El Concurso Internacional Tchaikovsky está considerado como una especie de «mundial» de música clásica al que, lógicamente, muy pocos consiguen acceder, y que se celebra cada cuatro años desde 1958. Tras una primera audición, tres rondas, tres recitales y tres conciertos con orquesta en sesiones maratonianas, tras quince días de competición, Pablo Ferrández fue premiado con el cuarto galardón, precedido por los chelistas rusos Andrei Ionita, Alexander Ramm y Alexander Buzlov. Era el único representante español de 600 concursantes de todo el mundo. A sus 24 años, el madrileño Pablo Ferrández está considerado por la crítica como «uno de los mejores violonchelistas del futuro».
Con tan solo trece años fue admitido en la Escuela Superior de Música Reina Sofía y recibió el premio al mejor estudiante durante cuatro años seguidos. En el 2011 entró en el Programa de Masters de la Kronberg Academy (Alemania), estudiando, en ese y en otros programas, con primera figuras de todo el mundo.
Ha actuado como solista con la Orquesta Sinfónica de RTVE, la Orquesta Nacional de España, la Sinfónica del Principado de Asturias, y con internacionales como la Helsinki Philharmonic, entre muchas otras. Ha tocado como solista y músico de cámara en los mejores escenarios de todo el mundo y es invitado habitual en los más prestigiosos festivales. Su apretada agenda le llevará en los próximos meses por varios países de Europa y a Japón.
Felicidades en primer lugar por el galardón. ¿Qué significa esto para ti profesionalmente, pero también como primer español que lo consigue?
Muchas gracias. Llegar a la final de un concurso así es realmente difícil y depende de muchísimos factores, no solo de tocar muy bien. Siempre hay sorpresas en los concursos, no son nada fáciles, dependen de la opinión de cada jurado en cada edición y también hay que tener suerte.
Supone abrir un poco las puertas para el próximo español. He demostrado que podemos estar ahí y, bueno, (con emoción) lo cierto es que ahí he estado. Espero que en la próxima edición lleguen muchos más.
En los últimos años hay mucho más nivel en los músicos españoles de clásica…
Ha subido muchísimo desde luego.
¿A qué es debido, especialmente en los músicos de cuerda?
Se debe en gran parte a que tenemos escuelas como la Reina Sofía que trae a grandísimos profesores de fuera y le da todo a los alumnos para mejorar. Básicamente es un centro que catapulta el nivel medio de España porque todo el mundo quiere entrar ahí y sale tocando genial.
Ahora es mucho más fácil irse fuera que antes. Ha influido que estamos en la Unión Europea y es más fácil cambiar de un país a otro y aprender diferentes formas de tocar y formarte en diferentes aspectos. Todo esto influye en que el nivel aumente de conjunto y que todos nos formemos mejor.
Tu agenda de conciertos se ubica más fuera que dentro de España. Y al margen de lo cuantitativo por cantidad de oportunidades en cuanto das el salto internacional, durante mucho tiempo esta proyección parecía algo exclusivo de grandes nombres, ¿está cambiando?
Tocar fuera de tu país es muy difícil. Para que te den la oportunidad de tocar tienen que conocerte, tienen que confiar en ti y hay muchas cosas que median por el camino. Realmente sigue siendo algo que está al alcance de unos pocos privilegiados, pero se ha hecho mucho camino.
Yo tengo mucha suerte porque toco mucho fuera y cada vez más. Trabajo muy duro para poder mantenerme así y espero ir a más.
¿Qué es necesario para alcanzar ese grado de reconocimiento?
Obviamente trabajo infinito. Es algo que no hace falta ya ni decirlo, se debe dar por sentado. En los últimos meses he estado estudiando prácticamente todos los días, siete u ocho horas diarias. Lo único que hacía era estudiar, comer y dormir. No importa el talento que tengas, esto es fundamental.
Es muy importante tener tu propia voz, que tenga sentido lo que quieres decir con tu música, si no simplemente eres alguien que toca las notas, por muy bien tocadas que estén. Se trata de poder decir algo. De hecho, creo que esto es lo que me ha permitido tener una carrera internacional y llegar a finales en concursos importantes.
Esto es algo que los músicos jóvenes a veces olvidan. Están preocupados de tocar muy bien, que cuesta mucho trabajo y es realmente difícil llegar a tocar bien un instrumento, pero puedes llegar a olvidarte de que lo importante es hacer música y que todas las horas que estudias es para tener la capacidad de poder decir algo mediante la técnica.
¿Que sensación tienes respecto al reconocimiento de tu talento en España?
Creo que ha sido excepcional como me ha apoyado la gente durante todo el concurso. No solo de España, pero he recibido más de dos mil mensajes de apoyo, entre mails, facebook y artículos. Ha sido realmente increíble. Especialmente en España ha sido maravilloso. La gente se ha volcado conmigo. El apoyo ha sido enorme y yo lo agradezco enormemente.
Estár fuera, trabajando duro, es muy solitario, y cuando sientes que la gente está contigo y que reconocen el esfuerzo que haces es realmente genial.
¿Sigue dándose esa combinación clásica de mucho talento y poca infraestructura para formarse, o es ya algo del pasado?
Tener sitios de alto rendimiento y de la más alta calidad es muy difícil y muy caro, y hace falta mucho trabajo y mucha inversión para mantenerlo. En muchos países ni si quiera hay uno. Nosotros tenemos el Reina Sofía, que es increíble.
Cada vez hay más sitios que están intentando llegar ahí, pero tener un centro como éste ya es un logro enorme. El Reina Sofía se ha convertido en un centro de fama mundial, en Asia, en Europa, en EEUU… todo el mundo lo conoce y mucha gente de fuera quiere venir a Madrid a estudiar.
Pero, bueno, ojalá pudiésemos tener muchos Reina Sofía en España y no solo en España, en todo el mundo. Lo que ocurre es que son sitios muy difíciles de mantener, son muy caros.
¿Cuanto se ha avanzado en la popularización de la música clásica?
Creo que mucho. Incalculable, realmente. Cada vez se hacen más cosas, principalmente gracias a las nuevas tecnologías. Cada vez hay más conciertos y festivales importantes que atraen mucho a la gente. En España se hacen cosas realmente buenas, como el Festival Músika-Música, que reúne a miles y miles de personas. Y recientemente se celebró un concurso online que fue visto por millones de personas en todo el mundo.