A lo que asistimos principalmente no es a las negociaciones sobre un programa económico, o la ejecución o no de unas u otras medidas económicas, sino a una batalla política donde se enfrentan la defensa de la soberanía nacional del pueblo griego y el gobierno de Syriza y la ofensiva de EEUU y Alemania por quebrar su resistencia. Y en esta batalla, todos los pueblos europeos nos jugamos también, junto al pueblo griego, parte de nuestro futuro.
1.- En Grecia está hoy jugándose un pulso político de envergadura donde se está decidiendo la correlación de fuerzas política entre los pueblos y países de Europa, encabezados por el pueblo griego, y EEUU y Alemania, representados por el FMI y la UE.
Grecia ha lanzado un desafío a Washington y Berlín. Mantenido con la habilidad y firmeza del gobierno de Syriza en la defensa de los intereses nacionales. Y con su valentía para dirigirse directamente al pueblo griego, con la convocatoria de un referéndum donde puedan pronunciarse directamente sobre los planes de la troika.
Lo que ha desatado una feroz ofensiva imperialista para intentar quebrar la resistencia del pueblo griego creando las peores condiciones (asfixia económica, campaña del miedo…) para que en el referéndum del 5 de junio gane el Sí.
Este es un pulso que al margen de avances o retrocesos coyunturales, no va a decidirse definitivamente en los próximos días, aunque sí se jugarán importantes batallas.
El gobierno de Syriza se negó a aceptar el último plan presentado por la troika, que no solo imponía más recortes sino que suponía la entrega absoluta de Atenas al FMI, el BCE y la Comisión Europea. Apelando directamente al pueblo griego con la convocatoria de un referéndum donde aprueben o rechacen el plan de la troika. El gobierno griego, al mismo tiempo que presenta nuevas ofertas de negociación, mantiene la firmeza, como lo demuestra la campaña a favor del NO impulsada por el propio Tsipras o la decisión de no pagar el plazo de 1.500 millones al FMI.
Inmediatamente después de la convocatoria del referéndum se ha desatado una ofensiva económica y política para estrangular a Grecia y debilitar al gobierno de Syriza.
La decisión del BCE de no ampliar la línea de ayuda de emergencia a los bancos griegos, junto a una nueva fuga de capitales, obligó al gobierno griego, para impedir una descapitalización de la economía, a imponer controles de capitales y limites de retirada de depósitos y efectivo.
Y la rotunda negativa alemana a negociar una prórroga del rescate paraliza la financiación europea a Grecia, desde los tramos pendientes del segundo rescate a la transferencia de los beneficios obtenidos por el BCE de la compra de bonos griegos.
Al mismo tiempo, la agencia de calificación norteamericana Standard and Poor´s ha rebajado la calificación de los principales bancos griegos a niveles de “quiebra selectiva”.
Washington y Berlín juegan con la asfixia económica creada por las condiciones de los dos planes de “rescate”, un auténtico atraco a la economía nacional. Que además de reducir un 25% el PIB desde 2010 imponen pagos inasumibles. Grecia tiene que pagar solo este mes 1.541 millones al FMI y 3.600 millones en vencimientos de deuda. Entre julio y agosto debe pagar 11.397 millones al FMI, al BCE. Hasta 2017 los pagos comprometidos ascienden a 29.000 millones de euros. «Syriza ha lanzado valientemente un desafío a Washington y Berlín, con la convocatoria de un referéndum donde el pueblo griego pueda pronunciarse directamente sobre los planes de la troika.»
A la ofensiva política se une una nueva “campaña del miedo”, identificando el NO en el referéndum con una salida del euro que la sociedad griega no desea.
El objetivo de esta ofensiva lo sintetiza el editorial de El País: “Europa considera que tiene a Tsipras contra las cuerdas y quiere cobrarse la pieza”. Interviniendo de forma descarada en el curso del referéndum, para propiciar el triunfo del SI y la deslegitimación del gobierno de Syriza.
A pesar de toda esta ofensiva, la correlación de fuerzas política en Grecia sigue siendo hoy favorable al gobierno de Syriza y la línea de defensa de la soberanía nacional que representa. En la última encuesta, publicada hoy mismo, el NO ganaría con el 54% frente al 33% del SI. Y en la última encuesta electoral -del 21 de junio- Syriza ganaría las elecciones con el 47,5%. Nueve puntos más que en las últimas elecciones. Y más del doble que el siguiente partido, Nueva Democracia, con el 19,5%. Y el 62% de los griegos apoyan a Tsipras en las negociaciones, frente a solo el 34% que estaría dispuesto a ceder ante los acreedores.
