Esteban Crespo, director del cortometraje "Aquel no era yo", ganador de un Goya y candidato a los Oscars

«Juan Tojaka es como Robert de Niro con 12 años»

"Ser un soldado no es difí­cil. Lo difí­cil es vivir con tus recuerdos".

El cortometraje ‘Aquel no era yo’, escrito y dirigido por Esteban Crespo, cuenta la historia de Paula y Kaney, dos personajes -un niño africano y una mujer española- que podrí­an no tener nada en común, pero que llegarán a unir sus vidas irremediablemente a través de un disparo. Un disparo que da vida. Kaney( Juan Tojaka) es un niño soldado en un paí­s africano cualquiera. Con él viven muchos otros niños soldados, acatando las órdenes del hombre que se ha convertido en su padre, el General del Ejército Rebelde. Paula (Alejandra Lorente) es una cooperante española llegada a África siguiendo a su pareja, Juanjo (Gustavo Salmerón) con el objetivo de ayudar y de rescatar a los niños soldados que allí­ viven. En un puesto fronterizo, Paula y Kaney se encuentran y ése será el punto de partida de esta dramática historia, en un escenario de miedo, violencia, terror y redención. ‘Aquel no era yo’ nació por el deseo de mostrar la dureza de la realidad de los niños y niñas soldado y lo que muy pocas veces vemos, sus secuelas. Y por otro lado, por el deseo de homenajear la labor altruista y llena de ideales de las personas que arriesgan su vida desinteresadamente por mejorar la de los demás. Como dice un niño ex soldado del conflicto de Sierra Leona: «Ser un soldado no es difí­cil: o te acostumbras o te matan. Lo más duro es conseguir vivir con tus recuerdos y volver a ser tu mismo después de haber hecho las cosas que has hecho» Este cortometraje, ganador del Goya al mejor cortometraje de ficción en la pasada edición de los Goya, es la única baza española en los Premios de la Academia de Hollywood después de que se hayan quedado fuera el hispano-alemán Daniel Brühly el largo de animación O Apóstolo. Aquel no era yo tiene como rivales a Just Before Losing Everything, Helium, Do I Have To Take Care of Everything? y «The Vooman Problem. El cortometraje de Crespo trata la historia de un niño soldado africano. Crespo es el quinto español en aspirar al Oscar de la categorí­a tras Juan Carlos Frensadillo (1996), Nacho Vigalondo (2004), Borja Coebaga (2006) y Javier Fesser (2006).

Felicidades por la nominación y el éxito que estáis teniendo. ¿Os planteáis la posibilidad de producir un largometraje?

Muchos productores se sorprenden que rodáramos un corto de casi 25 minutos en sólo cuatro días y medio. Si hubiéramos rodado cinco días más podríamos tener un largometraje pero no teníamos presupuesto y ahora tampoco nos lo proponemos. El corto ha gustado mucho en EEUU sin necesidad de hacer una gran campaña de publicidad. Creemos que tenemos posibilidades de ganar y estamos muy entusiasmados con la nominación.

¿Cómo surge la historia?

Yo soy un enamorado del África negra y he trabajado como cooperante en países como Guinea Ecuatorial o Namibia pero no he vivido esta problemática. Viví en Guinea Ecuatorial cuando era muy joven y fue la experiencia vital más importante para mí. Guinea es un país que aunque es pobre es un pueblo feliz y un país fascinante. «Creemos que tenemos posibilidades de ganar y estamos muy entusiasmados con la nominación»

Leí una entrevista a un niño soldado que me impactó mucho por la frialdad con la que contaba las barbaridades que le habían obligado a hacer. Las historias se repiten. Normalmente los soldados matan a las familias y reclutan a los niños en nombre de la revolución y de su patria y el general se convierte en su padre y el resto de los niños soldados en sus hermanos. Un padre cruel, pero al fin y al cabo un padre. Incluso muchos niños soldados no quieren ser rescatados porque creen que realmente están haciendo un bien a su país. Hay películas sobre el mismo conflicto pero nunca están tratadas desde el punto de vista de las secuelas. Queríamos salirnos del tópico africano. La historia es un crescendo que termina en una redención

Y a nivel profesional me apetecía un cambio. Antes había hecho drama, comedia y me apetecía trabajar con efectos digitales, escenas de acción…

El tema central es la redención. La ambientación es muy brillante a pesar de ser una historia muy cruel.

Queríamos salirnos del tópico africano. La historia es un crescendo que termina en una redención y la iluminación ayuda mucho a crear esa atmósfera.

El secuestro de los tres periodistas españoles en Siria pone de relieve el trabajo de cooperantes y corresponsales.

Yo no he estado trabajando en zonas de conflicto pero sí muchos amigos. Son gente admirable porque arriesgan su vida desinteresadamente. Son idealistas y un poco quijotes. En el cortometraje los cooperantes cometen una imprudencia y llegan al límite. Pero realmente si no llegas al límite muchas veces no haces nada.

¿Qué pautas le has dado a Juan Tojaka para representar al niño soldado?

Lo más complejo era encontrar a un niño que me diese gran cantidad de matices. Es decir, que en una escena parezca un niño inocente y en otras escenas un salvaje. La credibilidad es fundamental en ficción y el casting tenía esa dificultad. Hicimos varios casting y tuvimos la suerte de encontrar a Juan. Es un actor con unas posibilidades inmensas. Ten en cuenta que no sabía ingles. Imagínate que talento tiene que tener para interpretar sin entender el texto. En la escena final trabaja con Alejandra Lorente como un verdadero profesional. Parecía Robert de Niro con 12 años. Manejó perfectamente la situación e hizo sufrir a actores de solvencia.

¿Qué posibilidades os da el cortometraje frente al largo?

En el cortometraje tienes más libertad. Aunque buscas subvenciones siempre arriesgas tu dinero porque nunca consigues ayudas suficientes. Además hay un circuito muy importante de festivales que te permiten llegar a un público mayor que con un largo. Los productores y las televisiones arriesgan muy poco cuando financian largometrajes porque es obligatorio que sean rentables. Hay más riesgos y demasiada gente opinando. Aunque también hay productoras de cortos los cortometrajistas somos francotiradores que nos auto producimos.