Salvemos el Arabí, Yecla (Murcia)

“La agroindustria depredadora solo trae subdesarrollo”

La agroindustria intensiva y depredadora está esquilmando los acuíferos del altiplano murciano. "Este sistema produce para vender, no para alimentar", denuncia José Miguel Díaz, miembro de la plataforma salvemos el Arabí y su comarca, un colectivo que llevan casi 5 años denunciando esta situación.

Nos encontramos en el altiplano murciano (zona norte de Murcia) donde llevan años con una agroindustria que están esquilmando los recursos de la tierra. Explotando los acuíferos, imponiendo monocultivos y tirando toneladas de alimentos.

Entrevistamos a José Miguel Díaz, miembro de la plataforma salvemos el Arabí y su comarca. Una plataforma que llevan casi 5 años denunciando esta situación.

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El altiplano murciano está amenazado por un brutal ejemplo de agroindustria depredadora. Escapando de las restricciones del Campo de Cartagena, grandes empresas están implantando miles de hectáreas de regadío intensivo en una zona tradicional de secano, hiper-explotando el acuífero. ¿Es así?

Es una tierra eminentemente de secano, con pequeños espacios de regadío. Desde hace unos años hay una intromisión por la propia demanda internacional de los mercados que ha creado la agroindustria. Tenemos que partir es que solo tenemos agua de acuíferos, no tenemos ni afluentes ni ríos, es decir que dependemos del subsuelo. Las empresas que están llegando, vienen de extenuar el campo de Cartagena y los campos del Tajo-Segura. Se están expandiendo en nuevas tierras como el noroeste de Murcia (Caravaca-Moratalla). El agua se ha puesto en manos de estos regantes y que el agricultor tradicional está desapareciendo para favorecer a los monocultivos.

Cada año, millones de melones y sandías, o toneladas de lechugas se pudren en el suelo sin ser recogidas, porque se han plantado en exceso. Esto escapa a toda lógica para el que lo vea desde fuera. ¿Por qué, con lo escasa y cara que es el agua (o los abonos), se planta una producción que se sabe que no se va a recoger?

Principalmente, lo permite la administración y estas empresas no tienen corazón, juntándose el hambre con las ganas de comer. Si que es verdad, que ese abandono de lechugas en este caso, está abandonado sobre recursos naturales limitados. Porque todos los acuíferos del Altiplano están sobrexplotados. No hay limitación, puesto que están dentro de la concesión que tienen. El problema es que algunas empresas están gastando lo mismo que Yecla (que es una población de 35.000 habitantes) y su industria local juntas. No es que haya un gran número de empresas, pero de forma silenciosa están absorbiendo los recursos.

Para que lo entendamos, según la FAO se produce más de un 60% más de los que necesitamos el conjunto de la humanidad. El problema está en que se produce no para alimentar, sino para vender. Lo que hacen es sobre producir para asegurar el cumplimento de los pedidos de las grandes superficies, produciendo exceso, si además se hacen sobre acuíferos sobreexplotados. Nos podemos encontrar entonces con catástrofes, donde se tiran 4 millones de lechugas, 2 millones de sandías. Y esto pasa a nivel mundial, según la FAO hay 1.400 millones de hectáreas (28 veces la superficie de España), donde los campos se siembran para tirar toda la producción. El sistema no funciona.

El sistema no funciona, se produce para vender, no para alimentar.

Los casos de campos de cultivo de lechugas dejados sin recoger beben del acuífero Cingla, que cada año pierde 13 millones de metros cúbicos de agua. ¿Pueden llegar a agotar el acuífero y que queden desabastecidos de agua ya no sólo los cultivos, sino hasta la población de las comarcas de Yecla y Jumilla?

Por supuesto que todo esto puede generar a corto-medio plazo un desabastecimiento para la población, nosotros hemos hecho las cuentas y en un par de años la situación puede ser muy grave. Están extrayendo casi 30 hectómetros anuales, la mayoría se regala a los monocultivos. Pero luego estamos importando agua, es absurdo, tenemos capacidad para autoabastecernos si se apuesta por un consumo sostenible.

Muchos se temen que después de dejar exprimido el acuífero, como si fuera una plaga de langostas, estas empresas hagan las maletas y se vayan a beberse el agua de otro sitio. ¿Es así?

Si. El Estado o la Comunidad Económica Europea debería intervenir para ponerles límites. Como ya he dicho, estos no tienen corazón. En cuando acaben, se irán a otra zona a esquilmar sus recursos. Todo esto coincide con que el agua está empezando a cotizar en bolsa, que algunos países la quieren privatizar… En breve nos encontraremos que esto va a crear muchos conflictos.

Las responsables son grandes empresas del agronegocio que se han instalado en el altiplano murciano para evitar las restricciones del campo de Cartagena que protegen al Mar Menor. ¿Qué empresas son? ¿Son españolas o hay multinacionales extranjeras?

Dominantemente son españolas. Las principales son Hortinieto S.L, que es la responsable principal de las lechugas que se tiran, o empresarios como Juan José Montes, apodado «el Rey del Brócoli». Aunque cada vez hay mayor presencia de multinacionales y de capital que no es español. Cada vez es más común ver a los fondos de inversión extranjeros.

Cada vez es más común ver a multinacionales en este negocio

Parece ser que las competencias sobre este problema están repartidas entre la Confederación Hidrográfica del Segura, la Comunidad Autónoma y los Ayuntamientos de Yecla y Jumilla. ¿Por qué no hacen nada? ¿Qué complicidades hay entre esas administraciones y las grandes compañías del agronegocio?

Los limites a los pequeños siempre es inmediato. Se legisla en favor de los intereses de los grandes. Sino no se entiende porque ninguna de las tres partes implicadas (el Estado, la Comunidad Autónoma y el Ayuntamiento) no hayan tomado cartas en el asunto. Se van pasando la pelota.

¿Y qué piensa de este problema la opinión pública de Yecla y Jumilla? ¿Qué movilizaciones habéis impulsado y cuáles van a ser vuestros próximos pasos?

Tenemos que llevar una labor informativa y de concienciación. Llevamos 5 años trabajándolo y se ha visto recompensado. La gente en Yecla está muy sensible, ha nacido todo un movimiento vecinal que ha salido en defensa del Arabí. Es una misión de agitar en esta área a los ciudadanos, para que protejan sus derechos medioambientales. Estamos listos para llevar adelante cualquier acción que sea necesaria. Quiero creer que hay algunas empresas que no se meten en el pueblo porque saben que iremos a destaparlas. Porque estás empresas lo que traen es subdesarrollo.