La última propuesta presentada por Tsipras ante la Comisión Europea -y que los medios más prohegemonistas ya han calificado como “una claudicación”- no afecta al contenido sustancial del pulso que se está jugando.
Ante el total estrangulamiento de la financiación de la economía griega decretada por la ofensiva imperialista, y que ponía en cuestión también la continuidad del propio gobierno de Syriza, Tsipras se ha visto obligado a “mover ficha”, ofreciendo nuevas concesiones y la prolongación de un tercer “rescate” durante dos años a cambio de la inyección de 35.000 millones en la economía griega, permitiendo afrontar todos los pagos comprometidos en los dos próximos años, y abriendo la puerta a una renegociación de la deuda griega en octubre.
2.- En las negociaciones con la troika, el gobierno de Syriza ha demostrado flexibilidad e inteligencia para poder alcanzar un acuerdo, pero sobre todo firmeza en la defensa de los intereses nacionales y la soberanía del país frente a las imposiciones y el diktat de la troika. Enfrentándose a la intransigencia de Alemania, la que ha impedido poder alcanzar un acuerdo, cuyo objetivo declarado era conducir a Grecia al abismo para quebrar su resistencia a la ejecución de la intervención y el saqueo.
Dada la situación creada en Grecia tras dos “planes de atraco”, mal llamados de “rescate” (el PIB griego ha caído un 25%, frente a la caída del 3,2% en los peores momentos de la crisis española) el gobierno de Syriza estaba obligado a negociar un acuerdo con la troika, ofreciendo concesiones para desbloquear los tramos pospuestos de la entrega del dinero de los dos primeros “planes de rescate”, sorteando así la asfixia financiera a corto plazo, y ganando sobre todo tiempo para negociar una reestructuración de la deuda que incluya quitas significativas.
Hace una semana, el gobierno de Syriza presentó una propuesta a la troika que, en palabras del Financial Times, “cumple el 90% de lo que se pedía”. Para este portavoz del gran capital norteamericano “la nueva propuesta griega tiene el contenido suficiente para conseguir un acuerdo en cuestión de días”.
No era un signo de debilidad del gobierno griego. Formaba parte de unas negociaciones para defender los intereses nacionales frente a las condiciones impuestas por la troika. En la oferta del gobierno griego había concesiones pero también “linea rojas”.«El objetivo declarado de la troika en las negociaciones, especialmente de Alemania, era conducir a Grecia al abismo para quebrar su resistencia»
La propuesta del gobierno griego incluía el cumplimiento de los objetivos de superávit hasta 2017 del 1% y el 3%. El retraso progresivo de la edad de jubilación hasta los 67 años y la reducción de las prejubilaciones, pero negándose a tocar las pensiones más bajas. Aceptaba una subida del IVA pero sin eliminar el tipo superreducido para productos básicos, como quería la troika. Atenas impulsaría un plan de privatizaciones pero dejando fuera las “joyas de la Corona” – la gestora de energía de propiedad estatal (ADMHE) así como la empresa eléctrica (Public Power Corporation, PPC) y la de telecomunicaciones, OTE-. E imponiendo condiciones, como un plan de inversión o la presencia significativa de un accionariado público.
El gobierno griego también planteaba equilibrar las cuentas públicas no principalmente con nuevos recortes sino aumentando la recaudación: elevando el impuesto de sociedades, un nuevo impuesto del 12% para los beneficios en 2014 de las empresas a partir de los 500.000 euros, subir el impuesto sobre productos de lujo (del 10 al 13%), un aumento de la Tasa Solidaria para los hogares con ingresos superiores a 50.000 euros al año, mientras se rebajaría la de los hogares con menos de 30.000 euros de ingresos, así como otra Tasa de Solidaridad, del 8%. a quienes declaren ingresos superiores a los 500.000 euros anuales.
Incluyendo en su propuesta la apertura de negociaciones para ejecutar una reestructuración de la deuda -alargando plazos y reduciendo intereses- que incluyera también quitas significativas.
La posibilidad de un acuerdo, que muchos daban por hecho, se ha quebrado ante la intransigencia del FMI y especialmente de Alemania.
