El Estado de Israel, como todos, necesita controlar el cuerpo y la imagen de la mujer para mantener el status quo. En su caso, no sólo para producir un flujo constante de mano de obra, sino para que hayan colonos que sirvan para mantener el control sobre Medio Oriente.
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Sabra
El sionismo se ha esforzado por crear un “nuevo judío” alejado de la idea antisemita que se tenía en Europa de que los hombres judíos eran débiles, viejos y femeninos. Su propaganda busca que se vea a las personas israelíes como fuertes, valientes, masculinas en caso de los hombres y femeninas de las mujeres. A esta nueva imagen la llaman “sabra”, en referencia al fruto de los cactus. Un alimento duro y espinoso del desierto, con un interior dulce y tierno.
Esta imagen ha demostrado ser insuficiente para atraer a nuevos colonos a un territorio en guerra, por lo que se ha acompañado de una falsa capa de diversión y progresismo. Para el Ministerio de Turismo, Israel no es un Estado genocida, sino un país con mujeres hermosas en bikinis y playas de arena rubia. Un gran resort en el que los palestinos son una molestia.
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Feminismo israelí
Israel se considera un estado feminista, la única democracia de Oriente Medio, y por tanto, un oasis para los derechos de la mujer y las minorías LGBT. Utilizan sus políticas de igualdad (contra el acoso y la violencia sexista, por ejemplo) para proyectar una imagen de modernidad y progreso, que contraponen constantemente al fundamentalismo islámico de otros regímenes de la región, o al mandato de Hamás en Gaza. De esa forma tienen otra excusa para atacar a países y personas árabes.
Cuando una persona árabe viola a una mujer israelí, como presuntamente ocurrió el 7 de Octubre de 2024, es una prueba de que los palestinos, y árabes por extensión, son salvajes y deben ser aniquilados. Pero cuando los soldados israelíes violan a las mujeres palestinas es motivo de risas, aunque debe ser cubierto. En una entrevista de 2022 a Yosef Diamont, ex-soldado israelí y superviviente del holocausto, este admite entre risas que durante la limpieza étnica de Al-Tantura en 1948 se violó y prendió fuego a jóvenes palestinos: “Uno de los soldados atrapó a una niña de dieciséis años. ¿Entiendes? Los eventos fueron horrendos… Los metieron en una especie de jaula y los rodearon con alambres de hierro…”. Hoy en día, esto sigue ocurriendo. Existen muchísimos reportes que apuntan a que los soldados israelíes violan sistemáticamente como forma de tortura a las rehenes palestinas. La Ministra de Igualdad Social y Avance de la Mujer de Israel, May Golan, que se había declarado en 2013 racista orgullosa, decía estar personalmente orgullosa de las ruinas de Gaza en 2024, pues lo ve como un castigo justo al terrorismo.
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Mujer soldado
A medida que el genocidio en Palestina ha ido acelerando el paso, y más imágenes han llegado a occidente, menos efectiva se ha vuelto su propaganda. Por ello, ahora han optado por decir que sí, son una zona de guerra, no solo hermosas mujeres y playas, pero que sus acciones están justificadas, y que ser soldado es en realidad empoderante.
Las FDI utilizan el cuerpo de las mujeres soldado para hacer propaganda. La inclusión de mujeres en el ejército se presenta como un símbolo de igualdad de género, cuando en realidad es una forma de duplicar los soldados en el frente.
Son muy comunes hoy en día los thirst traps, publicaciones de personas sexualizadas que se suben a redes sociales y que pretenden “atrapar” a los usuarios utilizando su frustración sexual como cebo. En estos, las mujeres se presentan normalmente en uniforme, maquilladas y con el cabello suelto, haciendo bailes populares de las plataformas y actuando lindas y/o aniñadas o “explicando” cómo Israel es la víctima en el conflicto. Algunas de estas cuentas se llaman a sí mismas ángeles o waifus (término japonés para esposa ideal ficticia), y tienen como objetivo lavar la imagen de Israel y atraer a hombres al país y al ejército. Estos vídeos cortos reciben hasta millones de visualizaciones, aunque la atención no suele ser positiva, pues la mayoría está en su contra.
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La realidad
Por supuesto, Israel no es un Estado feminista, como tampoco es una democracia, ni la víctima en el conflicto. Israel ha utilizado a la mujer blanca, hegemónica, como una herramienta para construir el Estado de apartheid y genocidio. Ha dado una relativa igualdad a las mujeres israelís para poder explotar más duramente a las mujeres palestinas. La realidad es que, mientras exista la explotación a unas, no podremos ser libres ninguna.