Europa en la encrucijada

Italia: ¿otro desafío para la UE?

En plena negociación del Brexit, la UE se ha visto enfrentada a otro gran desafío: las cuentas de Italia, un país regido por un gobierno abiertamente euroescéptico y que necesita alejarse del corsé de los ajustes

Con la agonía del Brexit encima de la mesa, Bruselas tenía que hacer frente esta semana a otro desafío de enorme calado: la rebelión de Italia. El gobierno italiano, integrado por el Movimiento 5 Estrellas y La liga (antigua Liga Norte), presentaron a Bruselas, bajo el expresivo título de “el presupuesto del pueblo”, unas cuentas públicas para 2019 que desafiaban abiertamente las cifras de déficit exigidas por la UE. Como estas cifras no son ya un tema aleatorio, que cada país decide a su antojo, sino un compromiso que en algunos países, como España, está incluso fijado en su Constitución, la decisión del gobierno italiano de subir varias décimas (del 2,2 previsto por la UE al 2,6 previsto por el gobierno italiano) el déficit para 2019, desató de inmediato un conflicto, que ha ido creciendo con los días, sobre todo por la subida de tono de los dirigentes italianos, que han ido convirtiendo la defensa de sus tesis en un auténtico cassus belli contra la Comisión Europea. Tanto Matteo Salvini (La Liga) como Luigi DiMagio (M5E) han hecho de la defensa de esos presupuestos una bandera irrenunciable; tras años de parálisis, ajustes y recortes, Italia necesita, dicen, unos presupuestos expansivos que hagan crecer al país, crear empleo y atender a los sectores más necesitados. En principio, tales demandas no carecen de lógica. Pero el tono desafiante, y las amenazas constantes al futuro de Italia en el euro, e incluso en la UE; no han caído muy bien en una Bruselas que, tras el Brexit, trata de cerrar filas, imponer disciplina y fortalecer su unidad. Por todo ello, la reacción en Bruselas fue categórica: rechazar los presupuestos de Italia, exigir su corrección y amenazar con una multa mil millonaria.«Italia es el verdadero enfermo del sur de Europa y esta crisis del presupuesto no la va a ayudar a sanar»

La cosa ha amenazado con llegar a mayores, dada la cerrazón de las posturas. Conforme la amenaza de insubordinación de Italia era mayor, más crecía la firmeza y el rechazo de Bruselas. Hasta que al final el más débil ha tenido que aflojar. Y en estos últimos días, el gobierno italiano ha comenzado a lanzar signos de flexibilidad. Donde antes se decía que las cifras eran intocables, ahora se admite que “no nos vamos a pelear por unos decimales” (Salvini), y donde antes se aseguraba que no se permitiría tocar un euro de las cuentas italianas (Di Maggio), ahora se está abierto a “negociar lo que haga falta con Bruselas”. ¿Significa esto un desbloqueo de la crisis y la vuelta de Italia al redil? A diferencia de Gran Bretaña, Italia carece de fuerza para vencer un pulso a la UE, al menos mientras la UE se mantenga relativamente firme y unida. Y la alternativa de abandonar el euro o la UE está ahora mismo fuera de la agenda, por muy euroescépticos que sean los partidos que gobiernan en Roma ahora mismo. Otra cuestión es cómo se van a tomar los italianos este pulso fallido y de qué modo va a afrontar el país la hondísima crisis de credibilidad política que lo aqueja y el desbarajuste económico que no cesa. Italia es el verdadero enfermo del sur de Europa y esta crisis del presupuesto no la va a ayudar a sanar.