Para llegar a un acuerdo la troika no solo exigía un endurecimiento de las condiciones propuestas en el plan de gobierno griego, abriendo paso a una nueva batería de recortes. También imponía una ampliación de cinco meses del segundo plan de rescate, sometiendo el desembolso del dinero -15.500 millones de euros- a la ejecución de un “plan de reformas”, es decir de recortes, controlado en cuatro tramos.
Estas eran unas condiciones de entrega absoluta de Grecia a la troika, que el gobierno griego ha rechazado.
3.- La agudización de la crisis en Grecia ha abierto las contradicciones entre EEUU y Alemania. La inflexibilidad alemana conduce a una crisis, no solo económica sino con importantes implicaciones geoestratégicas, al facilitar el acercamiento entre Atenas y Moscú, quebrando la línea de aislamiento de los BRICS defendida por Washington. Por eso EEUU está presionando, también a Berlín, para llegar a un acuerdo que cierre la herida griega.
Según todas las informaciones, el acuerdo con Atenas se paralizó porque Alemania y sus satélites trasladaron a la troika que se habían flexibilizado demasiado las condiciones a Grecia. El ministro de Finanzas alemán, Wolfgang Schäuble, criticó “la facilidad de liquidez con la que el BCE mantiene a los bancos griegos”, exigió que el plan griego no se basara tanto en nuevos impuestos sino en mayores y más duros recortes. Imponiendo unas condiciones inaceptables para el gobierno griego.
La posición de EEUU ha sido bastante diferente. La Casa Blanca ha publicado un comunicado oficial desvelando que Obama llamó a Merkel, y en el que declara que “ambos líderes coincidieron en que es sumamente importante hacer todos los esfuerzos para volver a la senda que permitirá a Grecia retomar las reformas y el crecimiento dentro de la zona euro”. El comunicado de la Casa Blanca también deja claro que “el Gobierno estadounidense ha instado este domingo a Grecia y a los prestamistas internacionales a dar un nuevo impulso para intentar llegar a un acuerdo sobre una deuda griega que incluya una posible quita”.
El gobierno norteamericano también ha informado que el secretario del Tesoro, Jack Lew, ha hablado durante la jornada del sábado con la directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Christine Lagarde; con el ministro de Finanzas alemán, Wolfgang Schäuble, y con el ministro de Finanzas francés, Michel Sapin. Y que en estas conversaciones Lew transmitió a los demás dirigentes que Estados Unidos “sigue vigilando de cerca la situación” y que “lo mejor para Grecia, Europa y la economía global es que Grecia y los acreedores logren una solución sostenible que ponga de nuevo a Grecia en la vía de la reforma y la recuperación dentro de la eurozona”.«La crisis en Grecia ha agudizado las contradicciones entre EEUU y Alemania. El gobierno de Syriza es consciente de ello, y lo está manejando hábilmente.«
Incluso la Reserva Federal norteamericana se dirigió al Banco Central Europeo para exigirle un acuerdo inmediato con Grecia.
La directora del FMI ha anunciado también “la posibilidad de reabrir las negociaciones”, y que “el FMI está listo para una aproximación entre las autoridades griegas y los socios europeos”, aceptando que “una reestructuración de la deuda griega será necesaria”.
EEUU no puede permitir una crisis, con una salida del euro, en un país miembro de la OTAN como Grecia y que ocupa una posición estratégica en el Mediterráneo Oriental; no puede permitir una crisis política en la UE en el momento donde necesita reforzar el encuadramiento de sus “Estados vasallos” europeos en proyecto global, económico (TTIP), político, militar (mayor presencia en primera línea…); no puede permitir que el estallido de todas las contradicciones en un país como Grecia, cuyo PIB es un 20% del español, ponga en peligro su proyecto de intervención y saqueo en toda Europa, o traslade la inestabilidad política a países mucho más importantes, como España.
La posición de Alemania, que contempla incluso la posibilidad de una salida de Grecia del euro, reforzaría el acercamiento griego hacia Rusia y atacaría la nueva ofensiva de Washington contra Moscú, un punto clave dentro del debilitamiento de los BRICS y su estrategia de cerco a China. Alemania no está en condiciones de poner en cuestión esta estrategia norteamericana.
