más vulnerables.

Pero los hechos demuestran que no pueden detener la degradación de los salarios de la mayoría.

El secretario general de CCOO, Unai Sordo, ha declarado que “las respuestas del Gobierno para hacer frente a la diferencia que se ha abierto entre el nivel de precios y las rentas de los hogares son coyunturales, cuando el problema es estructural”. Añadiendo que “son medidas paliativas para hacer frente a la brecha entre evolución de precios y disminución de renta real disponible”.

Necesitamos una alternativa que impida un nuevo recorte de nuestro salario real a través de la inflación, tras los tijeretazos sufridos con la oleada de recortes tras 2010 o a causa de la pandemia.

Los salarios de la mayoría no pueden cargar otra vez con los costes de la crisis.

Imponiendo una redistribución salarial. No es admisible que mientras somos el país de la OCDE, solo por detrás de Grecia, donde más desciende el salario real de los trabajadores, seamos al mismo tiempo el segundo donde son mayores los sueldazos de los banqueros -con una media de 2,1 millones al año-.

Impulsando una política de redistribución de la riqueza para destinar los recursos hoy al servicio de bancos o eléctricas a un plan de reindustrialización que genere muchos puestos de trabajo fijos y con un buen sueldo.

Dando facilidades y ayudas a las pymes y autónomos, que generan la mayor parte del empleo.

Los salarios de la mayoría no pueden cargar otra vez con los costes de la crisis.