Sobre la polémica del boicot a Ciudadanos en el Orgullo

¿Indignación? Sí. Pero el naranja no es el blanco.

En la manifestación del Orgullo 2019 en Madrid ocurrió un incidente que no habría tenido lugar un año antes. El bloque de Ciudadanos se topó con una sentada, abucheos, insultos e incluso algún que otro chorro de agua por parte de un grupo de manifestantes. Aunque no hubo, según informes oficiales, agresiones físicas ni la cosa pasó a mayores, el bloque de Ciudadanos tuvo que salir escoltado de la manifestación.

Primero: Ciudadanos no es el enemigo. Es una formación política que en varias comunidades autónomas ha trabajado en favor del avance de los derechos LGTBI. Entre sus cuadros y militantes hay personas LGTBI visibles y comprometidas. Hasta el año pasado, C´s había participado, como muchos partidos más, en las movilizaciones del Orgullo. 

Ponerlos en el mismo saco que a Vox -una fuerza descaradamente homófoba y hostil a las reivindicaciones LGTBI- o que el PP -que aunque ha evolucionado, no puede evitar el tener un marcado historial, y un soslayado presente, reaccionario con los derechos LGTBI- es un error que contribuye a dar más fuerza a las filas de los verdaderos enemigos. Aunque lo sucedido en Madrid no llegue ni a la categoría de escrache (ni mucho menos a lo que describen las exageradas palabras de Inés Arrimadas), es injustificable y no contribuye a la unidad del movimiento LGTBI ni a su ligazón con la mayoría social española.

Segundo: la actual dirección de la formación naranja ha roto el imprescindible cordón sanitario que hay que trazar con la ultraderecha y sus retrógradas propuestas, negociando con ellos en Andalucía, Madrid, Murcia o Badajoz, contribuyendo objetivamente a blanquear su impresentable imagen y a darles oxígeno político. ¿Cómo no va a generar esta estrategia indignación y enfado entre amplios sectores del colectivo LGTBI? 

Tal y como dice el comunicado de varios colectivos LGTBI, «no se puede tomar café con la extrema derecha homófoba un día, y venir al Orgullo al día siguiente y pretender que todo vaya bien. No se pueden pactar gobiernos con los que nos odian, con los que quieren volver a convertir nuestros años escolares en un infierno, con los que quieren reeducarnos, con los que quieren revertir, mediante cambios legislativos o simplemente impidiendo su aplicación práctica, las pocas normas que nos protegen y que nos ha costado décadas conseguir»

Más allá de lo injustificable del incidente que acabó con el bloque de Ciudadanos abandonando la manifestación, tal y como dice la FELGTB, «Ciudadanos tiene que hacer autocrítica y analizar por qué las personas a las que supuestamente dice defender con sus políticas les impiden avanzar en una manifestación convocada para reivindicar sus derechos».