“Si la justicia sigue sin proteger a las víctimas mi casa es un lugar seguro”; ese es el mensaje que desde todas partes llega.
Juana Rivas se niega a entregar a sus hijos a su ex-marido Francesco Arcuri condenado por maltrato en 2009 y denunciado nuevamente por el mismo delito hace ahora un año. La fuga de Juana ha despertado una ola de solidaridad en su barrio y en las redes sociales. Pero Juana no es una víctima a pesar de haber sufrido malos tratos; no, es una mujer fuerte, llena de coraje. Con el grito “Juana está en mi casa“ cientos de mujeres han querido mostrar su apoyo cerrado y su solidaridad con una madre desesperada en la manifestación convocada en Maracena.
“Si la justicia sigue sin proteger a las víctimas, mi casa es un lugar seguro”; ese es el mensaje que desde todas partes llega. La carta «Corre Juana, escóndete bien» ha recorrido como una descarga las redes. Los niños son las víctimas más vulnerables de la violencia de género y ante la injusta sentencia que obliga a Juana a entregar la custodia de los hijos a su exmarido condenado por malos tratos, la sociedad ha reaccionado como un rayo. La fiscalía ha anunciado que no tomará medidas por el momento. Sin embargo, el abogado defensor del padre, frente a la “agitación social”, amenaza con denunciar a Juana por secuestro.
Juana Rivas recogió 90. 000 firmas de apoyo contra la sentencia de un juez de Granada que obligaba a la madre a entregar la custodia de los niños de 2 y 8 años a su padre residente en Italia. Juana apeló a la abogacía del Estado para que recurriese la sentencia. Pero, a pesar de las movilizaciones y los apoyos, la justicia fue en su contra. Este año han muerto ya tres niños en las visitas a malltratadores. En un mundo en el que todo esta al revés, donde proteger al menor no es la prioridad, la respuesta y el apoyo social a las mujeres es fundamental para acabar con la violencia.