El Viceministro de Defensa griego, Kostas Isychos, ya ha advertido de que con la crisis griega “habrá cambios y consecuencias geopolíticas en el Mediterráneo”. Advirtiendo de que la preocupación manifestada por EEUU de que Grecia termine alineándose con Rusia, creando un frente mediterráneo hasta ahora inexistente “está abierto como una alternativa”. Señalando que la responsabilidad recaería en la Unión Europea: “un país que se encuentra completamente chantajeado por los centros europeos no puede seguir compartiendo obligaciones que ya no son comunes”.
En esta partida juega el pueblo griego frente a Washington y Berlín, pero hay también una contradicción abierta entre EEUU y Alemania.
El gobierno de Syriza es consciente de ello, y está manejando hábilmente las contradicciones interimperialistas, manteniendo al mismo tiempo la firmeza, apelando directamente al pueblo griego, y construyendo en los hechos un frente amplio a izquierda y a derecha.
4.- Los éxitos y la capacidad de resistencia y movilización del pueblo son en primer lugar resultado de la línea defendida por el gobierno de Syriza, colocando en primer plano la defensa de la soberanía nacional como requisito imprescindible para poder emprender la redistribución de la riqueza, y construyendo un frente amplio que una desde la izquierda a la derecha. Y están también unidos al carácter de Syriza como coalición, que no como partido único, permitiendo con ello la expresión de una amplia unidad.
La línea defendida por Syriza ha colocado siempre en primer plano la defensa de la soberanía nacional. Esta es la principal bandera en la campaña del NO en el referéndum, expresada por Tsipras: “yo nunca seré un presidente humillado”.
Y planteando un programa de redistribución de la riqueza que ya han empezado a aplicar, no solo con un plan de urgencia hacia los sectores condenados a la pobreza, que también, sino sobre todo subiendo de golpe el salario mínimo un 150% o reponiendo el poder adquisitivo perdido para las pensiones de menos de 700 euros.
El pacto de gobierno alcanzado con Griegos Independientes (A.N.E.L.), un partido de la derecha patriótica escindido de Nueva Democracia, el PP griego, al que se le ha entregado el estratégico ministerio de Defensa, evidencia que Syriza no busca construir un “frente de izquierdas”, sino un frente amplio de izquierda a derecha contra los gobiernos de la troika.
Los diputados que hoy forman Griegos Independientes votaron en contra el primer plan de rescate, luego votaron en contra de una moción de confianza para respaldar el gobierno tecnocrático de Lucas Papadimos, impuesto por la UE y el FMI. Fueron expulsados de Nueva Democracia y fundaron un nuevo partido.«La línea defendida por Syriza ha colocado siempre en primer plano la soberanía nacional. Esta es la principal bandera en la campaña del NO en el referéndum.»
Syriza no es un partido unificado, como Podemos, sino una coalición de muchos partidos y movimientos que han conservado su autonomía. Y tiene sus raíces en un camino de unidad gestado en las luchas comunes.
Un proceso que se remonta hasta 2001, con la creación del Espacio para el Diálogo para la Unidad y la Acción Común de la Izquierda, compuesto por diversas organizaciones que habían compartido una acción política común en las principales luchas desarrolladas en los años noventa: contra la guerra de Kosovo, frente a la oleada de privatizaciones, en defensa de los derechos sociales…
Un camino que culmina con la formación de Syriza -Coalición de la Izquierda Radical-, donde confluyen diferentes y diversas sensibilidades de la izquierda. Desde Synaspismós, el partido de Alexis Tsipras, surgido de la fusión del antiguo Partido Comunista de Grecia interior, eurocomunista, y de un sector minoritario del más prosoviétivo KKE; hasta el DIKKI (Movimiento Democrático Social) escisión por la izquierda del PASOK; desde el KOE (Organización Comunista de Grecia), un partido marxista-leninista-pensamiento Mao Tse Tung a Ecosocialistas de Grecia.
Aunque Syriza se presenta a las elecciones como partido -para optar a los 50 diputados “extra” que se otorga al partido más votado- en los hechos sigue funcionando como una coalición, donde los trece partidos que la integran mantienen su independencia y participan en la dirección.
Syriza ha recorrido un largo camino de acumulación de fuerzas hasta poder ganar el gobierno griego. Se ha presentado a siete elecciones antes de obtener la victoria. En 2004 obtuvieron el 3,3% de los votos y seis escaños. Es en 2012, tras la intervención de la troika, cuando su apoyo electoral se dispara, hasta alcanzar el 26,58% de los votos. Ya el año pasado ganaron las elecciones al parlamento europeo, antes de revalidar su triunfo en las generales.