Los créditos ICO con la pandemia se han convertido en un arma de doble filo. Es cierto que han servido para salvar, por ahora, a un número importante de empresas y autónomos, pero el alargamiento de la pandemia y el retraso de la recuperación de la actividad está terminando por convertir las cuotas de esos préstamos para muchas pymes en un auténtico dogal.
El problema es tan acuciante que el gobierno estudia una serie de medidas: por un lado, condonar una parte del 70% u 80% del crédito que está avalado por el Estado; y por otro la posibilidad de que se aplique una quita a esos préstamos ICO y que la banca asuma su parte correspondiente.
Los banqueros (esos que cobran sueldos de 4,5 millones en plena pandemia), con el gobernador del Banco de España al frente, se echan las manos a la cabeza y no han tardado ni un segundo en levantarse en contra. ¿Cómo van a tener ellos un “quebranto en sus beneficios”? Sí, son los mismos que en su Asamblea de la CEOE de junio decían que sus propuestas eran para ayudar a salir de la crisis.
Hagamos los números.
Con los avales del ICO se han concedido 118.000 millones. Suponiendo que un 30% tuviera problemas y se le aplicara una quita del 20%, tendría un coste de 7.000 millones, 5.000 los pagaría el Estado y otros 2.000 la banca.
Dicen que han tenido pocos beneficios en 2020 porque han provisionado 18.531 millones de euros en fondos para hacer frente a impagos y otros problemas… ¿Y no pueden hacer frente a 2.000 millones para ayudar a las pymes y autónomos de este país?
La oligarquía financiera solo entiende de beneficios aunque sea a costa de hacer más daño y enterrar más negocios y gente que el coronavirus, porque a éste lo derrotaremos en dos, tres,…, años, pero ellos se quieren quedar para siempre.
El gobierno no debería retroceder ni un milímetro, acabar con su privilegios fiscales y exigirles la devolución de todas las ayudas de la crisis anterior. ¡Habría dinero para quitas y condonaciones y que ninguna pyme o autónomo se quedara en el camino!